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La actual coyuntura política-social por la cual atraviesa Venezuela ha dado pie a que personajes de la farándula nacional e internacional se aprovechen de que los ojos del mundo se han posado sobre nuestra nación, para promocionar sus nuevos lanzamientos musicales, sus giras de conciertos o sus espectáculos de comedia.

 

En lo que se ha convertido en una moda, día tras día “artistas” se pronuncian contra la “represión” y la “dictadura” del presidente Nicolás Maduro, con el fin de ganar centimetraje en la prensa y viralizar sus videos, además de congratularse con los dueños de las empresas de entretenimiento, manejados por la derecha internacional, quienes ejercen mediante sus plataformas, una verdadera alienación sobre sus consumidores. A continuación presentamos algunos casos recientes:

 

Gasas a cambios de “gracias y morisquetas”

 

La alcaldía de Baruta promociona actualmente en las redes sociales el estreno en Venezuela de un stand-up “Homo- Sapiens” que ya hizo su debut en Miami, a cargo de José Rafael Guzmán, pupilo de Luis Chataing, a quien acompañó en los programas Chataing TV y Fuera del Aire, programas que fueron cancelados por su baja audiencia, destino común de todos los espacios radiales y televisivos de Chataing.

 

Lo llamativo de este evento es que no se va a cobrar un monto en metálico, sino que se podrá acceder al auditorio de la Concha Acústica de Bello Monte, donando algún insumo médico como curitas, gasas, alcohol, agua oxigenada o un alimento no perecedero, que serán donados a los Cascos Blancos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y a la “resistencia”, es decir, serán utilizados para mantener a los grupos terroristas que desde hace más de 70 días cometen crímenes en contra de la población venezolana.

 

Esta ridícula exigencia (tan ridícula como la foto promocional del mencionado show), se realiza con dos propósitos, el primero es para unirse a la moda antirrevolucionaria, y el segundo es para seguir llevando el mensaje de que Venezuela se encuentra en una especie de “guerra civil”, un conflicto armado donde los “civiles” están en desventaja, algo que justificaría una futura intervención extranjera armada.

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Una canción a favor del terrorismo                    

 

El reguetonero Jesús Miranda, exintegrante del dueto Chino y Nacho, quien recientemente hizo un cambio “radical” a su nombre artístico y ahora se hace llamar “Chyno”, informó a través de un video subido en su cuenta de Instagram que subastará unas gorras autografiadas con su nueva imagen, y que el dinero será donado a…oh sorpresa… a los Cascos Blancos de la UCV y “para los estudiantes luchadores que han sido afectados en las brutales represiones de las marchas”, escribió en un texto adjunto al video.

 

Esta iniciativa la toma en el contexto del estreno su nuevo material discográfico donde debuta como solista, en el cual junto a Tony Brouzee y Gian Valera dedica una canción a la “resistencia”, titulado “Los dueños de la calle”, una oda al actual terrorismo que se vive en algunas zonas del país. Somos los dueños de la calle, ya no creemos en nadie, ningún aquí se asusta…nos llaman resistencia., reza la letra. Más adelante dice: Un guerrero que en la calle pisando fuerte enciende pa´ que estalle, de frente a los metales y no hay nadie que nos calle…Todo es válido para obtener publicidad.

 

Una estrategia similar realizó su excompañero Nacho, quien dos días antes de lanzar su primera canción en solitario, vino a Venezuela participar en una marcha opositora el 10 de abril, donde armó un show bochornoso ante los medios, donde se intentó vender como otro héroe de la “resistencia” venezolana.

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Francamente hipócrita

 

El cantautor venezolano, Franco de Vita, es otro que no se ha querido quedar afuera de esta ola para volver a estar en la palestra musical, hace unos meses comenzó su gira de conciertos internacional titulada “Libre Tour 2017” , que según él está dedicada a la libertad de Venezuela. En cada concierto toma algunos minutos para “denunciar las atrocidades de la dictadura” de Nicolás Maduro. En sus redes sociales coloca mensajes con el mismo tono, como si se tratara de un activista político y no de un cantante.

 

De Vita tenía treinta años de edad, cuando hizo su debut artístico en la década de los 80, en aquel entonces gobernaba el presidente Jaime Lusinchi, uno de los más grandes represores de los movimientos sociales de la época, periodo donde se registraron lamentables masacres como la de El Amparo y Cantaura, entre otras agresiones contra el pueblo, pero este cantante jamás levantó su voz para defender a las víctimas, ni para condenar estos hechos, tampoco dedicó una de sus creaciones artísticas para abordar estos temas. Su postura se mantuvo igual en los demás gobiernos ante de la llegada a la Revolución, y en cada uno de ellos ocurrieron hechos deleznables  contra el pueblo, lo que convierte su postura actual como un acto de hipocresía, pero necesaria para seguir vigente en los medios de comunicación.

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(Ciudad CCS)