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Los esfuerzos policiales en Argentina se enfocan esta semana en identificar el cadáver de un menor de 1 o 2 años que apareció en una carretera de Miramar (a 470 kilómetros de Buenos Aires), y en explicar las causas de la muerte del pequeño. El caso conmociona al país por el macabro estado en el que se encontraba el cuerpo.

 

De acuerdo con la versión de las autoridades, fue un hombre de 43 años que se movilizaba en bicicleta quien descubrió el cadáver al pie del arroyo Los Totoras. El sujeto divisó lo que parecía un bulto cuando varios perros o husmeaban. Fue cuando decidió bajarse y mirar de qué se trataba. Apenas se dio cuenta de que se trataba de un cuerpo sin vida, dio aviso a la Policía.

 

El cadáver estaba desnudo y mutilado, le faltaban las piernas y los brazos, y también estaban ausentes algunos órganos, las vísceras, los dientes y el cerebro. Además, habría sido enfriado, lo que dificulta aún más la fijación de una fecha de muerte.

 

El trabajo científico que se adelanta es arduo, porque hasta el momento no se ha podido ni siquiera determinar el sexo de la víctima, solo que presenta señales de una intervención quirúrgica en la parte superior del cráneo, lo que ha generado más dudas frente al hallazgo. La aproximación de la edad se logró por el tamaño del cuerpo.

 

La fiscal del caso, Ana María Caro, ha dicho que no descarta ninguna hipótesis en el proceso: puede tratarse de un homicidio, profanación en un rito satánico o robo de alguna morgue para la venta de órganos. Aunque esta última es por la que más se inclinan las autoridades. Otras versiones indicarían que podría tratarse de un niño que desapareció en noviembre junto a su mamá, pero no hay denuncia formal por esta desaparición.

 

La Fiscalía está a la espera de los resultados de unos exámenes toxicológicos para encontrar más pistas en el cuerpo. También se trabaja en una técnica exclusiva, la construcción digital del rostro del niño o de la niña, que ya fue usada en Boston, Estados Unidas, para identificar a una niña de tres años que fue hallada muerta en un puerto y envuelta en bolsas plásticas.

 

(El Espectador)