Un hombre de 48 años de edad identificado como Alonso Triberio Guanda Vergara terminó asesinado en su propia casa luego de invitar a un grupo de vecinos a tomar en su casa.
 
Guanda, quien era padre de un niño de ocho años, trabajaba como ayudante de cocina en un comedor popular y también hacía labores de zapatero en su tiempo libre.
 
El pasado domingo —15 de diciembre— en la madrugada, Alonso reparaba dentro de su humilde casa un par de zapatos cuando los vecinos llegaron a su residencia con bebidas alcohólicas y se pusieron a tomar.
 
En la casa de Alonso ubicada en el sector Los Canjilones de La Vega, en Caracas, había un gallo que sería el plato principal para el compartir de la cena de Navidad y Año Nuevo; pero esto no ocurriría, pues el gallo de Alonso sería el motivo que daría origen a su muerte.
 
Le robaron la vida y la cena de Navidad
 
Mientras sus vecinos tomaban dentro de su casa, uno de los presentes identificado como Leonelbis Laverti, de 23 años de edad, vio el gallo y propuso matarlo para comerlo esa misma noche.
 
La propuesta generó molestia en Alonso, quien inmediatamente se negó pues el animal representaba la comida que compartiría con su hijo y su mamá.
 
Minutos después, tras un descuido de Alonso, los vecinos aprovecharon su ausencia y mataron al gallo, esto generó una fuerte discusión entre Alonso y los demás hombres que terminó en una golpiza. Leonelbis tomó una botella y la azotó sobre la cabeza de Alonso, el golpe lo tumbó al suelo donde se volvió a golpear contra el concreto, luego le dio varias patadas, lo alzó y tiró contra la pared.
 
Según los testigos, mientras todo eso ocurría, ninguno de los presentes hizo nada para evitar la salvaje golpiza. Alonso quedó malherido y agonizante dentro de su propia casa; mientras su agresor, Leonelbis, lo dejó de golpear luego que su mamá, Nancy Mora, le dijera: «déjalo, ya está listo».
 
Leonelbis, su mamá y los otros vecinos tomaron el gallo muerto, salieron de la casa de Alonso, lo dejaron tirado y cerraron la puerta.
 
El gallo está listo
 
Horas más tarde, la mamá de Leonelbis —quizá con algo de remordimiento o con profunda soberbia— llamó a los familiares de Guanda para decirles que habían preparado el gallo y que estaban esperando que él se despertara para darle un poco.
 
Alonso, por su parte, yacía moribundo en su casa, solo, pues su pequeño hijo esa noche estaba en casa de su abuela, con quien vivía en una casa cercana.
 
El pequeño se levantó temprano, 8 de la mañana del domingo, con la emoción de visitar a su papá, pero se encontró con una escena dantesca, Alonso estaba tirado bañado en su propia sangre. Inmediatamente su hijo comenzó a gritar de terror y eso provocó que la familia se acercara a la casa.
 
Alonso aún respiraba, sus familiares se encargaron de llevarlo al Hospital José María Vargas, entró por emergencias y lo ingresaron a la sala de Traumashock.
 
 
Los médicos de turno vieron la gravedad de las lesiones e informaron a la familia que tenía pocas posibilidades de sobrevivir. Alonso se mantuvo agonizante todo el domingo y falleció durante la madrugada del lunes.
Horas más tarde resultó detenido Leonelbis Laverti cuando una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) lo arrestaran.
 
El caso sigue abierto para determinar el destino de Leonelbis y los demás implicados.
 
(LaIguana.TV)