El anuncio de la vuelta a las armas de varios exlíderes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) es una declaración con más peso político que militar, dijo a Sputnik un especialista en las guerrillas del país suramericano.

 

«Es un hecho más político que militar, que aspira a darle discurso a algo que todavía no tiene una base en el terreno», explicó a esta agencia Juan Garzón, uno de los directores de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).

 

El jueves pasado, quien fuera el número dos de la guerrilla de las Farc, Iván Márquez, anunció el regreso a la lucha armada, «bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de levantarse en armas contra la opresión».

 

«Es la continuación de la lucha guerrillera en respuesta a la traición del Estado a los acuerdos de paz de La Habana», agregó Márquez en un mensaje difundido a través de un vídeo.

 

Garzón dijo que entre quienes aparecen en la filmación se encuentran varios líderes del Bloque Oriental de la guerrilla de las FARC, por lo que «es claro que hay gente muy representativa en términos militares, y eso no hay que subvalorarlo».

 

No obstante, el especialista, director del área de dinámicas del conflicto y negociaciones de paz de la FIP, dijo a esta agencia que la cuestión es determinar cuál es la «capacidad militar» en términos de alianzas con otras estructuras, de una fuerza propia y de la conexión con los mandos medios, «que finalmente son los que movilizan a la fuerza».

 

«Habría que separar cuántas personas están en las disidencias y realmente qué representa (el anuncio) en términos militares y estratégicos; es un discurso que busca cohesionar a una fuerza más o menos articulada en algunos territorios, que hasta ahora tenía unos discursos locales, pero no una narrativa más nacional», continuó Garzón.

 

Según datos de las fuerzas públicas colombianas, las disidencias de las Farc están conformadas por unas 2.300 personas, incluyendo sus redes urbanas.

 

El integrante de la FIP publicó el viernes pasado un breve informe analizando el discurso de quien fuera uno de los principales negociadores de las Farc en los diálogos de paz que se realizaron con el Gobierno colombiano en La Habana, y que condujeron a un acuerdo final en noviembre de 2016.

 

El documento, titulado «El anuncio de Iván Márquez y las «nuevas» Farc: Implicaciones y posibles impactos», destaca los obstáculos que enfrenta la recomposición de la organización, el papel de los mandos medios y los riesgos para la reincorporación de quienes formaron parte de la guerrilla y hoy están en plena transición hacia la vida civil.

 

Precisamente sobre este último punto, el informe alerta respecto de que «los desmovilizados de las Farc están en peligro de ser reclutados o de reincidir», e incluso pueden sumarse personas «completamente nuevas» o «desmovilizados de otros grupos».

 

En este sentido, el texto resalta los avances del proceso de reincorporación, recordando que la gran mayoría de los desmovilizados se encuentran en el proceso de reincorporación y que solo de nueve por ciento se desconoce su paradero, lo cual tampoco significa que necesariamente estén en la ilegalidad o vinculados a grupos armados.

 

Sobre la posibilidad de que la aparición de varios exlíderes de la guerrilla derive en un «desbande» de excombatientes para sumarse a esta disidencia, el director de la FIP dijo que siempre estos grupos han intentado reclutar nuevos integrantes, pero destacó que el proceso de reincorporación «está mejor que hace un año atrás».

 

«No se puede descartar que algunos hagan caso a este llamado y engrosen las filas, pero me parece que la hipótesis o el escenario de la desbandada no está cercano», explicó Garzón.

 

Acuerdos con el ELN

 

Durante su alocución, Márquez dijo que buscará coordinar esfuerzos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y, tras el anuncio, el líder del Frente Occidental de esa insurgencia, alias Uriel, saludó el pronunciamiento de los exlíderes de las Farc.

 

Garzón comentó que primero hay que saber cuál es la situación actual del ELN, luego de que en marzo de este año el Gobierno colombiano pusiera fin unilateralmente y de manera indefinida a las negociaciones con ese grupo armado, tras un atentado contra una escuela de policía que dejó 21 muertos.

 

«Se ha fortalecido en sus zonas históricas, ha tratado de expandirse en varias de las zonas que antes operaba las Farc», explicó el especialista.

 

De todas formas, el director de FIP consideró que «siempre ha habido interrogantes sobre el nivel de cohesión y cuál es la postura del ELN después de la (fallida) negociación» con el Gobierno.

 

«Ante este panorama la pregunta es qué tan fácil es que acepten esta alianza con las Farc. Las disidencias han tenido acuerdos o pactos ya en el territorio: delimitación de territorio, acuerdos de no agresión, pero de ahí a escalar un acuerdo nacional… si miras la historia de estos dos grupos, los intentos en el pasado no han dado resultados», recordó el analista.

 

Garzón fue consultor en temas de seguridad y política criminal para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, entre otros organismos.

 

Además, coordinó la Unidad de Análisis de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA (MAPP-OEA) en Colombia y fue investigador del Observatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República de Colombia.

 

La guerrilla Farc firmó el acuerdo final de paz con el Gobierno en noviembre de 2016, tras lo cual sus integrantes dejaron las armas e iniciaron un proceso de reincorporación a la vida civil a mediados de 2017; varios de ellos optaron por la política y ocupan escaños en el Congreso.

 

Márquez desapareció a mediados de 2018 tras denunciar seguimientos de militares, y desde entonces se desconocía su paradero.

 

Desde la firma del acuerdo hasta el pasado mes de junio fueron asesinados al menos 135 excombatientes de la guerrilla, más de 20 en el primer semestre de este año.

 

(Sputnik)