“El norte es una quimera”, dice el famoso merengue de Luis Fragachán, y con esa idea muchos venezolanos han salido del país con la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida en Estados Unidos y se han encontrado con el muro Donald Trump.

 

Contrario a lo que se vocifera en los grandes medios del apoyo “irrestricto” que el Gobierno de Estados Unidos le está dando a los venezolanos, la realidad es que desde que el magnate llegó al poder ha aumentado el número de inmigrantes venezolanos detenidos en las cárceles de Estados Unidos.

 

En la actualidad, 858 connacionales viven una verdadera pesadilla en los centros de reclusión gringos.

 

Tal es el caso de un venezolano de nombre José Ramón Zambrano, quien contó en un reportaje del Nuevo Herald y AP, que cruzó el Río Grande con su esposa embarazada para pedir asilo en Estados Unidos y así conseguir una mejor vida.

 

“Cruzar la frontera en busca de protección no es un crimen”, dijo Zambrano desde un centro de detención cerca de Houston, en el estado de Texas. “Lo hacemos porque estamos en necesidad”. Pasó los primeros seis meses encerrado en un centro de detención de inmigrantes en Texas, separado de su hijo recién nacido. Al fin consiguió un permiso de «libertad condicional» y ya pudo ir hasta Orlando a conocer a su bebé.

 

Zambrano, al igual que muchos venezolanos, se encuentra en un limbo legal, ya que no pueden ser repatriados en lo inmediato porque EEUU prohibió los vuelos a Venezuela desde mayo. Mientras tanto, deben aguantar en las cárceles frecuentes abusos verbales por parte de los funcionarios policiales.

 

Muchos han estado detenidos por largos periodos, hasta 18 meses presos. Entretanto, más de 2.000 han sido devueltos a México, donde esperan sus audiencias de inmigración con funcionarios estadounidenses como parte de la política de Trump.

 

Ante esta situación, el autoproclamado “presidente encargado”, Juan Guaidó, se ha hecho oídos sordos y no ha atendido la solicitud hecha por este grupo de venezolanos que le ha solicitado que interceda ante Trump y así los proteja de las severas políticas de inmigración implementadas por su administración. Le critican que no levante su voz en apoyo a los inmigrantes para no perder el apoyo de su “jefe”.

 

“Su trabajo es velar por los ciudadanos, no hacer favores al Trump”, dijo Edinson Calderón, un activista de Nueva York que lucha por los derechos de los inmigrantes homosexuales y huyó de Venezuela en 2015.

 

En el futuro inmediato, el panorama para que los venezolanos obtengan algún tipo de protección especial en Estados Unidos no luce prometedor.

 

(LaIguana.TV)