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Los actos vandálicos cometidos por grupos violentos financiados por la oposición venezolana, con el pasar de los días, han adquirido tintes cada vez más fascistas y terroristas. El caos y la anarquía generada por estas bandas organizadas ha llegado a niveles tan extremos, que hasta se han atrevido a asediar instituciones educativas, incendiar vehículos de transporte colectivo, saquear negocios y destruir edificios públicos.

 

La dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), así como sucedió con el paro petrolero del año 2002, nuevamente se está enfrentando al odio y a la violencia desmedida de sus seguidores. Los vientos cosechados por los líderes de la derecha, actualmente se han convertido en tormentas que deslegitiman lo que en principio algunos consideraron como una protesta «justificada».

 

En adjunto un video en el que se evidencia el descontrol y la carencia de liderazgo que existe dentro de las propias filas opositoras. El diputado a la Asamblea Nacional (AN), Juan Requesens, increpado por sus subalternos, es un claro ejemplo de lo desprestigiada que hoy día se halla la cúpula de la MUD. Ya ni los guarimberos los respetan.

 

(LaIguana.TV)