Con el inicio de la temporada de béisbol reivindicamos nuestra fuerza moral frente a quienes querían causar desasosiego, ansiedad, abandono y desamparo, considera el periodista deportivo y analista político Jimmy López, quien resume su planteamiento en una frase: “El béisbol nos hermana a todos los venezolanos y eso les duele”.

 

López, galardonado este año con el Premio Nacional de Periodismo, analizó el tema para la sección Cara a cara de LaIguana.TV. A continuación, una versión de ese diálogo:

 

-¿Qué significa el comienzo de esta temporada sui géneris, acortada en unos veinte juegos y en la que no podrán participar las figuras más importantes de los diferentes equipos?

 

-Ciertamente es una temporada sui géneris porque estuvo en duda su realización durante buena parte del año. Para quienes dicen que el bloqueo criminal y bestial del imperio, propiciado por sus mandaderos internos y lacayos, no afecta al pueblo, estos problemas para realizar la temporada de béisbol son una demostración más de que sí apunta directamente hacia la gente. Recordemos que el béisbol es un modo de vida de los venezolanos. Me refiero al béisbol profesional nuestro, no al de Grandes Ligas, ese en el que estuvo en estos días Stalin González pagando una entrada de 12 mil dólares. Claro que ese béisbol también nos gusta y lo disfrutamos, pero yo hablo del béisbol nuestro, el de los campos con piedritas, el de los vendedores de papita, maní y tostón, el de la cerveza al terminar o durante los juegos. Ese béisbol tiene un sabor completamente distinto al que se puede jugar en otras partes de Latinoamérica, en Estados Unidos o en otras latitudes. Hace muchos años estuve en un par de juegos en el Astrodome de Houston, y para nada es un ambiente como el de aquí. Nuestro béisbol es un modo de vida, una tradición, algo que nos corre por la sangre. Eso, debemos recalcarlo, es lo que nos quisieron quitar a todos, a quienes van (cuando puede, porque las entradas están extremadamente caras) a los estadios a ver a su equipo favorito ganar. Como los gloriosos Leones del Caracas o los Tiburones de La Guaira, que ojalá algún día puedan ser campeones porque no hay mal que dure cien años ni tiburón que lo resista. Con tal de que no gane el Magallanes todo está bien. Pero, volviendo al punto, el inicio de la temporada es un triunfo para el pueblo venezolano y para el presidente legítimo y constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. Otra victoria en medio de esta cadena de ataques del imperialismo, de sus lacayos y mandaderos internos. Debemos insistir mucho en que son ataques contra el pueblo, no contra el gobierno. Cuando bloquean el ingreso de medicinas y otros bienes esenciales, son ataques directos contra el pueblo venezolano. Y el intento de quitarnos el beisbol también es un ataque directo contra el pueblo. Por eso es un triunfo popular la celebración de esta temporada de béisbol. Debemos disfrutar de esta temporada, independientemente del equipo que gane, aunque sea el Magallanes.

 

-No es la primera vez que se atenta contra este símbolo de esta época del año, equiparable con nuestras tradiciones gastronómicas y musicales. En 2002, la Liga Venezolana de Béisbol Profesional suspendió el campeonato al sumarse al paro de ese año. Esta sería la segunda vez, solo que la jugada no se completó…

 

-Sí, en 2002 quisieron despojarnos de las navidades y del béisbol. Lo lograron con en el béisbol, pero no pudieron lograrlo con las navidades. Y lo lograron con el béisbol porque la Liga era presidida por un conspicuo chulo de la Cuarta República, Ramón Guillermo Aveledo. En esa oportunidad apuntaron directamente hacia el béisbol porque el capitalismo no ataca solo la parte económica, sino que trata de erosionarnos en lo espiritual, en el alma. Al dejarnos sin béisbol, pretendían generar desasosiego, sensaciones de ansiedad, de abandono, de desamparo entre nuestra población, impedirnos el derecho a reunirnos para el disfrute en comunidad, el derecho a la alegría. A eso apunta este capitalismo depredador con el imperialismo como su fase superior. No lo han logrado, pero van a seguir intentándolo. El gran problema para ellos es que mientras el neoliberalismo se derrumba en los países que ellos llaman su patio trasero, en Venezuela nos fortalecemos, y el hecho de tener una temporada de béisbol significa otro elemento para añadir a esa fortaleza del alma, de la moral, de la convicción, de nuestra sangre. Recordemos que nuestro comandante eterno fue un gran jugador y un gran fanático. Tal vez su único defecto ya sabemos cuál es, de qué equipo era aficionado.

 

-En el pasado se decía que la liga venezolana tenía un nivel muy alto, entre Triple A y Grandes Ligas. Luego, por las restricciones que se le imponen a los grandeligas y hasta a algunos jugadores de ligas menores, bajó un poco y se decía que estaba entre Triple A y Doble A. ¿Este campeonato, qué clasificación tendrá porque solo estarán jugando muchachos que no tienen contratos en el llamado “béisbol organizado” y veteranos que ya están terminando sus carreras? ¿Va a llenar las expectativas de la gente?

 

-Me atrevería a decir que no estará muy por debajo del nivel de otras temporadas. No sé si clase A o Doble A.  Recordemos que a los principales prospectos y a las estrellas de los equipos de Grandes Ligas no les permiten jugar aquí, y cuando los autorizan siempre es con limitaciones: un número de innings para los pitchers o de turnos al bate o de partidos para los jugadores de posición. Entonces, ahora vamos a tener solo a jugadores que no tengan contrato con lo que llaman ellos “béisbol organizado” porque todo lo que no esté bajo su dominio no es organizado. Por ejemplo, para ellos el béisbol que se juega en Cuba, aunque es de una altísima calidad, no es organizado, y tampoco lo es el de las ligas independientes del mismo EEUU. De hecho, la mayoría de los peloteros importados que han venido a Venezuela en las últimas campañas pertenecen a esas ligas independientes. Muy pocos venían de los equipos de Major League Baseball, como ocurría años atrás, cuando vinieron prospectos estadounidenses o de otras nacionalidades. Entonces no creo que baje mucho el nivel con respecto a otras temporadas. Por el contrario, creo que tendremos un enorme beneficio con la oportunidad que tendrán muchos de esos muchachos que no tienen contrato en el Norte o en otros países, de mostrar sus habilidades. Ese es otro aspecto importante de esta temporada: dará oportunidades de trabajo a muchachos que de otra forma no las tendrían. Eso se extiende inclusive a técnicos porque las medidas ilegales de EEUU impiden trabajar no solo a los jugadores, sino también a los técnicos que tienen contratos con equipos de Grandes Ligas y sus sucursales. Tengo entendido que hasta algunos ejecutivos de los equipos están afectados por ese bloqueo. Está claro que es una manera de cercenar el derecho al trabajo incluso para los trabajadores de los circuitos radiales que transmiten el béisbol porque esa gente tiene a temporada de béisbol como parte de su sustento incluso para el resto del año. No todos los narradores y comentaristas tienen contratos en canales de televisión para los otros meses, así que dependen de lo que ganan en la temporada venezolana para vivir todo el año. Entonces, enfrentar ese intento de conculcar el derecho al trabajo es una respuesta contundente ante el imperio y ante el autoproclamado y los demás integrantes de esa pandilla de bandidos que andan por ahí pretendiendo hacer lo que les da la gana. En algún momento el pueblo se los va a cobrar y de hecho ya se los está cobrando.

 

-¿Cuál es la posición de los peloteros como organización, como grupo o sindicato ante estos temas políticos?

 

-La Asociación de Peloteros Profesionales de Venezuela no existe, y si existe es una entelequia. Ni siquiera ha podido organizar en los últimos años el Juego de las Estrellas, que era la única actividad que tenían. Hay manifestaciones particulares de algunos peloteros que han hecho públicas sus posiciones políticas. No hace falta decir quiénes son. Todo el mundo sabe. Algunos se han plegado, se han dejado llevar por las campañas propagandísticas y manipuladoras que han tenido siempre el objetivo de acabar con la Revolución Bolivariana y ponerle en bandeja de plata las riquezas de nuestro país al imperio estadounidense. Lo cierto es que ante el veto que pretendió impedir que tuviéramos temporada de beisbol no vi a ninguna organización o sindicato elevando su voz o dando alguna declaración en defensa de los intereses de sus afiliados. No veo tampoco que haya ninguna manifestación formal de aprobación al inicio del campeonato, pese a que eso significa que muchos de esos peloteros, que antes no tenían oportunidad, este año sí podrán obtener ingresos para llevar comida a su casa.

 

-¿Qué puede decirse de los dueños de los equipos? Durante el año se dijo que varios de ellos estaban en la movida de no hacer el campeonato…

 

-Para mí se aplica lo que dijo una vez nuestro inolvidable Eliécer Otaiza: aquí todos están en estado general de sospecha. En este caso, todos los dueños de equipos son sospechosos, con el debido respeto. Pero no puedo afirmar que todos hayan conspirado contra la realización de la temporada y contra sus propios intereses, porque ese es su negocio. Sin embargo, hay ejemplos claros. Bravos de Margarita es de Tobías Carrero, socio del fallecido Luis Miquilena, conspicuo conspirador, uno de los autores intelectuales del golpe de abril de 2002. Los Leones del Caracas pertenecen a la familia Cisneros y sabemos el papel que jugó Gustavo Cisneros en ese mismo golpe. Se sabe que él le vendió sus acciones a su hermano, pero no creo que esa gente haya cambiado su postura. Incluso, uno de los dueños de los Bravos de Margarita tiene acciones en los Marlins de Miami. Pero este es un negocio en el cual el Gobierno venezolano está aportando una cantidad importante de divisas para que salga adelante, a pesar de que es una actividad de la empresa privada. Creo que son diez millones de dólares los que van a aportar para garantizar lo que es más un entretenimiento para el pueblo de Venezuela: es un modo de vida.

 

-Sobre ese punto hay, por cierto, denuncias de que el dinero aportado el año pasado para la organización de la Serie del Caribe no volvió a manos del Estado, a pesar de que la serie no se realizó, como estaba previsto, en Barquisimeto bajo el argumento de la inestabilidad política. Es una denuncia que hizo Esteban Trapiello. Los dueños de equipos deben estar frotándose las manos porque es una temporada con menos gastos, con nóminas más baratas, mientras los precios de las entradas y de todo lo que se vende en los estadios siguen siendo muy altos.

 

-Sí. No van a pagar sueldos en dólares, supone uno, porque a esos muchachos que no tienen contratos en el Norte, seguramente no les pagarán en dólares. Gastarán en dólares para los insumos, las pelotas, los bates, los implementos, pero ¿necesitará cada equipo gastar su millón de dólares (cifra que tengo entendido que le dará el gobierno) para comprar  pelotas, bates y guantes? No sé. Pienso que es oportuno pedirle al ministro del Poder Popular para Juventud y Deportes, Pedro Infante, que se establezca un adecuado mecanismo de contraloría para saber en qué están gastando los equipos ese dinero y también cómo gastaron el aporte de la temporada pasada y lo que se dio para la Serie del Caribe. Por cierto, al ministro hay que reconocerle el esfuerzo que hizo para lograr que la temporada se realizara. Es pertinente la rendición de cuentas porque estamos frente a un negoción: el gobierno te da para que montes tu negocio y además tú cobras por entradas; cobras por publicidad en los circuitos radiales y de televisión, que es una de las partes más jugosas; cobras por la venta de souvenirs; cobras por la venta de cerveza y de las otras cosas que se venden los estadios. Si no se establece el mecanismo de rendición de cuentas, con el perdón de la palabra, esto es una manguangua.

 

-¿Qué nos puedes contar acerca de tu experiencia cubriendo periodísticamente el béisbol?

 

-Más que sobre mi experiencia me gustaría insistir en que debemos refrescarnos en lo que representa el béisbol para nosotros como pueblo. El béisbol nos hermana y eso le duele a esta gente. En el béisbol nuestro, ese de los estadios con piedritas, donde aprendieron a jugar Vizquel, Armas, Vitico Davalillo, César Tovar, etcétera, allí está nuestra esencia. Por eso es que allí no hay diferencias de razas, religiones, clases sociales o ideologías. Nosotros en esta temporada, le duela a quien le duela, veremos a chavistas y opositores compartiendo la afición por un mismo equipo o chalequeándose como se chalequean los fanáticos del Magallanes y del Caracas o de los Tiburones. Vamos a ver a la gente disfrutando. Para que se vea a qué extremos llegamos como fanáticos, recuerdo el caso de un amigo que se estaba casando y entró a la iglesia con un radio en el bolsillo y el audífono en el oído porque estaba oyendo el juego. En mi caso, una vez iba con uno de mis grandes hermanos en el combate por la vida, Antonio Ponte, para una reunión política del periódico popular La Vega Dice. En el taxi conversábamos sobre los temas que se iban a debatir y de pronto nos dimos cuenta de que esa noche había un Caracas-La Guaira. Le dijimos al chofer que mejor nos llevara para el estadio Universitario. El taxista nos dijo que le gustaría saber con quién era la reunión a la que originalmente íbamos, para ir a meterles el cuento. Esa es la esencia de nuestro béisbol.

 

El finado presidente Rafael Caldera suspendió una cadena nacional para no interrumpir un juego Caracas-Magallanes. Eso también lo hacía el comandante Chávez y lo hace el presidente Maduro porque el béisbol es esencia. Así veremos a las parejitas del muchacho con la camisa del Caracas, agarrado de la mano con su novia del Magallanes. Eso es hermoso y ahora que veamos eso de nuevo estaremos, como diría Benedetti, defendiendo la alegría. Estaremos demostrando el triunfo de la voluntad de un pueblo y de un gobierno. Reafirmaremos lo que dijo nuestro comandante Argimiro Gabaldón: “Somos la alegría y la vida en permanente lucha contra la tristeza y la muerte”. Esto que vamos a disfrutar gracias a la generosidad del pueblo y a la firmeza del gobierno bolivariano es un triunfo de la vida y la alegría sobre la tristeza y la muerte.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)