El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fiel a su estilo, anunció a través de un tuit este martes, el despido de su asesor de seguridad nacional John Bolton, señalando fuertes desavenencias con este veterano político famoso por sus posiciones agresivas de política exterior.

 

«Anoche informé a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca. Estaba fuertemente en desacuerdo con muchas de sus sugerencias, al igual que otros en el gobierno, y por lo tanto le pedí a John su renuncia, que me fue dada esta mañana», escribió Trump.

 

El influyente halcón republicano quiso hacer control de daños asegurando que «ofrecí renunciar anoche y el presidente Trump dijo: ‘Hablemos de eso mañana'», tuiteó Bolton.

 

Más allá de las formas, que en política a veces son más importantes que el fondo, la salida de Bolton dejó claro que las diferencias en la Casa Blanca en política internacional, al mando de Trump, son inocultables.

 

El influyente diario británico The Guardian, en su análisis titulado: Trump quiere construir un legado, Bolton para romper cosas: algo tenía que ceder, analiza que “la salida abrupta del asesor de seguridad nacional de EE UU se produce solo tres días después de que se supo que Trump había invitado a los talibanes a Camp David para finalizar un acuerdo.  Rápidamente se informó que Bolton, un halcón empedernido, se había opuesto enérgicamente a la medida, y según una versión, los dos  discutieron amargamente sobre el tema. Bolton es un consumado luchador burocrático, y sus puntos de vista suelen llegar a la prensa.

 

Al final, el encuentro de Camp David no ocurrió (ya sea por el ataque talibán en Kabul el jueves, o porque los talibanes se negaron a asistir, dependiendo de a quién creas), pero la disensión de Bolton fue pública, ciertamente no por primera vez, y no hubiera sido el último. Hay otros extranjeros hostiles con los que Trump quisiera estrechar la mano antes de que la campaña electoral comience”.

 

Para la agencia de noticias Bloomberg, especializada en economía,  “Bolton también era escéptico sobre las propuestas de Trump a Kim Jong Un. Estuvo notablemente ausente en junio cuando Trump tomó una decisión rápida para reunirse con el líder norcoreano en la Zona Desmilitarizada”.

 

Tampoco un acercamiento a Irán era del agrado de Bolton. Todo lo contrario. Padre de las sanciones contra el régimen de Teherán, de hecho, The Guardian en su análisis agrega que “el presidente de Francia, Emmanuel Macron, está presionando a Trump para que se reúna con el presidente iraní, Hassan Rouhani, en la ONU este mes, y Trump señaló que estaba abierto a la idea. Él ha sugerido muchas veces que cree que podría hacer un nuevo acuerdo rápido con Irán si pudiera cumplir con el liderazgo del país cara a cara”.

 

El rotativo británico también cita el caso Venezuela como un detonante de la crisis Bolton-Trump. “La relación sufrió otro duro golpe sobre el manejo de Bolton de Venezuela. Estaba convencido a fines de abril de que el régimen de Nicolás Maduro estaba a punto de caer, y  colocó el prestigio de Estados Unidos detrás de lo que luego resultó ser un golpe de estado planificado que dependía de los defectos de los altos ayudantes de Maduro. Fracasó y, según los informes, Trump estaba furioso”.

 

De hecho, Bolton, un fervoroso defensor de las sanciones también se distanció de figura como Elliot Abrams, enviado especial de la Casa Blanca para la crisis de Venezuela, quien tiene en agenda que el chavismo puede ser parte de una transición en Venezuela, nada más lejos de la teoría Bolton, más apegada al quiebre del chavismo vía militar.

 

Pero a confesión de partes relevo de pruebas, dicen los abogados, el propio Mike Pompeo, secretario de Estado de Trump, reconoció haber sorteado serias diferencias con Bolton. En su primera reacción a la destitución, “muchas veces él y yo no estábamos de acuerdo, eso es seguro», dijo Pompeo durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca.

 

La partida de Bolton provocó reacciones encontradas de los legisladores republicanos. De hecho Bloomberg recogió varias de ellas: “El senador Mitt Romney, el republicano de Utah, dijo que fue una «gran pérdida» para la administración. El «punto de vista de Bolton no siempre es el mismo que todos los demás en la sala. Por eso lo quieres allí ”, dijo Romney.

 

El senador Rand Paul, el republicano de Kentucky, dijo que la amenaza de guerra «cae exponencialmente con John Bolton fuera de la Casa Blanca».

 

«Creo que su defensa del cambio de régimen en todo el mundo es una visión del mundo ingenua y creo que el mundo será un lugar mucho mejor con un nuevo asesor», dijo Paul.

 

La salida de Bolton es una más de la lista de personeros que ya abandonaron el cargo de asesor de seguridad nacional de EE UU. El primer asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, renunció después de menos de un mes en el trabajo tras las revelaciones de que estaba bajo investigación por sus comunicaciones con funcionarios rusos antes de la toma de posesión de Trump. Flynn se declaró culpable en diciembre de 2017 de mentir a agentes federales sobre los contactos.

 

Un general retirado del Ejército, HR McMaster, reemplazó a Flynn en el papel y soportó las críticas públicas de su jefe durante su mandato, que duró poco más de un año. Trump reprendió a McMaster en Twitter por decirle a un foro en Alemania que era «incontrovertible» que Rusia había interferido en las elecciones presidenciales de 2016.

 

El sucesor de Bolton, cuyo cargo ocupará de manera interina, Charlie Kupperman, tendrá en agenda una larga lista de tareas pendienets que Bolton no resolvió y que impactarán, de manera definitiva, en un 2020 de elecciones presidenciales en EE UU.

 

(Agencias)