Durante una entrevista concedida a fines del pasado mes al medio español eldiario.es en la que se abordaron aspectos de la crisis política venezolana, el expresidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, referente de la mayor parte de las izquierdas en América Latina, calificó al diputado opositor y autoproclamado “presidente interino” como “un presidente decorativo” y “todo un papelón”. También dijo “está haciendo mucho turismo internacional”. 

 

Entre otras opiniones, Mujica, al igual que muchos otros analistas, intelectuales y políticos, independientemente las discrepancias que puedan tener con el gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro, coinciden que las sanciones impuestas por Estados Unidos –e impulsadas por Juan Guaidó– sobre Venezuela, como ya ha ocurrido en otros casos, más que al gobierno, afectan al pueblo, que es quien paga las consecuencias. 

 

En tal sentido, recordó: “Yo tengo mis discrepancias, pero jamás puedo acompañar la política de sanciones económicas, porque ya tenemos experiencia. Le pasó a España en la época de Franco y quien sufrió fue el pueblo español, que pasó hambre y todo lo demás. La humanidad debe desterrar las sanciones económicas a un país porque no lo pagan los Gobiernos, lo pagan los pueblos, que no tienen responsabilidad”. 

 

Por otra parte, para el experimentado político, el conflicto venezolano, que, en su criterio, tiene varias facetas, debe apuntar en primer término a aliviar el sufrimiento del pueblo venezolano a través de alternativas negociadas. “Yo no veo otro camino que una buena negociación o algo por el estilo, pero a los gritos y al ataque, no. El problema es encontrar una salida para que el pueblo venezolano no siga sufriendo, eso es lo primero y no lo otro”, puesto que “los grandes conflictos tienen siempre dos vías: o se arreglan militarmente, porque uno de los bandos queda derrotado, o el otro camino es una negociación política”. Naturalmente, “Pepe” Mujica no apuesta por la guerra. 

 

A su parecer, otra de las facetas del conflicto interno apunta hacia el reconocimiento por parte del gobierno nacional, de la existencia de varios chavismos: “debe haber una negociación política porque en el largo plazo no hay un chavismo, hay varios chavismos. (…). Lo peor que hay en la alta política, es no aceptar la existencia de realidades con las cuales hay que lidiar. Hay tantos chavistas, o más, fuera del Gobierno que los que hay en el Gobierno”, recalcó. 

 

Y para ilustrar su punto, comparó el futuro del chavismo con el peronismo argentino: “con el paso de los años, el chavismo en Venezuela puede desembocar en algo parecido al peronismo en Argentina, que es un híbrido entre política y religión, con hondas raíces populares”. 

 

Los temas económicos no podían quedar por fuera y el exmandatario uruguayo también compartió su opinión sobre este asunto, apuntando a la capacidad de recomposición de las fuerzas productivas en medio de la crisis económica en la que las sanciones impuestas desde Estados Unidos, han jugado un papel estelar: “se está conformando una economía paralela a medida que pasa el tiempo. Teóricamente, en Venezuela deberían estar todos muertos de hambre y no, están mejor hoy que hace un año, porque se van generando mecanismos por aquí y por allá”. 

 

Finalmente, el dirigente reflexionó acerca del alcance práctico de la idea de una revolución socialista. Al respecto, señaló: “También nosotros cambiamos, nos insertamos en un mundo con determinadas reglas, soportamos, nos dimos cuenta de que no íbamos a hacer ninguna revolución pero que teníamos que seguir luchando porque sobraban injusticias. Yo no le puedo plantear a la gente común del pueblo un mundo utópico cuando me van a decir: “Mirá, mañana tengo que pagar la luz”. Hay que atender los problemas que tiene la gente y eso por un lado nos mediatiza, pero también nos humaniza. Estamos en esto”. 

 

(LaIguana.TV)