Estados Unidos está enfrascado en una guerra abierta con China, que no es solo comercial. La desestabilización de Hong Kong fue solo un pequeño aperitivo y no escatiman medios. Ahora le ha tocado el turno al coronavirus, una campaña mucho más imaginativa.

 

Trump repite que el coronavirus es “Made in China” y que el país asiático es una amenaza para Estados Unidos.

 

El secretario de Estado, Mike Pompeo, lo llama el “coronavirus de Wuhan” y la intoxicación (la mediática) no se cansa de repetir que China ha propagado el “virus de Wuhan” por el mundo.

 

Los chinos han replicado de una manera insólita y nada diplomática, devolviendo la pelota a Estados Unidos, pero lo realmente interesante es que aliados de Estados Unidos en el Extremo Oriente, como Japón, le dan la razón.

 

En febrero la cadena japonesa Asahi News afirmó que, en efecto, el coronavirus se originó en Estados Unidos y no en China, y que algunos de los 14.000 muertos en Estados Unidos atribuidos a la gripe estacional fueron causados por el coronavirus.

 

No obstante, lo más sorprendente llegó la semana pasada, cuando la tesis china fue confirmada por Robert Redfield, director de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), durante una declaración ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes que está grabada y se puede ver en internet.

 

Redfield, nombrado por Trump, admitió que algunos casos diagnosticados de gripe estacional en Estados Unidos podrían tener su origen en el coronavirus, según los análisis póstumos que han llevado a cabo.

 

Recientemente Estados Unidos padeció más de 200 casos de fibrosis pulmonar que acabaron en muerte debido a la incapacidad de los enfermos para respirar.

 

Algunas estimaciones consideran que el brote de coronavirus puede haber comenzado antes de lo esperado, posiblemente en septiembre del año pasado.

 

La declaración del director de los CDC ha redundado en apoyo de la tesis china que sitúa el foco infeccioso en Estados Unidos, pero a ningún periodista del mundo se le ocurrirá jamás hablar de un “virus gringo”.

 

(movimientopoliticoderesistencia)