No es cierto que el afán independentista de Catalunya sea una expresión del interés de la burguesía de esa región. En realidad es la confrontación de todo un pueblo contra un Estado imperial, el mismo que colonizó a buena parte de Nuestra América. Tal es la convicción del filósofo puertorriqueño Ramón Grosfoguel, integrante de la Escuela de Pensamiento Decolonial, que actualmente sesiona en Caracas.

 

El catedrático de la Universidad de Berkeley habló sobre este tema, así como sobre otros de la actualidad internacional, y respecto a su aporte a la reunión de la Escuela este año en una entrevista con LaIguana.TV.

 

Grosfoguel está radicado en California, Estados Unidos, pero tiene fuertes lazos con Catalunya, por lo que está muy al tanto de lo que está ocurriendo, en particular después de la condena a largas penas de cárcel aplicadas por el Tribunal Supremo español a los líderes independentistas que promovieron un referendo destinado a consultar a los catalanes sobre su permanencia en el Reino de España.

 

“Están criminalizando a los movimientos democráticos pacíficos. Con el concepto de sedición, pueden meter preso a cualquiera que manifieste. España está haciendo estos juicios franquistas en pleno siglo XXI y luego pretende moralizar a Venezuela. Ya era normal en ese país que te pusieran multas por manifestar, pero ahora pasaron al nivel de las penas de cárcel”, dijo Grosfoguel

 

Señaló que ante las desproporcionadas e injustas penas impuestas a los líderes del movimiento (algunas de hasta 13 años de cárcel) el pueblo ha dicho “¡basta ya!” y se ha lanzado a realizar actos de desobediencia civil. “Nadie sabe quién es el Tsunami Democrático, pero mueve a cientos de miles de catalanes. Es un mito que el movimiento catalán es movilizado por la burguesía. Eso es falso”, aseguró Grosfoguel y añadió que en América Latina no debemos tener ninguna duda de estar del lado de los que luchan por su liberación.

 

Nada cambió en Puerto Rico

 

Por su condición de boricua, Grosfoguel habló también del balance que puede hacerse de lo ocurrido en Puerto Rico este año, luego del movimiento que fue conocido, con algún toque de ironía, como la Revolución de los Reguetoneros y que obligó a la renuncia del gobernador Ricardo Roselló.

 

A su juicio, lamentablemente, la salida del gobernador no cambió nada de fondo ni resolvió ninguno de los problemas estructurales del Estado Libre Asociado de Estados Unidos.

 

Al pasar revista a la situación de Puerto Rico, dijo que este siempre ha sido para el imperio una especie de laboratorio para someter a prueba métodos económicos, políticos y militares que luego se emplearán en otros lugares.

 

“El Estado colonial puertorriqueño quebró hace años. La responsabilidad es del imperio, pero nunca la asume. Lo que hicieron fue designar una junta con ejecutivos de Wall Street para cuidar los intereses de la banca –puntualizó-. En Puerto Rico han cerrado más de 800 escuelas y cientos de hospitales. Para colmo, pasó el huracán María y agravó toda la crisis.  Aquella imagen de Trump tirándoles papel higiénico a los puertorriqueños fue dirigida a los supremacistas. Quiso mostrarles como trata él a los latinos. Después del huracán María han muerto más de 6 mil personas por falta de servicios básicos. Eso es una cifra muy alta para una isla como la nuestra”.

 

Recalcó que la renuncia del gobernador fue producto de la reacción popular al contenido de sus comunicaciones, lo que causó una gran indignación y enormes movimientos de masas durante varios días, pero no significa un cambio radical en Puerto Rico.

 

Ecuador: el error de desmovilizarse

 

Grosfoguel también fue consultado sobre lo ocurrido en Ecuador y dijo que le parece que el desenlace de varios días de protestas fue también muy desconcertante, con la diferencia de que en Puerto Rico se obligó a la dimisión del gobernador, en tanto en Ecuador ni siquiera se logró la renuncia del presidente, que ya parecía ser un hecho.

 

“Me pregunto por qué se desconvocaron las manifestaciones cuando estaban a punto de tumbar al gobierno. No debe haber sido porque creyeron en la palabra de Lenin Moreno, quien cometió una gran traición porque está haciendo lo contrario de lo que prometió”.

 

Lamentó que se haya desmontado la protesta ni siquiera a cambio de un nuevo decreto, sino de la vaga promesa de buscar una nueva redacción. “Además, mientras negocian, Moreno está encarcelando montones de líderes, incluyendo indígenas”.

 

Reflexión basada en la realidad

 

El entrevistado explicó la idea central de la IV Escuela de Pensamiento Decolonial reunida en la capital venezolana.”Este año en la Escuela se dedica a pensar en un nuevo proyecto civilizatorio”, resumió.

 

Adelantándose a críticas sobre lo excesivamente abstracto de dicha temática, argumentó que los intelectuales que participan en este esfuerzo están claros en que es necesario definir el horizonte y avanzar hacia él, “pero en relación dialéctica con la realidad política de hoy”.

 

Como ejemplo de este enfoque de largo aliento pero con los pies en la tierra dijo que se aspira a que el nuevo modelo civilizatorio sea una sociedad posextractivista, pero hay una clara conciencia de que eso no es posible lograrlo en forma súbita.

 

Como este debate es particularmente inherente a Venezuela, Grosfoguel criticó a algunos pensadores que se dicen de izquierda y que pretenden que el país abandone el extractivismo “esta misma noche”, sin considerar todas las repercusiones que eso tendría para un país que ha sido monoproductor durante más de un siglo. “El chavismo no creó, sino que heredó el extractivismo venezolano. Si el país dejara de ser extractivista hoy, colapsaría lo poco que sigue funcionando. Y si Venezuela colapsa no vendrá una fase libre de extractivismo, sino una etapa hiperextractivista a cargo de las transnacionales”

 

Pensamiento decolonial sobre China

 

La ponencia presentada por Grosfoguel en este encuentro  filosófico fue particularmente polémica, pues analizó, desde una perspectiva descolonial, el rol de China en el mundo actual.

 

“Me pregunto si China es capitalista, es socialista o es otro modelo civilizatorio. Mi conclusión es que es capitalista, no socialista. Es una continuidad de la civilización moderna occidental porque en China, tras la muerte de Mao, hubo un golpe de Estado que restauró el capitalismo”, dijo.

 

“En mi concepto, China no es un ejemplo a seguir porque claudicó ante el capitalismo mundial. Es un error creer que por ser chino o por ser árabe o por ser indígena uno ya es decolonial. No es así. Parte del éxito del sistema es lograr que los de abajo piensen epistémicamente como los de arriba –puntualizó-. En conclusión, creo que nuestros países sí deben tener alianzas y relaciones con China, pero no imitar su modelo”.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)