Alberto Ángel Fernández es el nuevo presidente argentino desde este 10 de diciembre, garantizando el regreso del peronismo a la Casa Rosada. El dirigente de centroizquierda, algo desconocido en el exterior, pero de larga trayectoria en el detrás de escena del poder, llega al Ejecutivo con el objetivo de solucionar la crisis económica, y conciliar a una sociedad dividida por una brecha ideológica histórica. Pero ¿quién es y cómo alcanzó la conducción del país sudamericano?

 

Su vida

Nació el 2 de abril de 1959 en la Provincia de Buenos Aires, aunque no tuvo una gran relación con su progenitor. De hecho, en varias entrevistas a la hora de referirse a su padre hizo referencia a la pareja de su mamá, un juez que fue cesado del cargo a las pocas semanas de iniciarse la última dictadura militar, en 1976.

 

Pasó su infancia y parte de la adolescencia en el barrio de Villa del Parque, en la capital del país, una zona de clase media con bonitas casas y pocos edificios. Cursó la secundaria en el colegio Mariano Moreno, del Estado, y allí fue delegado en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), marcando el primer sello peronista en su currículum. Con el correr de los años, formó parte de otras agrupaciones y se relacionó con dirigentes, que tiempo después se convirtieron en reconocidas figuras del Partido Justicialista (PJ), identificado con el general Juan Domingo Perón. Finalmente, tras destacarse en diversas organizaciones, también se afilió al PJ, el frente más popular y representativo de Argentina.

 

Alberto, como lo llaman todos, siguió su camino por la senda del derecho, al igual que su papá adoptivo. Así, en 1983 se graduó de abogado con un promedio de 7,80 en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde da clases desde 1985. De hecho, hasta llegar a la Presidencia, enseñaba Teoría General del Delito y Sistema de la Pena en esa casa de estudios —pública y gratuita—, y centenares de alumnos hacían fila para tomarse una ‘selfie’ con el futuro mandatario. Desde su rol de académico, sostuvo que los referentes de la centroizquierda regional, como Luiz Inácio Lula da Silva, Rafael Correa y la flamante vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, padecen una persecución judicial, que viola las bases del debido proceso.

 

Sus inicios en política fueron durante el Gobierno de Raúl Alfonsín, líder de la Unión Cívica Radical (UCR), otro partido tradicional de esa nación latinoamericana, recordado por el retorno a la democracia en 1983. En ese entonces fue designado subdirector general de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía, y en 1989, bajo el mandato del peronista Carlos Menem, quedó a cargo de la Superintendencia de Seguros de la Nación.

 

Luego, desde 1996, estuvo en la mesa directiva de empresas ligadas al Banco Provincia, bajo la Gobernación de Eduardo Duhalde en la Provincia de Buenos Aires, uno de los políticos más respetados por Fernández. Hasta 1999 continuó ligado a ese dirigente, para después ser parte del llamado Grupo Calafate, la nueva oleada progresista dentro del peronismo que buscaba ser la alternativa a la reelección de Menem, quien había dejado sus raíces populares para inclinarse por un modelo neoliberal. A partir de allí, comenzaba a surgir la candidatura de Néstor Kirchner, quien llegó al Gobierno en 2003, y Fernández fue nombrado jefe de Gabinete.

 

Así, Alberto ocupó el cargo hasta 2008, dejándolo durante el Gobierno de Cristina, con quien empezaba un fuerte distanciamiento, generándose cruces y acusaciones de todo tipo, que hoy son resaltadas por la oposición. Más allá de eso, hicieron las pases y la dirigente más popular de Argentina sorprendió a todos ofreciéndole la candidatura presidencial. En este nuevo escenario, ambos prometieron no pelearse «nunca más». Además, Fernández era considerado como el aspirante «intermedio», sin posicionarse en ningún extremo ideológico. Tampoco tenía grandes causas de corrupción, ni habría tiempo para armar un expediente en su contra.

 

Pragmatismo puro

Este líder latinoamericano tal vez sea el mejor ejemplo para explicar el pragmatismo, habiendo pasado por varias veredas hasta llegar al cargo más importante en toda su carrera. Aunque siempre se paró en el peronismo, supo aliarse a importantes figuras que, en su momento, fueron claros enemigos del kirchnerismo. Así, el nuevo mandatario es reconocido por su modo frontal de hacer política, una línea que lo caracterizó hasta hoy, y que muchos le reconocen como una virtud.

 

En efecto, mientras supo sostener diálogos estratégicos con Washington y el Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de su asunción, no dudó en criticar a la Casa Blanca por su rol en la crisis de Bolivia: «EE.UU. volvió a las peores épocas de avalar golpes de Estado en América Latina», lanzó. En sintonía, si bien reconoce a Brasil como un gran socio comercial, siempre pidió la excarcelación de Lula, recientemente liberado. Asimismo, la adaptación al ambiente también se refleja en la posible alianza con México para formar un eje progresista en la región, donde abundan los Gobiernos de derecha.

 

Las curiosidades de Alberto
En las semanas previas a la toma del poder, ya se había convertido en un político que se destacaba por algunas actividades, gustos e intereses que poco tienen que ver con la vida dirigencial, aunque dicen mucho sobre cómo es el presidente en su vida cotidiana. Varios de esos puntos fueron explotados por los asesores de imagen durante la campaña electoral.

 

Rockero

Fernández es guitarrista. De hecho, a los 14 años tomó clases para aprender a tocar el instrumento con Litto Nebbia, un ícono del rock nacional. En otras palabras, es un gran conocedor del género, y oyente de reconocidos artistas de los 70, cuando abundaba la música de protesta: Luis Alberto Spinetta, otro clásico local, es uno de sus exponentes preferidos. Además, llegó a componer temas propios y se presentó en algunos boliches porteños. También grabó un tema, ‘El último verano’, incluido en un disco del grupo Los Súper Ratones.

 

La frutilla del postre para coronar la campaña presidencial fue difundir videos suyos interpretando clásicos del rock argentino.

 

Los perros

Por momentos, las mascotas de Alberto se robaron la atención de los votantes. De hecho, su perro de raza collie fue el centro de todas las miradas. Se llama Dylan, en honor a Bob Dylan. Y hasta tiene su propio perfil de Instagram: «Nací en Pilar (Provincia de Buenos Aires), mi mejor amigo es Alberto Fernández. Soy un collie nacional y popular», dice su descripción, haciendo una clara alusión al típico lema kirchnerista.

 

Pero eso no es todo. Las redes estallan cuando se publican fotos de Dylan junto a uno de sus cachorros, Prócer, quien se llama así por su parecido a un perro que aparece en un capítulo de Los Simpson. Obviamente, la comunidad virtual enloqueció al notar que el entonces candidato era un fiel seguidor de la familia amarilla.

 

Activo en redes

Twitter es la red social más usada por el político. Se trata del canal escogido por Fernández para interactuar con el ciudadano de a pie, desde que tiene su cuenta personal, a partir de mayo del 2010. Así, hasta se hizo tiempo para darle ánimo a estudiantes complicados con sus exámenes, causando el furor virtual.

 

Responde a la prensa

Si bien es cierto que Fernández solía tener buena relación con las empresas mediáticas, comparado con dirigentes como Cristina, no duda en contestar las noticias falsas y dejar mal parados a muchos periodistas. De hecho, es raro que el flamante presidente deje pasar ‘fake news’ sin desmentirlas, exponiendo a los medios que se encargaron de publicarlas. El nuevo líder argentino es muy cuidadoso de su imagen pública.

 

Escribió un libro sobre Néstor Kirchner

Lo considera el mejor presidente de la democracia, y nunca lo escondió. Así, en 2011 publicó el libro ‘Políticamente incorrecto: Razones y pasiones de Néstor Kirchner’, donde cuenta el trasfondo de muchas medidas, escrito en un tono personal.

 

Principales críticas
Sin embargo, no todas son flores, también tiene unos cuantos detractores. En efecto, muchos destacan algunos aspectos que consideran reprochables en la trayectoria de Alberto, y también sus vínculos afectivos.

 

Antiguas diferencias con Cristina

 

¿Por qué uno de los críticos más duros de la expresidenta podría gobernar junto a ella? Este es uno de los principales cuestionamientos de la oposición sobre la fórmula Fernández-Fernández. Es que antes, Alberto lanzaba comentarios dignos de un férreo opositor: criticó el memorándum firmado con Irán durante el Gobierno de Cristina, considerando que se buscaba la impunidad del atentado a la AMIA, insinuó que la entonces presidenta coaccionaba al Poder Judicial a su favor y hasta afirmó que «tiró por la borda todo lo que hizo Néstor». En consonancia con el arco opositor, subrayó con énfasis la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien apareció sin vida en su departamento antes de exponer ante el Congreso una denuncia contra Kirchner.

 

En una entrevista del 2015 con Diarios y Noticias, destacó la ampliación de derechos que se logró en el primer mandato de esa dirigente, pero sostuvo que en el segundo período «ya no se encuentran elementos para ponderar». Y sumó: «La economía se destruye, se pierden las reservas junto a la relación dólar – peso, la pobreza aumenta y se niega su existencia». Los reparos de Alberto fueron muchísimos, pero él no los esconde, y sostiene que criticar es saludable para la democracia.

 

Uno de los momentos más tensos se dio durante un reportaje del canal C5N en 2012, cuando ya se mostraba bastante crítico. Repentinamente, la transmisión desde el estudio fue cortada, y Alberto sostuvo públicamente que la interrupción habría ocurrido por órdenes de funcionarios de Cristina, aunque el director del canal argumentó que se habían excedido con el tiempo del reportaje en vivo.

 

Alianza con dirigentes cuestionados

 

La izquierda local se ocupó en destacar que en el 2000 ese dirigente integró una lista liderada por Domingo Cavallo, un economista que le trae malos recuerdos a muchos argentinos. En esa oportunidad, Fernández fue electo legislador de la Ciudad de Buenos Aires. Antes, Cavallo ya había sido subsecretario del Interior y presidente del Banco Central en la dictadura. Y en los 90, mientras se expandían las políticas neoliberales, fue ministro de Economía.

 

En medio de la crisis del 2001, cuando volvió a dirigir el Ministerio, Domingo fue el artífice del ‘corralito’, una medida que limitó la extracción de efectivo de la población, consumando el estallido social más grande de las últimas décadas. Sin embargo, la participación de Fernández en su boleta electoral había sido un año antes.

 

A su vez, los mismos sectores izquierdistas repudian el afecto que el mandatario demuestra por Duhalde, su antiguo socio político, quien presidió de forma interina el país cuando se produjo la ‘Masacre de Avellaneda’. En esa jornada de 2002, la Policía asesinó a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, mientras diversas organizaciones sociales reclamaban en la Provincia de Buenos Aires por mejores condiciones de vida, en medio de una pobreza galopante.

 

Agresividad virtual

Previo a convertirse en el político más importante del país sudamericano, Fernández era un dirigente que solía usar sus ratos libres para intercambiar opiniones con cibernautas, aunque no siempre abundaba la diplomacia. De hecho, «‘boludo’ con vista al mar», escrita en 2013, fue una de las respuestas que más se viralizaron en los últimos meses. Así, las viejas contestaciones en Twitter del ahora presidente, que hacen reír a militantes propios, fueron destacadas por la oposición para intentar desmentir la postura medida del peronista. Y la lista de insultos puede continuar.

 

La familia

El nuevo presidente argentino no cumple con los estereotipos de una típica familia tradicional. Alberto es divorciado y tiene una novia 22 años menor que él, Fabiola Yáñez, una periodista y actriz argentina. Con su esposa anterior tuvo un hijo, Estanislao, un joven ‘drag queen’ y transformista, quien tiene gran popularidad en redes sociales.

 

Aquel chico fue víctima de un claro ataque mediático tras confirmarse la candidatura de su padre, y hasta el hijo de Bolsonaro se burló de sus caracterizaciones femeninas. Así, cientos de periodistas se abalanzaron para preguntarle a Fernández por su vástago: «Es uno de los tipos más creativos que vi en mi vida. ¿Cómo me va a joder que me pregunten por mi hijo? Siento orgullo por él», contestó.

 

Falta mucho para calificar su gestión, pero la imagen presidencial ya giró 180 grados.

 

(RT)