El fiscal general de EEUU, William Barr, ha anunciado este jueves el restablecimiento de la pena de muerte dentro del sistema judicial federal.

 

La última ejecución fue en 2003, una moratoria de hecho de 16 años por la negativa de las farmacéuticas europeas y estadounidenses a vender el barbitúrico utilizado en las inyecciones letales para ese propósito. El comunicado de Barr aseguró que se usará otro fármaco.

 

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha defendido impulsar la pena de muerte, frente a la tendencia de suspender o prohibir su uso en diferentes estados del país. La pena de muerte se ha abolido en 21 de los 50 estados y ocho de ellos lo han hecho desde 2007. Además, otros tres -Colorado, Pensilvania y Oregón- tienen establecida una moratoria.

 

La tasa de ejecuciones ha bajado de alrededor de 60 a finales de la década de 1990 a menos de 30 desde 2015. Según los datos de Pew, menos de la mitad de los estadounidenses estaban a favor de la pena de muerte hace tres años, frente al 80% que la apoyaban en 1996. El año pasado, el respaldo de la pena capital subió al 54%.

 

Barr detalló que cinco condenados por delitos de asesinato -y en algunos casos, con torturas y violación- serán ejecutados entre diciembre de este año y enero del que viene en la prisión federal de Terre Haute, en Indiana.

 

La decisión de la Administración Trump provocará una batalla legal y recuperará el debate sobre la constitucionalidad de las inyecciones letales. Varios candidatos demócratas, como Kamala Harris y Bernie Sanders, criticaron el restablecimiento de las ejecuciones.

 

(ABC)