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El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) rechazó este miércoles discutir la crisis política en Brasil, tras el escándalo de corrupción en el que está envuelto el mandatario de facto Michel Temer, lo que ha desatado protestas en su contra.

 

La organización optó por la indiferencia y el silencio, pese a las fuertes protestas protagonizadas por los brasileños, quienes exigen la renuncia inmediata de Temer y la realización de elecciones directas para restablecer la democracia en el país suramericano, cuya mandataria Dilma Rousseff fue destituida mediante un golpe parlamentario.

 

Al menos 49 personas resultaron heridas este miércoles en Brasilia, capital de Brasil, tras recibir disparos por parte de la policía, informaron medios locales. Los manifestantes, que se hallaban en la Explanada de los Ministerios, fueron reprimidos con bombas lacrimógenas y armas de fuego. 

 

Temer ordenó a las Fuerzas Federales a ocupar Brasilia durante una semana, desde el 24 hasta el 31 de mayo 2017, para enfrentar las protestas en su contra.

 

La posición indiferente de la OEA ante la crisis en Brasil dista de la asumida por el secretario general del organismo, Luis Almagro, en el caso de Venezuela, donde respalda y promueve las protestas violentas de la oposición para derrocar al presidente electo democráticamente Nicolás Maduro, a quien acusa constantemente de «represión».

 

El Gobierno venezolano ha denunciado en reiteradas ocasiones que Almagro responde a los intereses del Departamento de Estado de EE.UU. que busca iniciar una intervención en el país suramericano. 

 

Durante una reunión para definir la logística del próximo encuentro de cancilleres sobre la situación en Venezuela, Ecuador logró incluir en la agenda del día una discusión sobre la crisis brasileña, pero la mayoría de países miembros consideró que ese debate era «inapropiado».

 

«Repudiamos interpretaciones desubicadas sobre el funcionamiento de nuestras instituciones democráticas», dijo el embajador de Brasil, José Luiz Machado, sin ocultar su molestia con la propuesta de discutir la situación en su país.

 

Machado aseguró que «no hay ninguna alteración o riesgo al orden constitucional» en Brasil, aunque admitió que la situación presenta un escenario «desafiador».

 

Asimismo, diversas delegaciones se hicieron eco de la indignación brasileña, como el representante de Chile, Juan Barría, quien sostuvo que la crisis en el país suramericano «es un tema absolutamente interno de Brasil» y como el representante de Argentina, Juan José Arcuri, que reclamó que «este tema no tendría que haber sido considerado».

 

Esos mismos países (Argentina, Chile y Brasil) apoyan vehementemente discutir los asuntos internos de Venezuela dentro de la OEA, aplicar la Carta Democrática a esa nación e, incluso, han propuesta un «tutelaje», lo cual ha sido rechazado categóricamente por el Gobierno venezolano.

 

Las protestas contra Temer se desataron en Brasil luego de que se divulgaran grabaciones como prueba material del soborno aprobado por Temer para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, para que no revelara detalles de la trama de corrupción de Petrobras.

 

En uno de los dos audios divulgados se escucha al presidente de facto hablando con uno de los propietarios de la empresa cárnica JBS, Joesley Batista, y dándole su autorización para el pago de dos millones de reales (637.000 dólares) para comprar el silencio de Cuhna, preso por corrupción en Petrobras. 

 

(teleSUR)