El constituyente David Paravisini estima que las medidas tomadas por el presidente Nicolás Maduro con relación a Petróleos de Venezuela significan la intervención y la eliminación de la empresa, al menos en lo que respecta a la estructura que ha tenido hasta ahora. En su opinión, tal cambio drástico era inevitable, pues Pdvsa estaba diseñada como una compañía multinacional y para atender intereses de las corporaciones mundiales.

 

Por si ese enfoque no fuera, de suyo, bastante controversial, Paravisini alertó sobre una práctica que viene desarrollándose en el seno de la principal empresa pública desde hace años y que en los últimos días ha tomado notoriedad por algunos casos particulares. El experto petrolero no duda en calificar tal práctica como una modalidad del lawfare, la judicialización de la política, el uso de los tribunales y los cuerpos policiales para triturar a los adversarios en las luchas por el poder.

 

A continuación presentamos una versión de las declaraciones del actual presidente de la Subcomisión de Petróleo, gas energía y agua, perteneciente a la Comisión de Economía de la ANC.

-¿Cómo afectarán a la industria los cambios anunciados por el presidente Maduro en Petróleos de Venezuela: positiva o negativamente?

 

-Creo que la afectará positivamente a la industria petrolera, gasífera, de refinación y petroquímica nacional porque la estructura corporativa de Pdvsa, que nació como producto de los intereses de las grandes transnacionales, ya no le servía a esos intereses. Una petrolera del Tercer Mundo no puede ser la cuarta empresa del planeta si no tiene el soporte de las grandes transnacionales. Además, Pdvsa es una empresa pública. Estas deficiencias se empezaron a exacerbar en el tiempo, en el contexto de la guerra  contra el país. Las sanciones están prácticamente enfocadas en Pdvsa han agudizado las contradicciones no solo entre la compañía y sus trabajadores y con el resultado industrial, sino entre Pdvsa y el resto del país y de la economía. Al prácticamente desaparecer la producción, eso arrastró tras de sí a toda la actividad económica nacional y comprobó absolutamente la relación de dependencia tantas veces denunciada. Dolorosamente, eso obligó al presidente a tomar una medida como la que tomó, que en mi opinión es una intervención y la eliminación de Pdvsa como la estructura productiva nacional de petróleo, gas, refinación y petroquímica.

 

-¿Por qué “eliminación? Es un término duro, pesado…

 

-Porque la superestructura corporativa de Pdvsa era semejante a la de las grandes transnacionales globales, cuya función fundamental es la transferencia de capital de la periferia a las metrópolis, a sus centros financieros y económicos. Llegó el momento en que no fue capaz de mantener un equilibrio entre los intereses de los trabajadores, la producción y la satisfacción del dueño de esa renta, que es el pueblo venezolano, como lo dice la Constitución. No hubo ya excedente que permitieran el robo, como robaron los grandes tecnócratas. Tampoco se pudo mantener a los trabajadores con ingresos superiores a la media nacional, lo que los hacía sentirse como si pertenecieran a una élite. Mientras tanto, el pueblo venezolano se vio afectado luego de que, con el presidente Chávez, experimentó cómo la redistribución de la renta satisfacía sus necesidades. Todo eso entró en crisis y con la estructura existente es imposible recuperarlo. No hay posibilidades de una recuperación porque tendrían que haber transnacionales en ese proceso y ellas lo harían en un determinado sentido. Por ahí vemos empresas transnacionales que propugnan que el país produzca cinco o seis millones de barriles diarios en un tiempo en que está cayendo la demanda mundial y hay productores emergentes como Estados Unidos y Brasil. Es el esquema de monetización de los recursos minerales, el que dice que se debe extraer porque si no, el recurso se va a quedar allí para toda la vida. La estructura que ha mantenido Pdvsa responde a esa visión netamente extractiva, sin desarrollo aguas abajo. Cambiar a Pdvsa para que haga otra cosa (con esa misma estructura) es una tarea inútil. Tomo un ejemplo del profesor Aristóbulo Istúriz, cuando le preguntan por qué el Ministerio de Educación impulsa la creación de una nueva universidad para formar docentes. Él dice si se pone a recuperar el Instituto Pedagógico, nunca va a lograrlo y tampoco va a formar un nuevo profesor. El tema con Pdvsa es cambiar por completo la estructura. Pudiera ser en la ruta que han venido impulsando los trabajadores, a través de los CPT (Consejos Productivos de los Trabajadores), que es crear unidades de producción que definan  sus relaciones con el dueño de la renta (el pueblo), con el uso del recurso natural, con los sistemas de transformación, con el capital y con la burocracia. Son cuatro actores que participan en la industria y cada uno tiene quien los defienda. No es suficiente la representación de la Asamblea Nacional en lo que respecta al propietario del recurso, sino que es necesario incorporar estructuras y organismos que estén presentes, vigilen y controlen que la renta producida vaya adonde debe ir. Los trabajadores deberían dirigir ese proceso; el capital debería tener garantías de que va a recibir ganancias; y la burocracia, que es necesaria porque el petróleo es un bien nacional, debe ser controlada porque se desborda sobre sí misma e impone una lógica sobre el resto de los más sectores. 

 

-Por lo que se percibe en el país, esta comisión (la denominada Alí Rodríguez Araque) es trabajar contra la corrupción, pero a algunos de los gerentes acusados les han salido defensores muy importantes dentro del mismo movimiento revolucionario. ¿Qué está pasando allí?

 

-Ese caso tiene en este momento (viernes 6 de marzo) una semana y todo es un sistema de acciones judiciales en contra de trabajadores que no tienen una correspondencia exacta con procedimientos legales. Tenemos más de cien casos de trabajadores en las mismas condiciones (que Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos), solo que no son compañeros con tanta inserción en la actividad política y en la militancia de ellos y de sus familias. En este caso se llegó a un punto que no dudo en calificar de judicialización de la política, es decir, la defensa de intereses económicos, de dominio o de poder, mediante medidas judiciales. Esos intereses se han exacerbado con la intervención decretada por el presidente Maduro porque desplaza factores de poder que estaban instalados, tanto en el sector de los trabajadores y sus sindicatos, como de los contratos y negocios. El caso de estos dos gerentes no es el primero. Insisto en que son más de cien los casos documentados, de trabajadores y trabajadoras que han sido detenidos sin un juicio, que se mantienen en cárceles sin formulárseles cargos. Son situaciones completamente irregulares. Tenemos un caso terrible, el de Nelson Martínez, quien fue presidente de Pdvsa. Lo pusieron preso y murió en la cárcel sin que le formularan cargos, no tuvo oportunidad de defenderse. También está preso (otro expresidente de la empresa) Eulogio Delpino y otros, más de cien. Esto es parte de esa confrontación que se está dando. Hay un cambio promovido por el presidente, a través de los CPT como una fuerza adicional, nueva, que es la de los trabajadores, hasta ahora contenida. Ahora tienen el mismo rango que la estructura de intervención, aunque en el decreto se cuidan de no usar esa palabra, sino que se habla de recuperación y mejora. Lo que sí me parece un pésimo expediente es que la primera acción de la comisión haya sido una cosa como esta, con tantos problemas que hay en materia de producción y en el campo laboral, pues los trabajadores están sufriendo unas condiciones extremas. Son unos héroes al seguir sus labores porque están con salarios de hambre y a veces cumplen su trabajo hasta con su propio dinero. Lo que pedimos, para que quede claro, en estos casos de los detenidos es que se respeten los derechos de estos ciudadanos, pues hasta ahora, en los primeros días de haber sido privados de libertad, no habían podido ver a sus familiares ni han tenido acceso a sus abogados y le han prohibido las llamadas telefónicas. Es decir, es prácticamente un secuestro, y eso no puede ser en una revolución. Se puede detener gente, pero no se le pueden negar sus derechos a la defensa. La lucha que tenemos que dar es por eso. Una revolución se distingue es por eso.

 

-Al parecer, en el último trimestre de 2019 hubo una recuperación en la producción. ¿La hubo o seguimos en bajada?

 

-Hay recuperación y se debe fundamentalmente a que el país más afectado por la caída de la producción petrolera en Venezuela es EEUU. Tan es así que ha debido comprar petróleo ruso. Parece una paradoja, pero las compras de petróleo ruso por EEUU aumentaron casi al doble en 2019. El crudo más parecido al venezolano es el ruso y ese es el que están procesando en las instalaciones de Citgo. Inglaterra también duplicó o triplicó sus compras a Rusia. Lo que estamos viendo es el absurdo de una medida que un tristemente ilustre venezolano, Gustavo Tarre Briceño, explicó: él dijo que lo único en lo que habían fallado en todo lo que han hecho era que todo estaba planificado para que durara tres meses y ya va por año y medio. La administración Trump no puede sostener por año y medio un proyecto de ataque a un país para un golpe de Estado, que era para tres meses. Por eso es que están haciendo aguas. No pueden evitar que la producción venezolana crezca porque el caso de Rusia, y concretamente las sanciones a Rosneft, no son medidas que puedan soportarse por mucho tiempo. El candidato que ellos eligieron para mantenerlo aquí tampoco aguanta más. Es interesante que esté allí porque ya su cara representa a Trump. Por eso si se debe reconocer alguna genialidad en la decisión de no meterlo preso es que permite tener a Trump paseándose por acá y haciendo las cosas que se están haciendo. Las posibilidades de aumentar la producción de petróleo son claras si se quitan las sanciones. Sin que se invierta ni un dólar más, la producción de petróleo puede subir entre 500 y 600 mil barriles diarios y no menos de 800 millones de pies cúbicos normales por día. Eso es suficiente para replantearse el esquema de generación eléctrica que se está haciendo con diésel; poner en marcha las plantas de cemento y el soporte de gas industrial; retomar los proyectos de gas doméstico y vehicular y las dos petroquímicas. Eso se podría hacer con lo que hay y convocando las fuerzas nacionales que tienen recursos suficientes para producir ese relanzamiento.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)