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Este 11 de abril se recuerdan 17 años del golpe de Estado acaecido en 2002 contra el presidente Hugo Chávez, en el cual el Comandante fue tumbado sin haber renunciado y pretendió instaurarse un gobierno de facto liderado por el entonces presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga. 

 

Tras varios días de protestas de calle, ese día 11 la oposición desvió su marcha (que en principio iría de Parque del Este y PDVSA Chuao) hacia Miraflores, propiciando el encuentro entre sus seguidores y los manifestantes chavistas que estaban en la calle en defensa de la revolución. La confluencia de las dos marchas dejó un saldo negativo, perdiéndose entonces vidas humanas de ambos bandos. 

 

El pueblo no reconocía al autonombrado nuevo presidente de Venezuela, pues Carmona no representaba en ningún sentido los intereses del pueblo, que tanto había cuidado Chávez desde 1999. Así que nuevamente en las calles durante 3 días, exigían ver al presidente legítimo de la República y líder de la revolución bolivariana. 

 

Así pues, con ayuda de los militares leales a la revolución, se logró el regreso del Comandante, quien estuvo retenido en La Orchila, donde se presume darían fin a su vida. Desde allá envió una misiva al pueblo, en la que aseguraba que no había renunciado; esto dio mayor impulso a las acciones del contra golpe. 

 

Cabe destacar el papel del empresariado, que en ese momento impulsaba un paro petrolero y las huelgas generales, así como de los medios de comunicación privados, que autocensuraron información develadora del golpe y fueron sus principales promotores.

 

Valdría la pena reflexionar si los sucesos desatados en nuestro país desde inicios de abril 2017 no es la repetición del mismo libreto golpista, que intenta separar a Nicolás Maduro del poder, esta vez con la presión internacional de la OEA (auspiciada principalmente por Luis Almagro y su insistente propuesta de activar la Carta Democrática) y con la actuación de la Asamblea Nacional. 

 

(LaIguana.TV)