La pérdida del cabello no deja de ser una de las grandes preocupaciones de los hombres adultos, acostumbrados a pensar que se trata de un flagelo sin remedio. Sin embargo, un grupo de científicos trabaja en una investigación que podría avanzar en comprender cómo funciona la pérdida capilar para poder combatirla con más eficacia.

 

Entender cómo funciona la caída del cabello es uno de los objetivos del estudio realizado por un equipo de investigadores del Colegio de Medicina de Morsani de la Universidad del Sur de Florida, liderado por el profesor de Farmacología Molecular y Fisiología George Davis.

 

La regresión capilar, es decir la pérdida del cabello, «es una característica poco apreciada pero profunda de muchas enfermedades, especialmente de aquellas que afectan los órganos que requieren mucho oxígeno para funcionar adecuadamente«, según recoge EurekAlert!, una revista de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS por sus siglas en inglés).

 

«Si sabemos cómo los vasos sanguíneos se alteran o comienzan a romperse, estaríamos en condiciones de repararlos farmacológicamente«, explicó el científico.

 

La investigación logró identificar que tres principales mediadores inflamatorios participan en la regresión capilar (la interleucina 1 beta, el factor de necrosis tumoral y la trombina) que se registra en algunas enfermedades como la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, las neurodegenerativas y los cánceres. A su vez, lograron identificar combinaciones de drogas que permiten interferir con ese proceso de pérdida del cabello.

 

A partir del hallazgo, los científicos comenzaron a trabajar en el diseño en el laboratorio de capilares (los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo) para comprender cómo funcionan en los tejidos sanos. Utilizando estos modelos de laboratorio, los científicos procuran poder desarrollar posibles formas de proteger a estos capilares.

 

En efecto, ya existen anticuerpos utilizados para contrarrestar el efectos de los tres principales mediadores inflamatorios, específicamente en tratamientos contra la aterosclerosis, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la fibrilación auricular, la trombosis venosa profunda o la embolia pulmonar.

 

«Estas drogas están disponibles y funcionan. Nuestra información sugiere que, si se combinan, pueden actuar para prevenir la rotura de los vasos sanguíneos (antes de la enfermedad) y mejorar los resultados«, dijo Davis.

 

(Sputnik)