El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, selló en febrero pasado un pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y otras instituciones financieras internacionales, que dejó a su país endeudado al menos por las próximas tres décadas por un monto superior a los 10 mil 200 millones de dólares.

 

El presidente, considerado por su antecesor -Rafael Correa- como el «mayor traidor de la historia de la humanidad», pactó el futuro de los ecuatorianos al negociar un “programa económico” para recibir “ayuda” económica de estas instituciones que ahora imponen a la población una serie de regulaciones que afectan directamente la calidad de vida de los ciudadanos, logros sociales y poder adquisitivo.

 

Las negociaciones del régimen de Moreno con estos organismos se hicieron públicas desde mediados de enero de 2019. Finalmente, la noche del miércoles 20 de febrero de 2019, el titular del Ejecutivo ecuatoriano informó al país que había alcanzado “un acuerdo técnico con el FMI” con pagaderos de hasta 30 años.

 

El mandatario tomó la decisión a pesar de las duras críticas realizadas por la gran mayoría de la población que al mismo tiempo denunciaban la traición del voto popular que confió en él.

 

Durante la gestión de Moreno, Ecuador ha ampliado su deuda a 8.800 millones de dólares. Para el 31 de diciembre de 2018, la deuda pública se ubicó en 49.429 millones de dólares y sumado a eso, Ecuador tiene obligaciones 10.477 millones de dólares y pasivos contingentes por 4.964 millones de dólares; lo que equivaldría -al sumar estos últimos tres rubros- a una deuda de 64.870 millones de dólares.

 

Y es que las medidas neoliberales del régimen comenzaron a sentirse luego que pactara con el conservador y tradicional bloque empresarial de la derecha ecuatoriana que mantuvo en la miseria al país cuando fueron Gobierno antes de la Revolución Ciudadana.

 

El giro a la derecha de Moreno

 

La perspectiva económica de Ecuador y el gobierno de Moreno no es confiable y se perfila a seguir los pasos de Mauricio Macri en Argentina, que llevó al país albiceleste a tener -en la actualidad- una deuda superior a los 130.000 millones de dólares a pagar en más de un siglo y a depender del dictamen arbitrario del FMI en sus políticas económicas, situación que ha colocado los indicadores de pobreza en Argentina superior al 30% de la población y con niveles de calidad de vida en descenso.

 

El giro a la derecha de Moreno ha marcado la coyuntura política, social y económica de Ecuador, no solo a lo interno sino en el ámbito internacional. Se convirtió en uno de los aliados más complacientes de Estados Unidos, cortó relaciones con Venezuela y separa a su país de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) instancia a la que también le arrebató su sede física, y desde entonces viene aplicando medidas económicas de corte neoliberal que ha producido más de 23.000 despidos de empleados públicos, cierre de empresas, medios de comunicación como la Agencia de Noticias (Andes) y ejecuta la persecución judicial y política contra líderes de Revolución Ciudadana.

 

Entre esos líderes figuran el expresidente Correa, a quien se le ha intentado imponer un proceso judicial que tiene como único fin inhabilitarlo políticamente en un proceso electoral; el otro proceso contra Jorge Glas, el vicepresidente que resultó electo con más de cinco millones de votos junto a Moreno, y que actualmente se encuentra privado de libertad por supuestos delitos de corrupción no corroborados; entre otros casos.

 

Antes de anunciarse el paquetazo de Moreno, mismo que mantiene al país en un Estado de Excepción por las fuertes protestas de la población, el paro de transporte y el cierre de vías en contra de sus medidas, otra noticia que refleja la traición de Moreno con su pueblo, fue la decisión de sacar a Ecuador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la cual se hará efectiva el 1 de enero 2020.

 

El paquetazo complace cada una de las exigencias del FMI y demás organismos, y sólo beneficia al sector empresarial y de poder económico, que recibe una serie de condiciones favorables para recibir más dinero y pagar menos impuestos.

 

Así, mientras Moreno adecúa a Ecuador a cada una de las exigencias que le impuso el Gobierno de Estados Unidos, las medidas que impuso en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos implican retrocesos en los derechos sociales como la disminución en 20% de los salarios a trabajadores que le sean renovados contratos bajo el formato de temporalidad, así como el recorte en los días de disfrute del periodo vacacional en 50%, al pasar de 30 días de descanso a tan solo 15 días; y la liberación de los precios de combustibles, gasolina y gasoil.

 

(LaIguana.TV)