Se les considera casi erradicados, pero la muerte del general iraní Qasem Soleimani abre la puerta a una posible reactivación del grupo extremista islámico.

 

La noticia del asesinato del poderoso comandante iraní fue recibida por el liderazgo del autodenominado Estado Islámico (EI) con mucho entusiasmo y el hecho de que haya sido Estados Unidos quien realizara el ataque mortal habría sido una doble sorpresa, según expertos.

 

En una declaración reciente, EI se refirió a la muerte de Soleimani como un acto de intervención divina que beneficia a los yihadistas.

 

Tanto el gobierno estadounidense como el iraní han librado por años una intensa batalla para expulsar al grupo extremista de Siria e Irak.

 

Y al igual que la administración Trump, Soleimani era uno de los enemigos número uno de la organización: de hecho fue él el responsable de construir una alianza de milicias pro iraníes que jugaron un papel fundamental en la debilitación del EI en Medio Oriente.

 
 

Un conflicto saludado por los yihadistas

 

Más allá del comunicado celebrando la muerte de Soleimani, según el equipo árabe de monitoreo de la BBC, actitudes previas y materiales propagandísticos de esa organización hacen pensar que buscan explotar cualquier escalada entre Irán y Estados Unidos.

 

En un documento publicado este miércoles, el equipo de expertos asegura que partidarios en línea de la organización extremista han estado celebrando los bombardeos efectuados por Irán sobre las bases aéreas en Irak que albergan tropas estadounidenses.

 

De hecho, varios «yihadistas en línea» han asegurado esperar que los dos enemigos de la organización comiencen un conflicto bélico que los debilite a ambos.

 

Muwahhid al Jazrawi, un prominente partidario del EI, saludó la semana pasada, a través de un mensaje publicado en la aplicación Hoop, el «conflicto entre dos tiranos» y dijo que abría «una ventana para (tomar) el control», lo que algunos consideraron como una referencia a Estado Islámico.

 

De manera general, los yihadistas han acogido con beneplácito la escalada de tensiones entre Estados Unidos e Irán y ven la serie de eventos como una distracción que le permitirá al EI afianzarse en la región.

 

El gran ganador

 

Matthew Henman, jefe del Centro Jane de Terrorismo e Insurgencia (JTIC, por sus siglas en inglés), parte del proveedor global de información IHS, considera al EI como el «gran ganador» de este enfrentamiento.

 

«Cualquier situación que le permita al grupo tener tiempo y espacio para reagruparse y restablecer su poderío es aplaudida por ellos», le dice a BBC Mundo.

 

El experto en terrorismo explica que, de intensificarse el conflicto, la atención hacia el EI por parte de los oponentes se desviaría y los esfuerzos para erradicarlos podrían detenerse.

 

Henman recuerda que los ataques de la coalición contra el EI en el norte de Siria ya se han visto interrumpidos debido a la incursión militar iniciada por Turquía el año pasado.

 

En octubre, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan ordenó una ofensiva militar en territorio sirio para crear una «zona segura» libre de milicias kurdas, pero esta operación hizo que las misiones contra el grupo extremista islámico se paralizaran por unas semanas, una situación que sus militantes aprovecharon para reagruparse.

 

Una oportunidad para el Estado Islámico

 

El jefe del Centro Jane de Terrorismo e Insurgencia advierte que la organización ya está comenzando a reagruparse y que el cese de las operaciones en su contra le daría «la oportunidad de reclutar, planificar y restablecer una presencia local importante», así como de recuperar el apoyo popular «a través de la intimidación y el miedo».

 

Abdirahim Saeed, del equipo de expertos en yihadismo de la BBC, concuerda con Henman y explica que la falta de ley y de orden en cualquier país, «ya sea en Nigeria, en Irak o en Siria», beneficia a los grupos extremistas, por lo que una guerra le caería como anillo al dedo al EI.

 

«Es una situación en la que definitivamente salen ganadores. Tanto Estados Unidos como los persas son enemigos del EI. Y si los dos se pelean entre ellos, sus ejércitos estarán muy ocupados para dedicarse a la lucha contra el terrorismo», explica.

 

Pese a que las autoridades iraquíes declararon la victoria militar sobre el EI en diciembre de 2017, la verdad es que todavía se encuentran luchando contra los restos del grupo.

 

Si bien, después de perder los grandes territorios con los que contaba, el EI está muy debilitado, el grupo continúa agotando a las Fuerzas Armadas iraquíes con tácticas de guerrilla.

 

«Estado Islámico perdió su llamado califato. Perdió los territorios que controlaba en Irak y Siria. Pero aún opera en ambos países con una estrategia de desgaste en la que atacan y se dan a la fuga», afirma Saeed.

 

Efectivamente, según un estudio publicado por el Congreso estadounidense en abril de 2019 todavía existen miles de combatientes del grupo que organizan ataques y trabajan para reconstruir sus capacidades.

 

Y después de haber perdido Mosul en Irak y los territorios en el valle medio del río Éufrates, en Siria, lo que representó un fin para muchos, el Estado Islámico podría aprovechar la escalada de tensiones en Medio Oriente para reinstalar su «califato» físico.

 

(BBC)

Yihadistas con la bandera del Estado Islámico.

Mujer escapando con su hijo de un territorio que era controlado por el EI.

Qassim Soleimani.}

Base de Al Asad.

Mosul.