Este viernes, durante una entrevista con la periodista Patricia Janiot, el autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, acusó –sin ofrecer prueba alguna– al gobierno venezolano de amparar terroristas y de usar las riquezas criollas para financiar el terrorismo. Incluso llegó tan lejos, como para responsabilizar a su propio país de un atentado terrorista ocurrido un año atrás en la Academia de Policía de Bogotá. 

Sobre la base de estas graves acusaciones y en un discurso que recuerda a los que precedieron acciones bélicas de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán, Irak o Libia, el diputado opositor justificó sus peticiones intervencionistas.

“Necesitamos apoyo de la comunidad internacional, para no permitir, por ejemplo, que Maduro siga traficando con el oro de Venezuela, que con ese oro financian a grupos como el ELN, bien sean grupos terroristas, que hoy pueden ser caracterizados como ‘oro de sangre’, cosa que también hablamos en Europa, para que no estén financiando al para-Estado con esto”, le dijo a Janiot. 

Entre los grupos “terroristas” que, según Juan Guaidó estaría alojando el gobierno venezolano se cuentan el ELN, disidencia de las FARC-EP e incluso, Hezbolá. 

Otro de los alegatos empleados por el político para potabilizar su postura proinjerencia, fue la presunta “crisis humanitaria” que atraviesa el país, que, según él, habría dejado un saldo de “5 millones de refugiados” y “7 millones en emergencia humanitaria compleja”. Esta crisis de migrantes ha producido, en su criterio, “una tensión social en el continente”, que es como prefirió llamar a la xenofobia contra los venezolanos, obviando realidades perfectamente constatables, como que en Perú se adelanta una política gubernamental criminalizadora y persecutoria de sus compatriotas. 

Sobre este tema, en su lugar, presentó como un logro ante los foros internacionales el haber podido “resaltar el trato que han tenido con esta diáspora nuestros países vecinos, hermanos. 1.6 millones de venezolanos están en Colombia en este momento. La actitud activa del presidente Duque, pero también de los presidentes vecinos”. 

Asimismo, dentro de la colección de excusas barajadas por el diputado opositor para solicitar más sanciones y “poner presión internacional y buscar todas las herramientas posibles y todas las acciones posibles”, no podía faltar alguna alusión a lo ocurrido el pasado 5 de enero, cuando la mayoría de diputados presentes en el Palacio Federal Legislativo eligió como jefe del parlamento al diputado Luis Parra, al tiempo que él encabezaba una sesión paralela con un número indeterminado de diputados en la sede del diario El Nacional y, según esa fracción, resultaba reelecto.  

“Hemos logrado develar el plan de la dictadura, que evolucionó –o degradó, mejor dicho– a una lógica criminal, a un conglomerado criminal. Luego de la militarización del parlamento el pasado 5 de enero, la paramilitarización del parlamento el pasado 15 de enero, quedan muy claras las intenciones de la dictadura de Maduro. Pero queda más clara y más determinada la comunidad internacional”, le aseveró a Patricia Janiot.

Como colofón a sus argumentos prointervencionistas, Guaidó trajo a colación un atentado terrorista ocurrido el año pasado en Academia de Policías de la capital colombiana y responsabilizó indirectamente al Estado venezolano de lo ocurrido, en tanto “el explosivista fue formado en Venezuela. También obtuvieron financiamiento desde nuestro país”. 

Todo lo expresado, serviría entonces para promover acciones intervencionistas sobre Venezuela, puesto que al gobierno del presidente Nicolás Maduro –que Guaidó llama “la dictadura”– no le interesarían ni el pueblo venezolano, ni mantener buenas relaciones con aliados históricos, como Colombia o Brasil y tampoco estaría dispuesto a entregar el poder voluntariamente para iniciar lo que él denomina “una transición”. 

Así, siguiendo su línea discursiva, el gobierno venezolano tendría la culpa de la crisis en el país, puesto que “Maduro prefirió aliarse con el ELN y con colectivos armados, Patricia, que, como sabes, son básicamente paramilitares urbanos financiados y pagados por la dictadura, que abrir una puerta a una solución”, aunque, desde el sector que representa, aseguren que han hecho todo lo posible para “salir de Maduro”.

“No va a ser voluntario de parte de la dictadura. Ya lo han demostrado: presos políticos, persecución, una arremetida sin precedentes como no hemos visto en el continente. Por eso, la importancia y la necesidad del apoyo que salimos a buscar”, remató. 

Aparte de requerir urgentes lecciones de historia reciente de América Latina, puesto que las arremetidas y persecuciones de las que hoy acusa al gobierno venezolano, sí han sido comprobadamente cometidas por dictaduras reales durante el Plan Cóndor, su clamor en Davos: “No podemos solos”, parece significar en realidad en realidad un llamado abierto a la intervención de países foráneos en los asuntos de Venezuela, débilmente sustentado en imprecisiones, exageraciones y abiertas mentiras.

(LaIguana.TV)