Las mermadas capacidades de nuestra industria petrolera para utilizar la capacidad instalada que tenemos en las diversas áreas también alcanzan nuestras refinerías.

Venezuela tiene una capacidad instalada de producir 1 millón 300 barriles diarios de derivados del petróleo en cinco centro de refinación: Paraguaná -considerada la refinería más grande de América Latina-, Puerto La Cruz, El Palito, Bajo Grande y San Roque.

Esas capacidades están en su mínima expresión en este momento, producto de años de abandono de los planes de mantenimiento, que desde la gestión de Rafael Ramírez se minimizaron, afectando los niveles de confiabilidad. A eso se suma la baja en los precios del crudo, los cambios en la junta directiva de PDVSA – tres cambios en el mismo año- la ineficiencia de la gerencia en PDVSA para ejecutar los planes de procura de insumos y repuestos, así como la merma en la producción de crudos livianos y medianos, dieta de nuestras refinerías.

Para ilustrar la situación vamos a centrarnos en el ejemplo de la Refinería El Palito, una de las más antiguas del país y símbolo para los trabajadores petroleros que en 2002 recuperaron su operatividad en frente al sabotaje realizado por la gerencia comprometida con el golpe petrolero contra el Presidente Chávez.

Inaugurada en 1960, es un complejo de nueve plantas que tiene capacidad para procesar 140 mil barriles diarios de crudo y producir gasolina, diesel, fuel oil, Jet-A1(gasolina para aviones) y gas licuado de petróleo, entre otros productos, que equivalen a 22 millones de litros de productos diarios. Desde allí se atiende la demanda de diez estados del país: Carabobo, Aragua, Yaracuy, Cojedes, Falcón, Lara, Portuguesa, Guárico, Barinas y Apure.

A la Refinería El Palito están asociadas tres plantas de distribución: El Palito y Yagua en el estado Carabobo, y Barquisimeto en el estado Lara.

Hace tres años que se encuentra paralizada casi en su totalidad. Sólo en gasolina, la producción actual está en el 7,5% de su posibilidades, es decir, sólo produce 5 mil 300 barriles diarios de gasolina, cuando su capacidad instalada es de 70 mil.

Esto se traduce en enormes pérdidas para el país. Un cálculo hecho por los trabajadores indica que si se toma como precio de referencia por litro el costo de la gasolina en Colombia actualmente – 0,74 dólares por litro-, los 64 mil 700 barriles diarios que se están dejando de producir en este momento, que equivalen a 10 millones 287 mil 300 litros, representan una pérdida diaria de 7 millones 612 mil 602 dólares.

 

Para efectos de mostrar lo que significan las pérdidas por lo que se deja de producir en la Refinería El Palito en este momento, presentamos el siguiente cuadro con los cinco productos más emblemáticos.

Ante ese panorama ¿qué hacer?

 

Desde hace meses un grupo importante de trabajadores y trabajadoras de la Refinería El Palito han venido formulando un proyecto de rehabilitación que puede lograr la recuperación total de las capacidades operativas de este complejo.

A un costo de unos 300 millones de dólares, el proyecto incluye varias fases que permitirían en los primeros seis a ocho meses alcanzar las capacidades operativas para procesar 140 mil barriles diarios de crudo y garantizar la producción de combustibles y gas licuado de petróleo que cubriría con excedentes la demanda de los diez estados que atiende la refinería, optimizando además la operatividad de las tres plantas de distribución asociadas, y en cuatro meses más la recuperación total de las instalaciones.
Las siguientes fases tendrían como objetivo hacer los trabajos de mantenimiento correctivo y preventivos necesarios para garantizar que al término de seis años la Refinería El Palito esté en condiciones óptimas de operación y en pleno funcionamiento por varios años más, bajo estándares mundiales de operatividad y confiabilidad.

¿De dónde de saldrán esos recursos? Los trabajadores proponen la participación de inversionistas que aporten los recursos para los seis años de duración del proyecto, quienes recibirían un 15% de la producción como pago, bajo un contrato de servicios en términos transparentes tanto para los trabajadores como para los inversionistas.

Es un modelo de gestión compartida con los trabajadores donde el Estado venezolano mantiene el control de las instalaciones, solicita los requerimientos, previamente establecidos, al inversionista, controla supervisa y audita los resultados; mientras que el o los inversionistas suministran eficiente y oportunamente los recursos.

¿Dónde queda PDVSA? Como expresan los redactores de la propuesta “la realidad ha demostrado que no se trata, de cambios en la directiva de PDVSA, se trata de cambiar un modelo tecno burocrático, que sustituyó a la meritocracia y que colapsó; definitivamente, fracasó, por lo tanto debemos cambiar el modelo de gestión, para recuperar la producción, aumentarla significativamente y elevar el nivel de vida de la clase trabajadora y del pueblo venezolano”.

¿Se trata de una vuelta a la meritocracia? No, se trata de un modelo de gestión participativa capaz de establecer canales claros de participación de la clase trabajadora y del Poder Popular para garantizar el funcionamiento de la industria, y más allá, que la riqueza generada por el negocio petrolero redunde en el vivir bien de los venezolanos, como se establece en el Plan de la Patria.

La propuesta no sólo es técnica o económica, es profundamente política. Porque se trata de dar un salto cualitativo en la renovación de nuestra empresa petrolera, que asume como principio rector los intereses de la Nación y no de una casta que se autoerige como la salvadora del país. Se trata de dejar atrás definitivamente el modelo de negocios de las trasnacionales petroleras que hasta ahora ha sido el molde de PDVSA.

El proyecto impactará de manera directa a 3 mil 500 trabajadores permanentes y más de
10 mil de manera indirecta, reactivará la economía de la zona y permitirá además mejorar la calidad de vida de los trabajadores.

Otra pregunta que viene a colación es ¿cómo sortear el bloqueo del gobierno de los EEUU a Venezuela para la adquisición de insumos y repuestos necesarios para la rehabilitación de la refinería? De acuerdo a la investigación realizada por los trabajadores para la realización de la propuesta en detalle, más del 60% de los insumos requeridos están en el país. “El resto de los insumos se puede adquirir con nuestros aliados, y hay suficiente capacidad técnica y operativa para producir otro porcentaje aquí”.

Surge otra interrogante entonces: ¿por qué no se ha utilizado hasta ahora? “por la ineficiencia de PDVSA para cumplir con los procesos. Algunos de estos insumos están en manos de empresas contratistas a las que no se les ha pagado, otros en depósitos donde la gerencia parece haberlos olvidado”.

En una carta dirigida al Presidente Nicolás Maduro, el grupo de trabajadores autor de esta propuesta, más de 150 profesionales con 25 años o más de experiencia y entre 20 y 40 años de actividad en la industria petrolera solicitan al primer mandatario nacional que les permita tomar el control de las instalaciones de la Refinería El Palito. “Sin duda alguna estamos a la altura del petitorio que le hacemos, por eso, entendiendo el valor estratégico de este proyecto, para la Patria, para la revolución y para la clase obrera, le tomamos la palabra, y con todo respeto y con el corazón le pedimos que se ponga al frente personalmente junto a nosotros, de este plan piloto de recuperación”.

Proyectos similares se están construyendo en el Complejo Refinador Paraguaná y la refinería de Puerto La Cruz, que de concretarse permitirían que por primera vez nuestra industria petrolera alcanzara su máximo desarrollo en el área de refinación, beneficiando además la reactivación de la industria petroquímica.

 

Nuevamente tiene la palabra el Presidente Nicolás Maduro.

 

(LaIguana.TV / Esther Quiaro)