El ‘Negro Matapacos’ es un perro callejero que se hizo famoso tras las masivas movilizaciones por la educación en 2011 en Chile. Marchaba junto a los estudiantes, enfrentaba a los carabineros, se bancaba el agua a presión de las tanquetas y los gases. Murió en 2017 y renació en las convocatorias actuales: esta vez volvió en forma de símbolo revolucionario. Aparece en folletos, remeras, carteles y filtros de instagram.

 

Desde que se hizo popular, el Matapacos [en Chile le dicen ‘paco’ a los policías] se fue transformado de a poco en en un ícono de la resistencia. Ahora, su figura reapareció en la serie de movilizaciones que sacude a Chile desde hace casi un mes.

 

Se lo vio en flyers online, banderas o ropa, stickers, pancartas o redes sociales, la cara del perro negro con pañuelo rojo se cuela entre las consignas que piden el fin de la represión y la desigualdad. Incluso, un fanático creó un prototipo para impresión 3D, así cualquiera podría tener uno.

 

Pero la imagen del Matapacos no solamente reapareció en Chile, sino –por ejemplo– en Nueva York. Fue a fines de octubre, cuando la policía detuvo violentamente y golpeó a un joven afroamericano de 19 años por supuestamente evadir el pago del pasaje de metro en una estación en Brooklyn.

 

Como ya se habían desatado las protestas en Santiago de Chile, algo de ese impulso llegó hasta allá. Quedó confirmado al ver la firma: los ‘stickers’ de Matapacos en el metro, lo confirmaban.

 

La historia

 

En 2011 Chile fue sacudido por lo que se conoció como el «conflicto de los estudiantes». En aquel entonces, los y las jóvenes se movilizaron cuestionando el sistema de educación entero. La primera marcha fue en abril y en junio hubo protestas casi diarias.

 

En un posteo en las redes sociales del propio Matapacos se lee parte de su historia. «Comenzaron las marchas, existían dos demandas claras dirigidas al Estado de Chile: ‘¡Educación gratuita y de calidad! ¡Fin al lucro!’ Teníamos dirigentes, hoy algunos son diputados de la República. Pero nosotros (las bases) teníamos un guaripola [‘hombre común’] que lideraba la estructura de la marcha: El Negro», escribieron en su Facebook oficial.

 

En una entrevista a The Clinic Chile, María (la mujer que lo adoptó en 2009) contó: «Yo le digo ‘revolucionario’ porque ya estoy resignada a lo que le pase. Sé que va a morir en su ley porque a él le gusta pelear contra el guanaco y todos sabemos que ellos [los carabineros] si tienen que pasar por encima de él lo van hacer. Además que le deben tener un odio que te lo encargo. Pero yo digo que será hasta que Dios quiera que esté aquí».

 

La señora vivía cerca al barrio universitario y por eso el perro se relacionaba con estudiantes, principalmente en las universidades de Santiago (Usach), Tecnológica Metropolitana (UTEM) y Central (Ucen). Cuando empezaron las protestas, él se sumó: le ladraba a los policías, soportaba la represión, corría con los jóvenes y no se perdía ni una sola cita.

 

«Cuando sabía que había marcha, ¡pum!, salía para la Alameda», relató María en el documental sobre el Negro que se estrenó en 2003 y que obtuvo el premio al Mejor Documental en el Festival Santo Tomás de Viña del Mar. «Es como que fuera la reencarnación de alguien», contó entre risas la mujer. 

 

En ese mismo registro fílmico, una estudiante lo recordó: «Estaba siempre en la trinchera». Además, contó que era «imposible ignorarlo», que todos lo conocían y que al salir a marchar esperaban con ilusión encontrarlo.

 

En la misma época, las crisis en Grecia llenaba la tapa de los diarios y allá, del otro lado del mundo, se hacía famoso otro perro Loukanikos. El animal griego hacía lo mismo que Matapacos: acompañaba a los manifestantes y le ladraba a la policía sin parar.

 

En el documental del perro chileno, un estudiante da una pista de por qué quizá los perros resulten tan representativos: «Me remite a la precarización que significa estar en la calle. Un perro de la calle demuestra la precarización absoluta, la misma que ofrece esta forma de Estado», analizó. 

 

Despedida y nacimiento de un símbolo

 

Matapacos murió de viejo en 2017. «Lo vimos más de alguna vez correr a toda velocidad por las escaleras de la Central, subir cuatro pisos sin pausa, y desde lo más alto del edificio –que entendimos era su puesto de centinela el negro monitoreaba: Parque Almagro y San Ignacio. Dos frentes que darían intensas jornadas de resistencia y lucha. A veces sólo observaba, y otras ladraba hasta que su voz se gastaba, ya no se escuchan ecos como los del negro», lo despidieron en su Facebook.

 

El símbolo sigue vivo en un Chile sigue convulsionado: la huelga general del 12 de noviembre contó con gran participación de partidos, organizaciones sociales, sindicatos, estudiantes y otros ciudadanos y ciudadanas.Según el último reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos de la República de Chile, ya son 5.629 las personas detenidas desde que comenzó la represión. También denuncian 5 personas asesinadas «por acción directa de agentes estatales». Además, abrieron 283 acciones judiciales por homicidio, violencia sexual y torturas.

 

(RT)