¿Qué sería del capitalismo hegemónico global y de las oligarquías y burguesías de cada país si no contaran con la portentosa maquinaria mediática que está a su servicio, potenciada ahora por los influencers de las redes sociales?

 

La pregunta surge al observar cómo los operadores mediáticos y enredáticos (de las redes) de la derecha salen prestos a controlar daños cada vez que uno de sus líderes favoritos cae en desgracia. En estos últimos días también hemos podido ver cómo trabaja ese aparato cuando se trata de los renegados, personas que militaron en movimientos de izquierda, estuvieron en gobiernos progresistas y luego se pasaron a las filas adversarias.

 

Botón de muestra 1: El ejemplar Roselló


El gobernador saliente de Puerto Rico, Ricardo Roselló, un funcionario indiscutiblemente de la rancia derecha colonialista, heredero de uno de los más influyentes políticos de la isla, entró en barrena debido a la revelación de unas conversaciones en las que muestra muchas de la características de su estirpe política: misoginia, homofobia, abominación del pueblo pobre y manejo corrupto de los fondos públicos.

 

 Se generaron grandes manifestaciones de calle, pacíficas por cierto, exigiendo su renuncia. Luego de aguantar unos pocos días, Roselló dimitió.

 

La brigada de control de daños de la maquinaria mediática global y su batallón de influencer acudieron de inmediato a trabajar para que el líder aliado no saliera tan abollado. Se han dedicado a elogiar su valentía por presentar la renuncia y a postularlo como un ejemplo para otros gobernantes que se niegan a irse, por más que les pongan ultimátum.

 

Como en un truco de magia, esta distracción permite ocultar que el asunto de fondo, la verdadera causa de la crisis que sacude a Puerto Rico, no va a resolverse con la salida de Roselló, pues el problema no es que el gobernador fuese un tipo deslenguado, sino que el Estado Libre Asociado sigue sojuzgado por Estados Unidos.

 

Dado que esta maquinaria mediática tiene su foco puesto de manera permanente en Venezuela, la maniobra de despiste tiene que ver también con el hecho de que la caída de Roselló es una derrota más para la dirigencia política opositora venezolana, que lo había asumido como uno de sus aliados.

 

De hecho, el gobernador había ofrecido al territorio puertorriqueño como base de operaciones para el ingreso forzoso de la llamada ayuda humanitaria a Venezuela. Lo hizo durante un encuentro con uno de los dirigentes del ala extrema del antichavismo, Antonio Ledezma. En esa reunión, con muchas selfies, pidieron  la inmediata salida de Nicolás Maduro.

 

Algunos tuiteros hicieron mofa de estas jugadas diciendo que resulta incomprensible que lo opositores digan estar felices por la renuncia de “Ricky”, si se considera que era su gran amigo y, además, hasta se empeñaba en polemizar con Diosdado Cabello.

 

Botón de muestra 2: Ortega Díaz con Bachelet

Una segunda modalidad de tratamiento para minimizar los daños se lleva a cabo cuando se trata de un exfuncionario renegado que anda por ahí tratando de congraciarse con la derecha. Tal es el caso de la exfiscal Luisa Ortega Díaz.

 

El botón de muestra es el tratamiento de los medios e influencers a la reunión que la abogada tuvo con la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

 

El “ministro de Comunicación e Información en el exilio”, Alberto Federico Ravell lanzó la línea editorial de que el encuentro había puesto a temblar a Maduro.

 

En rigor, la reunión, que quedó eternizada en una fotografía de las dos mujeres sonrientes, es un testimonio de lo relativos que pueden ser los enfoques en este campo. La derecha ha denunciado violaciones a los derechos humanos desde el comienzo del primer gobierno del comandante Hugo Chávez. Varios de los llamados “presos políticos” más famosos, como Leopoldo López, Raúl Baduel y María Lourdes Afiuni, fueron detenidos y procesados durante el ejercicio  de Ortega Díaz como jefa del Ministerio Público, que se prolongó entre 2007 y 2017. Bachelet debería asesorarse mejor sobre con quien se retrata. Por fortuna para ella, los medios y los “enredadores” hacen su trabajo para presentar todo con el mejor maquillaje disponible.

 

Tercer botón de muestra: Manuitt volvió a ser chavista


Un procedimiento muy distinto contempla el manual de control de daños de la maquinaria mediática cuando el renegado sufre un tropiezo con los poderes políticos o fácticos de la misma derecha. En tal trance, lo que hacen los medios y los influencers es tratarlo como si nunca hubiese saltado la talanquera.

 

El ejemplo preciso de esto es Eduardo Manuitt, exgobernador de Guárico, quien dejó de pertenecer al chavismo hace más de una década, pues salió del cargo con un amplio prontuario de corrupción y violaciones de los derechos humanos.

 

Fieles a su política de recoger a cualquiera que abandone la nave revolucionaria –sin importar lo  que haya hecho o dejado de hacer-, la oposición aceptó en su seno a Manuitt, quien hasta hace unas pocas horas estaba dando muestras de respaldo incluso a las decisiones más polémicas de su más reciente líder, como la aprobación de una ley que supuestamente permite invocar la intervención militar extranjera en Venezuela.

 

La ligazón de Manuitt con la camarilla del autoproclamado Juan Guaidó se hizo evidente cuando dos de los hijos del exmandatario regional aparecieron, junto a la nuera de Blanca Ibáñez, María Faría, tratando de apoderarse violentamente de la sede diplomática de Venezuela en San José de Costa Rica, bajo el alegato de que ella era la nueva embajadora.

 

En esa oportunidad, el aparato mediático respaldó a quienes asaltaron la embajada, aunque la operación no cristalizó porque el gobierno costarricense marcó distancia de una acción tan poco diplomática.

 

Ahora, Manuitt ha sido detenido por la policía del país centroamericano bajo cargos bastante graves, incluyendo el de someter a tratos crueles a los trabajadores y el robo de ganado. Los medios y los influencers se dedicaron a decir que el venezolano acusado de tales crímenes es “un exfuncionario chavista” en un tardío intento por deslastrase de semejante personaje. Como suele decirse, si en la oposición lo habían visto, no se acuerdan.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)