El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, abogó por el embajador en Argentina, Ricardo Valero, acusado de robar un libro en una librería de Buenos Aires, y convocado de regreso para explicar el incidente que podría terminar en su destitución.

 

«Se trata de una persona con una trayectoria que yo diría es limpia en política exterior, es importante que se sepa, Ricardo Valero es un diplomático de carrera, un hombre con mucha cultura, fue en los mejores tiempos subsecretario de Relaciones Exteriores (1982-1988)», reseñó el mandatario.

 

El Comité de Ética analizará el caso de Valero, «acusado de robar libros en famosa librería», El Ateneo de Buenos Aires, y adelantó que si un vídeo difundido por la prensa argentina es veraz, «será separado del cargo inmediatamente», anunció la noche del 8 de diciembre el canciller Marcelo Ebrard.

 

El diplomático de 74 años fue fundador en 1988 del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), tras ser embajador para el proceso de paz en Centroamérica impulsado en los años 1980 por el Grupo de Contadora (Colombia, Panamá, Venezuela y México) y embajador en Chile (2001-2004).

 

«Ha sido legislador, coordinador del grupo parlamentario del PRD, una gente muy cercana a Porfirio Muñoz Ledo, sobre todo lo que tiene que ver con la política exterior», dijo López Obrador.

 

Muñoz Ledo es otro fundador del PRD que postuló a la presidencia dos veces a López Obrador (2006 y 2012), y fue presidente de la Cámara de Diputados del gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el primer año de su sexenio (2018-2024).

 

«Es un internacionalista de primer orden; se da este caso lamentable, la Secretaría de Relaciones Exteriores lo está atendiendo para ver qué procede, que no haya linchamientos públicos ni políticos, por eso doy los antecedentes», insistió el presidente.

 

López Obrador intentó atenuar el incidente con una anécdota personal que vivió en la librería Gandhi de la Ciudad de México, siendo jefe de Gobierno electo en el año 2000, cuando una persona le obsequió un libro.

 

«Me salí con el libro en la mano, entonces me detuvieron y me pidieron que presentara la nota, les dije que me lo acababan de dar, y me dicen que no lo podía sacar y me fui», relató.

 

El ahora mandatario regresó la semana siguiente a la misma librería, cuando el dueño de la Gandhi le ofreció disculpas, «y me llevó 10 tomos de la historia de la Ciudad de México de Fernando Benítez, como desagravio».

 

También evocó entre sonrisas el Diccionario de Mexicanismos de Francisco Santamaría, quien escribió que «el que prestaba un libro no estaba actuando bien (es un ‘tonto’, según el dicho), él lo decía de otra manera, pero el que lo devolvía tampoco actuaba bien».

 

López Obrador recordó esos pasajes «para que se trate el asunto en su dimensión, que no se afecte ni se destruya la dignidad de las personas».

 

Finalmente dijo que «todos cometemos errores, no sé quién pueda decir que no comete errores, ni donde está la perfección, quizá en la naturaleza o el creador, porque somos seres humanos».

 

El diplomático mexicano fue retenido en la liberaría hasta que llegó la policía, pero fue liberado por gozar de inmunidad diplomática.

 

(Sputnik)