Para el coordinador de la Subcomisión de Petróleo, Gas, Energía y Agua de la Asamblea Nacional Constituyente, el asedio al que está sometida Venezuela tiene muchas modalidades, siendo apenas una de ellas el robo de los activos nacionales por parte de una pandilla de ladrones internacionales, encabezada por Estados Unidos.

Paravisini, quien es ingeniero experto en temas petroleros, conversó con LaIguana.TV acerca de la confiscación de Citgo y planteó la necesidad de cambiar profundamente nuestra visión de país exportador de petróleo por una de proveedor integral de energía.

A continuación, una versión del diálogo que sostuvo Paravisini con el periodista Clodovaldo Hernández:

-¿Puede considerarse que la Citgo está perdida para Venezuela?

-El tema principal que tenemos por delante como venezolanos y venezolanas es ver este asedio contra Venezuela en su conjunto. Hay un ataque contra la población y contra la Constitución porque se pretende sustituir al presidente de la República por un medio que no está previsto en ella. Esto es grave porque la Constitución es un acuerdo entre todos que ha costado muchísima historia, 200 años luchas republicanas. El ataque a nuestros activos en el exterior es uno de los componentes de ese asedio. Es una pelea desigual porque se trata de enfrentar a un país que tiene un poder absoluto, no solamente sobre los activos que podamos tener en Estados Unidos, sino que además arrastra a otros países a que lo acompañen en acciones que violan toda la normativa legal internacional. Esa normativa contempla el principio de no intervención en otros países y prohíbe usar la fuerza o la amenaza de su uso para violentar la soberanía de esas otras naciones. Tenemos que hacer esa evaluación y estar conscientes de que los pueblos pueden ser derrotados. Tenemos el caso de Yugoslavia, que fue destruida totalmente. Alguien puede decir que fue desde adentro, pero fue una acción premeditada y preconcebida por un grupo de países, ejecutada por la OTAN. Destruyeron al país por completo, le hicieron perder no solo activos sino también vidas humanas y su unidad nacional. Lo han hecho en otros países. En Venezuela no han podido destruir el Estado-nación, pero los ataques se mantienen en la guerra económica, en las sanciones y en el despojo de nuestros activos internacionales. Los casos más emblemáticos son Citgo, en EEUU y Monómeros, una petroquímica que tiene Venezuela en Colombia. Mientras la comunidad internacional no pueda disuadir a EEUU de esa conducta de violación del derecho internacional, de que se atengan a las reglas de respeto a los países, a su integridad nacional y a su soberanía, seguirán amenazados todos nuestros activos, no solamente Citgo. Es una cayapa, es una especie de acción de delincuentes internacionales apoyados en el uso de la fuerza. No hay ningún sustento para que hayan promovido una especie de procónsul, con una autoridad que solo le transmite el poder del imperio norteamericano. Mientas esto esté sucediendo, el mundo entero ve asombrado este absurdo.

-¿Cómo se explica que ese mundo, en el que existen reglas muy claras, sobre todo en el plano económico, no reaccione ante estas confiscaciones que violan las normas básicas del capitalismo?

-Sí, inclusive no recuerdo si fue el presidente de Rusia, el canciller o el delegado ruso en las Naciones Unidas, se los dijo: están actuando como los bolcheviques, aplicando las reglas soviéticas. Porque EEUU está haciendo esto no solo contra Venezuela, sino también contra una empresa china que se llama Huaweii, a la que le están aplicando unas sanciones y le metieron presa una vicepresidenta porque no quieren que compita en el mercado de EEUU. Con este tipo de actitudes se desvanecen los ideales de una vida mejor, con avance y desarrollo de los pueblos en paz, con cooperación. Estas visiones, que tienen siglos levántandose con las luchas de los pueblos se pierden por completo. Diría una tía mía que el mundo de hoy parece una periquera.

-¿Esto no era previsible? ¿Por ejemplo, no hubiera sido mejor vender Citgo a tiempo y no pasar por una situación como esta?

-De hecho, el presidente Chávez intentó vender Citgo y todos los activos que tiene Venezuela en el exterior, producto de la llamada internacionalización del petróleo. A través de la amistad con el presidente Putin, logró venderle a Rusia las refinerías que teníamos en Alemania, de la Ruhr Oel. Pero eso fue por un acuerdo político porque vender refinerías no es fácil. Las refinerías son el negocio de menos rendimiento en el sector petrolero. Si ponemos los negocios en orden decreciente, el más rentable es el de los condensados; el segundo es el de los petróleos livianos; el tercero, petróleos medianos; cuarto lugar, petróleos pesados; quinto lugar, los extrapesados; sexto lugar, el gas; y en séptimo lugar es que aparecen las refinerías. Esto va en contra de lo que sucede en otros campos, donde el sector secundario, el de la industria o transformación de los productos, es donde más se concentran los rendimientos y los beneficios. En el área petrolera es al revés: el mejor negocio es la extracción. Esto no siempre fue así. Empezó a ocurrir a partir de 1974, cuando la OPEP logró que sean los productores de materia prima quienes rijan el precio del producto. Entonces, si alguien tiene mil millones de dólares para invertir, no los va a meter nunca en una refinería sino que buscará explotación de crudos. Esas son las dificultades de vender las refinerías. Claro, que el hecho de que nadie quiera comprarlas no significa que no sean importantes. Lo son porque es un activo que está en la cadena de producción y es la que genera los productos ya para el consumo. Además, debemos tener en cuenta que esta gente no las está comprando, se las están robando, que es algo distinto. Están haciéndose de una activo colosal a cambio de nada.

-Se oye decir que estas refinerías no pueden funcionar sino con los petróleos venezolanos, que no pueden procesar otros crudos. ¿Eso es cierto?

-No he tenido acceso a una información técnica para dar una respuesta certera sobre eso. Pero, desde el punto de vista de la ingeniería no hay nada imposible. Hay posibilidad de que esas instalaciones refinen petróleos no venezolanos. Claro que puede ocurrir que eso se logre a unos costos que hagan inviable el negocio. Pero lo cierto es que esas refinerías están produciendo y anuncian que tienen dividendos en torno a los mil millones de dólares, que eran los que venían ingresando a Venezuela. Por cierto, ese ingreso solo comenzó a partir de la llegada del presidente Chávez, porque en todos los años anteriores nunca entregó dividendos a Venezuela. Chávez tuvo que sacar al presidente de Citgo, que eran un estadounidense, quien por cierto apeló a la Ley del Trabajo de Venezuela para reclamar sus prestaciones, porque las de allá no protegen a nadie. Falta mucha información porque si esas refinerías están funcionando, ¿debemos suponer entonces que están recibiendo petróleo venezolano?, ¿quién está cobrando eso aquí?, ¿qué empresa lo transporta?, ¿hay un permiso para que ese petróleo salga? Sea como sea, está claro que la Citgo nos se ha paralizado, ha habido continuidad en sus operaciones. Si se hubiese parado habría habido problemas en el suministro en la Costa Este, pues Citgo, en su conjunto provee el 60 o 70% del total de combustible en esa zona de EEUU. Una paralización sería de un impacto terrible para ellos.

-Como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, ¿qué puede hacerse para procurar una respuesta de fondo a este problema, más allá de lo que el gobierno pueda hacer ahora, en la coyuntura?

-Nosotros en la Comisión de Economía, en la Subcomisión de Petróleo, Gas, Energía y Agua, que yo coordino, hemos tratado el tema de las consecuencias que ha tenido para nosotros el concebirnos como una Venezuela petrolera. Hemos explorado cuál podría ser la visión de una Venezuela diferente, aunque nos mantengamos como un país exportador de petróleo. Una primera consideración es convertirnos en un país energético. En ese punto cobraría un valor fundamental el tema de la refinación porque en vez de exportar petróleo, nos relacionaríamos con el mundo energético a través de derivados. Eso nos daría la posibilidad de considerar otras fuentes energéticas, tanto renovables como no renovables. Eso abriría un espacio gigantesco porque hay centenares de empresas de alta tecnología y de muchos recursos de capital interesadas en explorar opciones de producción de energía a partir de uranio y otros recursos que tiene Venezuela. Tendríamos así un cambio de la Venezuela proveedora segura y estable de petróleo a una Venezuela confiable en la relación energética, estratégica, global mundial. Eso podría implicar cambiar incluso la visión de la Faja Petrolífera del Orinoco, que deje de ser una fuente de petróleo pura y simple para presentarse como una reserva de seguridad estratégica energética. Ese es el planteamiento general. Con respecto a Citgo específicamente, la apuesta es que se resuelva el conflicto en el campo diplomático mediante la devolución de este activo a Venezuela.

-En el caso de Citgo tenemos un gobierno paralelo que ha tomado el control y un procurador que antes fue abogado de la empresa que nos está demandando. ¿Qué tipo de responsabilidades cabe establecer?

-No soy abogado, por eso no puedo hablar de las responsabilidades penales. Pero las responsabilidades políticas están claramente establecidas en la Constitución. Son traidores a la patria. Están disponiendo de un activo que no es de su propiedad. Quienes toman estas medidas o colaboran con ellos, están cooperando para rompernos, para despedazarnos como unidad nacional. Eso lo habíamos visto con la Apertura Petrolera, cuando se entregaron recursos naturales que les pertenecen al pueblo venezolano sin ningún tipo de contraprestación, solo para garantizar que vinieran los inversionistas. Esto nos lleva a un asunto de fondo, que tiene que ver con la pregunta anterior: tenemos que revisar cómo se manejan legalmente estos activos, quién representa a los propietarios de estos bienes, al capital y a los trabajadores. Hasta ahora lo ha asumido una empresa mercantil capitalista, que es Pdvsa, que ha atendido fundamentalmente los intereses propios de una empresa, la ganancia, la posibilidad de hacerse de todos los recursos. No es una actitud particular de Pdvsa, sino del capitalismo global. En materia petrolera, las grandes empresas se muestran así. Entonces, en la situación actual es muy importante recuperar los activos que nos quitaron, y luego hay que establecer todas las responsabilidades, no solo con el objetivo de aplicar un castigo, de la penalización de sus errores y fallas, sino también para rescatar la discusión sobre el tema de la propiedad del pueblo venezolano sobre los bienes del subsuelo. En la medida en que hemos dejado esa propiedad en manos de empresas capitalistas, aunque sean capitalistas de Estado, se ha vulnerado la soberanía, se ha desatado la corrupción, el descrédito y la desmoralización.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)