EE.UU. y Brasil anuncian que promoverán el desarrollo en la Amazonía, a pesar de las críticas a este último país por la deforestación y los incendios en la zona.

 

“Queremos estar juntos en el esfuerzo por crear desarrollo para la región amazónica, el cual estamos convencidos de que es la única forma de proteger realmente la selva”, dijo el viernes el ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, en una reunión con el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en Washington, Estados Unidos.

 

Se necesitan nuevas iniciativas productivas que generen empleos e ingresos para los habitantes de la Amazonía. “Y ahí es donde nuestra asociación con EE.UU. será muy importante para nosotros”, explicó el canciller de Brasil.

 

Junto con sus amigos estadounidenses, Brasil podrá enfrentar los desafíos ambientales, añadió Araújo, insistiendo en que la única protección posible de la Amazonía es el desarrollo y para ello la asociación con Estados Unidos es clave.

 

Pompeo, a su vez, confirmó que este mes se abrirá “un fondo de inversión de 100 millones de dólares por 11 años, para la conservación de la biodiversidad amazónica”, y que gestionará el sector privado.

 

Donald Trump ofreció a su par brasileño, Jair Bolsonaro, ayuda para combatir los incendios en la selva amazónica, pero sin una clara intención de cristalizarla.

 

EE.UU. y Brasil —obviando las profundas políticas a la políticas ambientales de este último debido a los incendios que generaron alarma mundial en la Amazonía— apuestan por una cooperación estratégica en busca de un “desarrollo económico responsable”, tal y como acordaron en marzo el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y el de EE.UU., Donald Trump, en una reunión en Washington. También apostaron entonces por aumentar la presión contra Venezuela, y Brasil otorgó a EE.UU. el permiso de usar la base de Alcántara (norte de Brasil) para el lanzamiento de los misiles estadounidenses.

 

Según Greenpeace, desde que Bolsonaro asumió el poder en enero, la deforestación en el país ha aumentado un 40% debido a sus políticas antiambientales. Le critican que facilita la deforestación para posibilitar la explotación comercial de la selva y esta es, de hecho, la principal causa de los devastadores incendios.

 

Los incendios en la Amazonía han provocado tensiones en las relaciones entre el gigante latinoamericano y los países europeos: culpan a Bolsonaro de no proteger la biodiversidad.

 

El mandatario brasileño rechaza cualquier responsabilidad en los incendios y ha culpado a las ONG que defienden el medioambiente de iniciar el fuego para dañar la imagen de su gestión.

 

Para muchos, la política medioambiental de Bolsonaro se asemeja a la practicada por el mandatario estadounidense, quien, sin miramientos, decidió en junio de 2017 retirar a su país de un plumazo del acuerdo climático de París.

 

(Hispnatv)