La captura de la exsenadora Aída Merlano por la Fuerza de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana ha colocado al presidente de Colombia, Iván Duque y, en general, a la derecha colombiana gobernante en una situación muy comprometida. A la élite del país vecino no le conviene que ella retorne, pero tampoco que la tenga en su poder el gobierno de Nicolás Maduro, al que esa camarilla se ha empeñado en derrocar.

 

Como primera respuesta, Duque ha optado por tratar de convertir el asunto en un issue de la pugna sobre la legitimidad del gobierno venezolano, al que no reconoce como tal, siguiendo la línea de Estados Unidos. Por ello ha solicitado la extradición de la exsenadora al supuesto presidente interino, Juan Guaidó. 

 

Pero, más allá de ese gesto inoficioso, al que Maduro calificó de “verdadera ridiculez”, la captura de Merlano es un tema interno de Colombia, cuyas consecuencias apenas comienzan a perfilarse.

 

La revista Semana afirma que la recaptura “ha puesto a caminar sobre el filo de la navaja a importantes políticos” que aparecen involucrados en los mismos casos de corrupción electoral por los que Merlano fue procesada y sentenciada a 15 años tras las rejas. Entre esos políticos, vinculados estrechamente a la ultraderecha (uribista o no) están el empresario Julio Gerlein, su hermano, Roberto Gerlein,  Laureano Acuña y otros dos hermanos con mucho poder político, el senador Arturo Char y el exalcalde de Barranquilla Alejandro Char, hijos de un patriarca empresarial y político de la costa caribeña, Fuad Char.

 

Estos personajes y al menos otra docena de políticos bien podrían haber sido condenados también a largas condenas de cárcel, tal como lo fue Merlano, porque formaban parte se la misma red de compra de votos conocida como el Clan del  Atlántico.

 

Días antes de que Merlano huyera espectacularmente de la cárcel mientras hacía uso de un permiso especial para ir al odontólogo a seguir un tratamiento de embellecimiento de la sonrisa (“la fuga de la mujer araña”, llamó irónicamente la prensa a este hecho) se comentaba que ella estaba negociando una reducción considerable de su pena, a cambio de delatar a los otros integrantes de la pandilla. En consecuencia, cuando se escapó, vaya que los socios respiraron tranquilos, pero ahora, con su detención en Maracaibo, renace la angustia de que la dama pueda ser extraditada y «cante» todo lo que sabe.

 

La posibilidad de que Merlano hunda a sus ex socios es muy clara porque ella ya ha denunciado que fue utilizada como chivo expiatorio de los referidos agentes de poder, quienes dejaron que ella cargara con todas las culpas.

 

Maduro ganó la partida

 

El  articulista político neogranadino Felipe Priast, difundió un análisis titulado Merlano-22, en referencia a la expresión Catch-22, utilizada en Estados Unidos para referirse a una situación absurda y sin sentido. En ese artículo afirma que, de una manera completamente inesperada y extraña, «Maduro, la némesis del gobierno colombiano, tiene en su poder a la vieja (sic) que puede quitar o poner al próximo presidente de Colombia, ni más ni menos que eso».

 

Se refiere Priast a las aspiraciones presidenciales del ya mencionado Alejandro Char, conocido como Alex Char, a quien se considera un claro aspirante de importantes sectores conservadores (y de EEUU) a ser el sucesor del muy defectuoso Iván Duque, en las elecciones de 2022. «Por eso Petro brincó de una. Si la Merlano es entregada a la justicia colombiana, la aspiración de Alexis Char está muerta antes de nacer, apaga y vámonos, viejo Alex -dice el analista, que escribe en medios alternativos colombianos-. Y si esto sucede, las chances de Petro de ser presidente son buenas, muy buenas».

 

Según Priast, Merlano no solo tiene la posibilidad de hundir a Char, sino a media clase política colombiana. Por eso opina que en este momento Maduro tiene en su poder una ficha para minar por dentro la política neogranadina y ponerla patas arriba. A su juicio, con ella en sus manos, el presidente venezolano no solo puede negociar con Colombia, sino también con EEUU.  «Si Aida es entregada a la justicia colombiana, el próximo monigote de los norteamericanos, Alex Char, se quema. Y si el muñeco de los norteamericanos se quema, es probable que Petro sea presidente en el 2022, el peor escenario para los norteamericanos. En otras palabras, el chofer de bus tiene la sartén por el mango», expresó.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)