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Las manifestaciones opositoras han demostrado ser escenarios de terror y muerte, muy alejados de la «paz» que presumen sus líderes, quienes, de manera cada vez más abierta, aupan la acción de grupos terroristas que en cada una de las convocatorias se enfrentan a los cuerpos de seguridad de Estado.

 

Sin embargo, no todos los que participan en este tipo de actividades lo hacen por motivación propia, y de acuerdo a la denuncia de la madre de dos niños, estudiantes de la Unidad Educativa Nacional Generalísimo Francisco de Miranda, algunos jóvenes, como fue el caso de sus hijos, son obligados a participar, y son puestos en la vanguardia, exponiéndolos al peligro.

 

Según explicó la mujer al equipo de La Iguana.TV, sus hijos fueron captados por otros jóvenes de mayor edad el psado 10 de mayo, quienes los grabaron y los instaron a participar en todas las marchas. Los pequeños tienen miedo, explicó. «Mis hijos son pequeños y tienen miedo. Allí los grabaron y les dijeron que tienen que ir todos los días para las marchas», aseveró la ciudadana colombiana, asilada en Venezuela, y que prefirió no revelar su nombre.

 

Y prosiguió: «ellos fueron el lunes a estudiar normal, ellos estudian en la base aérea la Carlota, ellos fueron a estudiar, y uno de los muchachos grandes les dijo que se fueran para allá para la Plaza Altamira, que iban a echar vaina un ratico, que ahí les daban arepa».

 

Ya en la Plaza, la madre relató que sus hijos fueron presentados a Lilia Tintori, y que quien los llevó allí, habría asegurado que ellos le «echarían bola», en referencia a la disposición de los niños de formar parte de la primera línea de los grupos de choque de los terroristas de oposición.

 

Tintori habría ordenado que le dieran «el kit» a los niños. A los dos pequeños les quitaron sus bolsos, entregados por el gobierno, «les pintaron la cara», se la taparon y los enviaron a la primera fila «como escuderos, donde están los escudos, los pusieron ahí de primeros», lamentó la mujer.

 

«Ellos no se colocan adelante», subrayó, y aterrorizada, aseguró que exponen a los muchachos. Además relató el horror que vivió al transitar en medio de la guarimba y no conseguir a sus hijos.

 

La mujer aseguró que uno de sus hijos se refirió a un «centro de operaciones» que funcionaría en un edificio en construcción en las cercanías del acceso a la autopista por Altamira, aunque no pudo dar más detalles.

 

¿Terrorismo obligado? Juzgue usted mismo.

 

(LaIguana.TV)