El pasado domingo 20 de octubre se realizaron en Bolivia elecciones generales, incluyendo el cargo de Presidente de la República. El primer boletín preliminar -no definitivo- emitido por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) daba una ventaja de 7,8 puntos al candidato Evo Morales sobre el opositor Carlos Mesa.

 

Ese resultado, para ese momento representaba la posibilidad de una segunda vuelta para definir al Presidente de la República del Estado Plurinacional de Bolivia, sin embargo, lo sensato era esperar que terminara el cómputo de todas las actas para saber si Morales llegaba a obtener los 10 puntos porcentuales de diferencia sobre Mesa para ganar en primera vuelta o por el contrario decretarse la segunda vuelta presidencial.

 

Pero la oposición concentrada en la candidatura de Mesa comenzó a hablar de fraude y de que ya habían asegurado una segund vuelta para la elección presidencial, una noticia falsa pues no estaba justificada por el TSE que aún contabilizaba actas, sobre todo los votos emitidos en la zona rural, lugar donde Morales siempre ha ganado por amplio margen al contar con el apoyo de las comunidades campesinas e indígenas.

 

A Evo le faltaba poco más de un punto porcentual para ganar en primera vuelta, mientras Mesa alentaba a sus seguidores a defender la votación ante un posible «fraude» que terminó por declarar este lunes en la noche cuando el TSJ mostró los resultados del conteo provisorio -no definitivo- que dan la ventaja a Morales por más de 10%.

 

El supuesto «fraude escandaloso» al que hace mención Mesa de forma inmediata fue asumido en la línea editorial de todos los medios de derecha bolivianos y transnacionales de la comunicación que hacen eco de esta «denuncia», que pareciera no ser más que una táctica para desprestigiar la victoria de Morales y poner en duda el proceso electoral boliviano.

 

La Organización de Estados Americanos (OEA), organismo financiado por el Gobierno de Estados Unidos y con sede en Washington ya asumió una postura «coherente» a su más reciente accionar, que está dedicado directamente a atacar a los gobiernos progresistas de la región y defender a los modelos liberales y sus presidentes como recientemente han sido los casos de Ecuador, con Lenín Moreno, y Chile, con Sebastían Piñera, ambos criticados por sus pueblos tras imponer directrices del Fondo Monetario Internacional (FMI) y cumplir con el mandato de la administración de Donald Trump, a pesar de poner a la población a sufrir desigualdades, miserias, pobreza generalizada y detrimento en su calidad de vida.

 

En un comunicado difundido por Luis Almagro, secretario general de la OEA, se pone en duda el proceso electoral boliviano y califican de «cambio drástico» la diferencia que logró obtener Morales a su favor a partir de la contabilización del voto rural que le terminaron por dar la victoria.

 

Al respecto, el sociólogo Anibal Garzón, entrevistado por La Radio del Sur dijo: «La OEA es una estrategia del soft-power (…) que es el poder comunicativo, diplomático. La OEA es un aparato financiado por el gobierno de EEUU que intenta llevar a cabo desestabilización».

 

Llama la atención que la OEA pretenda desprestigiar el proceso de votación boliviano y colocarse del lado de Mesa al alegar que se «debe respetar la voluntad ciudadana», cuando en Ecuador y Chile -por ejemplo- han calificado las protestas masivas populares y la implosión social como «manifestaciones violentas» y que se debe respetar la constitucionalidad y la permanencia de sus presidentes, una postura que constrasta con la situación de Bolivia y que además en comparación con Venezuela es diametralmente diferente, pues cuando estos sucesos ocurren en Caracas, califican a las acciones violentas como «manifestaciones pacíficas» y al Gobierno como «dictadura».

 

Mientras tanto en Bolivia, Carlos Mesa asegura y amenaza que “la ciudadanía no va a aceptar este resultado tergiversado y amañado”, mientras aún se espera que el TSE de los resultados de su conteo definitivo con el 100% de las actas escrutadas y verificadas, que sellarían oficialmente el triunvo de Evo Morales y su reelección como Presidente.

 

(LaIguana.TV)

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