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El estupor no abandona a los carupaneros. La noticia anda corriendo por la calle. El padrastro de un niño de apenas año y medio lo mató golpeándolo repetidamente contra las paredes de su casa, en el barrio Cocolirio, al sur de esa ciudad del oriente del país. 

  

El niño ingresó herido al Hospital Santos Aníbal Dominici. Los médicos de guardia nada pudieron hacer. “Falleció a pocos minutos de su ingreso”, informaron fuentes del centro de salud. 

  

Efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la subdelegación Carúpano detuvo, en el mismo hospital a Deuglis Alexander Hernández Alcalá, de 27 años. Confesó el crimen. 

  

Hernández lo llevó al hospital simulando “que se había atragantado con un pedazo de arepa”. Los médicos lo atendieron y determinaron que era mentira.

 

“La razón: creía que su pareja, la madre del niño, le era infiel”, dijeron funcionarios del Cicpc, en medio del asombro a los reporteros de diarios locales. 

 

“La autopsia reveló que el pequeño presentó una hemorragia interna que le provocó la muerte”, agregaron los efectivos. 

 

La cantidad de lesiones que tenía el pequeño causaron asombro a los médicos y empleados de la morgue del hospital. “Tenía fracturas en las costillas, un pulmón perforado y colapsado, sangrado en la parte externa del cráneo y cubierta del cerebro, derrame interno abdominal, hemorragia renal, fractura del diafragma y perforación del hígado”, comentaron. 

 

Familiares de la mujer se acercaron a la emergencia y atacaron a Hernández. Lanzaron piedras a la patrulla donde lo llevaban trasladado junto a su pareja y madre, Reinedy Rodríguez.  

 

La Fiscalía Quinta de Sucre lleva la investigación del caso. Hoy serán presentados Hernández y Rodríguez ante el Tribunal Segundo de Control. 

 

“Tienen precalificación por homicidio intencional, ambos. Hay que esperar la decisión”, informaron. 

 

Mientras, permanecen detenidos en la sede del Cicpc en la urbanización Augusto Malavé Villalba, en la entrada de la ciudad. 

 

En noviembre pasado, Luis Moya mató a sus dos hijastros, de cinco y siete años, por comerse un pan que tenía reservado para el desayuno. 
 

Rousmerys Rondón, la madre de los niños, también fue detenida. Ambos fueron privados de libertad por un juzgado. Permanecen recluidos en la comandancia de la Policía de Sucre, en esa ciudad.

 

(Panorama)