David Stern, excomisionado de la NBA, la National Basketball Association, y una de las personas más influyentes del deporte mundial durante las últimas décadas, falleció este miércoles 1 de enero a los 77 años de edad. Stern permanecía en estado grave desde hace varios días tras haber sido operado de urgencia a causa de una hemorragia cerebral repentina en un restaurante de Nueva York.
Stern estuvo ligado a la NBA durante casi cinco décadas y fue comisionado de la Liga durante 30 años, antes de retirarse en 2014. La NBA alcanzó un tremendo impacto global durante su mandato. Lideró un trabajo conjunto con el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, para que los jugadores de la NBA empezaran a competir en los Juegos Olímpicos. Lo hicieron a partir de 1992 con una selección legendaria, bautizada como el Dream Team, encabezada por Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird.
Llegó al cargo en un momento, en febrero de 1984, en que la NBA atravesaba una profunda crisis, cercada por los problemas de drogas y mala imagen. Su gestión fue rápida y muy eficaz. Estableció el tope salarial, empezó a firmar contratos televisivos que fortalecieron económicamente a la Liga y potenció al máximo la competitividad y la imagen de los jugadores, impulsada por la rivalidad de Larry Bird y Magic Johnson, la llegada de Michael Jordan y, más adelante, las de Kobe Bryant y LeBron James. Impulsó la firma del último contrato, de 24 mil millones de dólares antes de la temporada 2016-2017, lo que permitió que los límites salariales de cada franquicia superasen los 109 millones de dólares. Según datos de Espn, los ingresos anuales de la Liga por su contrato de televisión aumentaron 40 veces, el salario promedio de los jugadores aumentó de 250 mil dólares al año en 1984 a más de 5 millones de dólares y el valor de las franquicias se disparó.
La gestión de Stern tuvo un impacto enorme en la NBA Durante su mandato, se incorporaron siete nuevas franquicias: Charlotte, Miami, Minnesota, Orlando, Toronto, Vancouver, y nuevamente un equipo regresó a Charlotte (los Bobcats) cuando los Hornets se fueron a Nueva Orleans. También ayudó a la creación de la WNBA, la Liga Profesional Femenina, que empezó a disputarse en 1997.
“Otros hablan de trabajar como secretarios para jueces de la Corte Suprema o jueces federales, pero disfruto diciendo que mi primer puesto fue en la Delicatessen de Stern”, explicó. Stern se enorgullecía de la experiencia que había adquirido en su primer trabajo, tras el mostrador del establecimiento que regentaba su familia, el Stern’s Deli en el barrio de Chelsea, Nueva York, donde creció. Aquellos años tras el mostrador le imbuyeron del tipo de ética de trabajo necesaria para encabezar un imperio multimillonario.
Bajo su supervisión, la NBA se convirtió en una de las ligas más populares y exitosas del mundo. Después de graduarse de la Facultad de Derecho de Columbia en 1966, Stern comenzó a manejar negocios legales para la NBA. En 1978, dejó su bufete de abogados para convertirse en asesor legal de la liga. Dos años después, se creó el puesto de vicepresidente ejecutivo, asuntos comerciales y legales para Stern. Se le encargó que encontrara formas creativas y productivas de utilizar el marketing, la televisión y las relaciones públicas para impulsar la imagen de la NBA.
En 1984, cuando tenía 42 años, se convirtió en el cuarto comisionado de la NBA. Cuando asumió el cargo, la liga atravesaba un período financiero excepcionalmente difícil. La mayoría de los equipos estaban perdiendo dinero. La asistencia de los aficionados y las audiencias de televisión habían disminuido, y como consecuencia también los patrocinios. Negoció un acuerdo entre los jugadores y los propietarios, que durante mucho tiempo se consideraron adversarios, basándose en el reparto de ingresos. El resultado no solo fue la paz laboral, sino también la prosperidad tanto para los jugadores como para los propietarios.
Tuvo tanto éxito que a fines de la década de 1980, la NFL intentó contratarlo como comisionado para reemplazar a Pete Rozell. Stern se negó y se quedó con el baloncesto. En 1989, Associated Press votó a David como el Ejecutivo de la década. Su talento como vendedor es incuestionable, como atestigua el eslogan publicitario «I Love This Game». Construyó la marca de la liga, aumentó la lealtad de los aficionados y forjó asociaciones lucrativas.
(El País)