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Cada tanto, parpadeamos automáticamente. Es una función tan simple y natural que ni siquiera es algo que notemos. Pero parpadear es extraño, al menos en un aspecto: no oscurece nuestra visión.

 

Probablemente piensas que parpadear tan a menudo crearía fases sin luz intermitentes, pero eso no sucede y ahora, los investigadores creen saber por qué.

 

Pestañear es una función esencial de los ojos, ayudando a lubricarlos, a esparcir las lágrimas y remover irritantes de la superficie ocular. Pero no es todo. Investigadores de la Universidad Tecnológica de Nayang, UC Berkeley, Université Paris Descartes y el College Dartmouth, han descubierto que parpadear ayuda a reposicionar tus ojos para que puedan permanecer enfocándose en lo que sea que estés viendo.

 

Al parpadear, nuestros ojos retroceden – pero al abrirlos, no siempre regresan exactamente al mismo lugar. Este cambio de posición hace que los músculos oculares realineen la visión, lo que nos ayuda a mantener el enfoque.

 

Una consecuencia interesante de esto es que nuestra visión no se oscurece o se vuelve borrosa. Aunque el mecanismo mantiene nuestra visión diaria fluida, sin él, todo parecería agitado y de alguna forma errático, dicen los investigadores.

 

«Percibimos la coherencia y no la ceguera transitoria porque el cerebro conecta los puntos para nosotros», dijo el coautor del estudio, David Whitney, profesor de psicología en la UC Berkeley.

 

Los hallazgos del estudio, publicados en el diario Current Biology, se suman a nuestro entendimiento de cómo el cerebro se adapta constantemente a los cambios, haciendo que nuestros músculos corrijan errores en nuestro cuerpo.

 

(msn.com)