La huelga de trabajadores ferroviarios franceses contra los planes del gobierno para reformar el sistema de jubilación cumplió este jueves 29 días, un marca histórica en Francia, que supera  la duración de los paros en la década de los años 80 del siglo pasado.

 

El movimiento ha paralizado los servicios de trenes y metro en París y en todo el país durante el período de Navidad-Año Nuevo y continúan causando graves interrupciones, sin embargo, el Gobierno del presidente Emmanuel Macron, no dará marcha atrás al cuestionado proyectado.

 

En el inverno de 1986-1987 los trabajadores de la compañía francesa de ferrocarriles (SNCF) estuvieron en huelga 28 días.

 

El bloqueo de terminales de buses en esta capital y otras localidades marcó el comienzo del nuevo día de paro, en el cual continúan las severas afectaciones en el transporte público, con menos de la mitad de los trenes internacionales y entre regiones y ciudades circulando.

 

También el metro parisino mantiene el difícil escenario que lo caracteriza desde el 5 de diciembre, con apenas dos de las 16 líneas funcionando con normalidad, ambas automatizadas (1 y 14).

 

Para este jueves, 200 manifestantes, entre ellos trabajadores del ferrocarril y funcionarios territoriales, se concentraron frente a una refinería en Donges (oeste de Francia) donde bloquearon las salidas.

 

Los sindicatos anunciaron que para el jueves 9 de enero está convocada una nueva movilización nacional aunque a partir del próximo lunes están previstas manifestaciones de varias profesiones liberales, como los abogados, y en el sector petrolero.

 

La huelga se ha convertido en la gran prueba sobre la capacidad de Macron de llevar adelante su plan de cambios estructurales con el que ganó las elecciones en mayo del 2017.

 

En su discurso de fin de año, el presidente francés defendió su reforma de las pensiones que pretende «llevar a cabo» mientras espera «un rápido compromiso» entre el gobierno y los sindicatos «dispuestos» a dialogar.

 

El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martinez, reaccionó muy negativamente a la alocución presidencial. “Hace falta más huelgas en todas partes”, dijo.

 

Hace falta que la señal de alarma sea fuerte”, agregó Martinez. El líder de Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Melenchon, calificó la intervención de Macron de “declaración de guerra” a quienes rechazan la reforma.

 

Para Eric Coquerel, diputado de LFI entrevistado en la radio FranceInfo, después de este discurso, «la gente se movilizará aún más para poner a este presidente en su lugar, quien decididamente carece de humildad».

 

(teleSUR)