«No voy a renunciar«, dijo este viernes el presidente de Bolivia, Evo Morales, antes de recibir una carta de la oposición boliviana en la que solicitarán la dimisión del mandatario.

 

Morales, durante un evento en el municipio Desaguadero, en La Paz, se refirió a la carta que tiene previsto entregarle el opositor jefe del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, el próximo lunes, para pedir su salida por un supuesto fraude en las pasadas elecciones del 20 de octubre, luego que se declarara ganador al actual presidente.

 

Al respecto, el mandatario señaló que la oposición ya no desea que se declare fraude, ni quieren «segunda vuelta, ni siquiera otras elecciones», sino que buscan «que se vaya Evo».

 

En su cuenta en Twitter, el mandatario calificó de «arremetida golpista» las acciones de los opositores, a quienes calificó de «grupos que fomentan violencia y enfrentamientos entre hermanos».

 

El ministro de Comunicación de Bolivia, Manuel Canelas, adelantó que Morales no recibirá a Camacho en la sede del Gobierno en La Paz.

 

«Es muy complicado que un jefe de Estado se reúna con quien tiene iniciativas por fuera del orden Constitucional, de desestabilización y de violencia», mencionó.

 

Señaló que si Camacho «se reconduce y hace propuestas razonables y sus comportamiento y acciones se desenvuelven en el marco del orden constitucional, tendríamos que evaluarlo».

 

Camacho se distancia de Mesa

 

Camacho, uno de los opositores que ha propiciado las movilizaciones, por el conflicto suscitado en el país durante los últimos días tras los comicios, anunció este viernes, en conferencia de prensa en La Paz, que se ha distanciado de Carlos Mesa, el candidato presidencial que perdió en los comicios contra Morales y denunció fraude.

 

«Al señor Carlos Mesa lo acompañamos con su pedido por el voto del pueblo hasta el día en que nos reunimos en la ciudad de La Paz y quería que firmásemos una carta que tenía redactada para dejar a la OEA (Organización de Estados Americanos) la posibilidad de dar el resultado».

 

Según Camacho, se dio cuenta de que los opositores estaban apoyando «a una persona que estaba viendo su propio interés y no le importaba el voto del pueblo».

 

Actualmente, en Bolivia se viven intensas protestas, unas aupadas por el sector opositor, que no acepta los resultados de los comicios y se han tornado violentas; mientras, otros grupos se movilizan en defensa de su voto.

 

Entretanto, la misión de la OEA lleva adelante una auditoría a los comicios, cuyos resultados serán vinculantes en la nación suramericana.

 

(RT)