El término de fake news ha tenido auge en los medios contra hegemónicos en las últimas fechas, gracias al desmonte que estos hacen contra la matriz que buscan implantar los medios privados que responden a intereses financieros de ciertos particulares.

 

Algunos factores influyen en el tablero de la geopolítica mundial gracias a operaciones de falsa bandera o los llamados fake news. Países belicistas e imperialistas, como Estados Unidos, utilizan esta carta desde hace tiempo contra naciones libres que no responden a los intereses de la élite multimillonaria.

 

Venezuela, por el modelo político y económico que se forjó con la Revolución Bolivariana del Comandante Hugo Chávez ha sido blanco de ataques sin cesar de parte de Estados Unidos, quien pese a que no ha logrado concretar una intervención militar en el país, ha orquestado todo un aparataje de noticias falsas contra políticos, situaciones y contextos del país que están lejos de la realidad.

 

Mediante medios privados han intentado vender a una Venezuela como el peor de los países “por culpa de Maduro”. A través del financiamiento de ONGs contrarias al modelo político bolivariano, intentaron levantar una revolución de colores con protestantes financiados que buscaban violencia en las calles más que solicitar alguna solución específica para mejoras sociales. Luego intentaron tergiversar con la represión de un presunto régimen tirano que mataba a jóvenes que luchaban por la libertad de un país.

 

La misma ficha en distintos países

 

La ficha de las falsas noticias implementadas por Estados Unidos y sus medios de la comunicación han logrado devastar países de Oriente Próximo, como Irak y Libia, en cuyos territorios lograron realizar la invasión militar para saquear sus recursos y dejarlos en estados fragmentados y divididos.

 

Tal cual ocurrió en el caso de Siria, donde Estados Unidos tuvo un fracaso rotundo gracias al amplio respaldo del pueblo al presidente legítimo, Bashar Al Assad.

 

En el país árabe, las políticas imperiales implantaron la mentira de un gobierno terrorista que no dudaba en atacar a los manifestantes con ataques químicos que dejaron un sinfín de víctimas mortales. Además, introdujeron al autodenominado Estado Islámico, grupo terrorista financiado por Occidente para intentar derrocar a Al Assad, quien los combatió con eficacia mediante el Ejército Árabe Sirio y el apoyo militar de Rusia.

 

(LaIguana.TV)