«Se trata de desencadenar una crisis humanitaria, sembrar neurosis en la sociedad, romper la alianza cívico-militar, provocar el derrocamiento del Presidente (Nicolás) Maduro y el desalojo del chavismo de cualquier espacio de Poder, empujar una guerra civil y destruir el Estado-Nación», explicó el presidente de la encuestadora Hinterlaces realizó un amplio análisis sobre la oficialización del embargo y bloqueo económico total de Estados Unidos contra Venezuela, firmado el pasado lunes por el presidente, Donald Trump.

 

En su programa Análisis Situacional, que transmite el canal privado Globovisión, Schémel resaltó que. en esta coyuntura actual, «la escalada de agresiones contra Venezuela -por parte de la Casa Blanca- se acentúa mediante la nueva orden ejecutiva del presidente Donald Trump que impone un embargo económico total y congela todos los activos del Estado venezolano en Estados Unidos».

 

El impacto negativo contra Venezuela de este bloqueo, se evidencia en que la medida también «prohíbe la realización de transacciones, operaciones comerciales o negocios con Venezuela», es decir, «ya no sólo a las empresas norteamericanas sino también a cualquier empresa extranjera o países proveedores relacionados con Estados Unidos a riesgo de aplicarles sanciones unilaterales».

 

La imposición de la medida coercitiva fue antecedida con la decisión de Washington de «quebrantar la cadena internacional de suministros de alimentos para los CLAP; y ahora, quedaría afectado igualmente el suministro de medicinas, equipos y repuestos para servicios públicos como la electricidad, el agua, el transporte, la salud y otros bienes esenciales».

 

El bloqueo es una agresión masiva de los derechos humanos de los venezolanos

 

El titular de Hinterlaces agrega que «todas estas agresiones constituyen una violación masiva de los derechos humanos de los venezolanos y violan los principios del derecho internacional, que establecen claramente la prohibición de cualquier Estado de interferir en los asuntos internos de otros países, quebrantar su sobernaía o promulgar leyes con efectos extraterritoriales».

 

«En paralelo, el asesor de seguridad nacional norteamericano, John Bolton, afirmó que la paciencia de Estados Unidos se había agotado y reiteró que se acabó el tiempo para el diálogo. Mientras que el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, recordó que no se descarta la opción militar», añade Schémel.

 

El analista político agrega quecomo parte del plan para llevar a Venezuela al borde del extremismo, la Casa Blanca aceleró sus tiempos y se ha planteado «el cambio del Gobierno venezolano antes de la culminación del periodo legislativo del diputado Juan Guaidó».

 

Retorno de la agenda violenta en las calles y fin del diálogo

 

Todos estos planes, además, han puesto en amenaza el proceso de díalgo entre el Gobierno venezolano y la oposición extremista.

 

«El diálogo está amenazado, además del bloqueo económico total (…) pretenden imponer nuevamente la agenda insurreccional, reencausar la participación de la oposición extremista en la mesa de negociaciones y sabotear finalmente el actual proceso de diálogo».

 

«El diálogo se convierte en una fachada obligada mientras se reajusta la estrategia del derrocamiento y se preparan acciones encubiertas, operaciones paramilitares, conflictos fronterizos y más violencia subversiva que cabalgan sobre el endurecimiento del bloqueo», sostiene Schémel.

 

La oposición sigue subestimando al chavismo

 

Por otra parte, el analista venezolano recordó que embargos y bloqueos similares han sido aplicados unilateralmente por Estados Unidos a Corea del Norte, Irán, Siria y Cuba, sin que se haya logrado el objetivo del derrocamiento de sus gobiernos.

 

«Aunque el enfoque del plan sea fundamentalmente de cerco y asfixia, la evaluación de su ejecución sigue -como tantas veces- subestimando la fuerza social, simbólica y política del chavismo, la considerable y cohesionada base social de apoyo que todavía mantiene hoy la Revolución, su inmensa capacidad de respuesta social y militante para enfrentar una eventual intervención».

 

Además, otro elemento que subestima la derecha -según Schémel- es «la conciencia bolivariana de las Fuerzas Armadas, entre otras significativas fortalezas», mientras la oposición «sigue desconectada dramáticamente de las expectativas populares, y está muy lejos de convertirse en una alternativa o de garantizar condiciones mínimas de gobernabilidad y estabilidad, por lo que le resultará muy cuesta arriba imponer una restauración conservadora o neoliberal en el país».

(LaIguana.TV)