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La noticia del asesinato del juez Nelson Moncada, ocurrida la noche del miércoles cuando trataba de cruzar una “barricada” de manifestantes antigubernamentales, ha puesto al descubierto en la prensa global el carácter violento y vandálico de parte de las acciones que desarrolla la oposición de derecha que procura el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro.

 

Los grandes medios como El Nuevo Herald, de Miami y El Mundo, de España, debieron recoger la información de que Moncada, juez de una corte de apelaciones que en agosto de 2016 ratificó la condena contra Leopoldo López, fue atacado por un grupo de opositores que mantenían un cierre de vía en la urbanización de clase media El Paraíso, un enclave ubicado en el suroeste de la ciudad.

 

Asimismo han debido explicar, con base en los despachos de agencias como France Press, que las llamadas barricadas son parapetos, incluidos en las movilizaciones contra Maduro donde encapuchados suelen además pedir a conductores y transeúntes dinero para financiar sus llamadas “acciones de resistencia”.

 

Asimismo tuvieron que agregar que “vecinos del este de la capital denuncian que esos actos han degenerado en vandalismo, como ataques con piedras contra conductores”.

 

Mientras que el español El País, ha matizado la información con un agregado de su corresponsal en Caracas, el venezolano Alfredo Meza, que asegura que “Moncada habría sido interceptado por delincuentes de un peligroso barrio cercano, la Cota 905.” Sin embargo no cita ninguna fuente directa lo que evidencia una especulación para adelantarse a descartar que se tratase de un crimen por encargo.

 

Si bien los medios nacionales intentaron posicionar a primera hora del jueves que Moncada era el juez del caso de Bassil Da Costa, un joven asesinado el 12 de febrero de 2014, al inicio de una anterior jornada de violencia, la notoriedad del político condenado a casi 14 años se impuso como referencia del suceso.

 

El crimen de Moncada ocupó los primeros lugares en las secciones internacionales de los medios digitales, y provocó que hacia el mediodía (hora española) el término “Leopoldo López” se convirtiera en tendencia de la red social Twitter.

 

En ese contexto la hipótesis lanzada la tarde de ayer por el ministro de Relaciones Interiores, Nestor Reverol, de que se pudo tratar de un sicariato ordenada por sectores políticos, tuvo una buena acogida mediática.

 

Asimismo los hechos dieron pie para verificar que Leopoldo López lanzó una velada amenaza contra la juez Susana Barreiros, quien lo condenó inicialmente en septiembre de 2015. A ella le dijo que “va a tener usted más miedo de escribir esa sentencia que yo de recibirla”, según reseñó el diario español El País, en una nota firmada por Javier Lafuente.

 

Mientras que en agosto de 2016, dejó constancia de que venía haciéndole seguimiento a los tres magistrados del tribunal colegiado que confirmó la condena. Dos días después de la ratificación el político de derecha, calificó como “verdugo” al juez Jimai Montiel y reveló, destacando una supuesta ironía, que “fue aquel niño que le cantó en 1985 al Papa Juan Pablo II”, en una visita a Venezuela.

 

(La Tabla)