El dirigente opositor venezolano, Enrique Ochoa Antich, utilizó su cuenta en Twitter para sugerirle a Juan Guaidó que le pida “a sus socios” –léase, la administración Trump–, que descongelen los activos financieros retenidos en el extranjero con la excusa de las sanciones y que acuerde “con el único gobierno real, el de Nicolás Maduro, cómo usarlos en la lucha contra el COVID-19”. 

 

La voz de este dirigente se suma a la de otros sectores no extremistas de la oposición, como el parlamentario Luis Parra, que ejerce de Presidente de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional y a las del Gobierno venezolano, quienes sostienen que esos dineros públicos, hoy retenidos a causa de unas sanciones ilegales auspiciadas por el extremismo que lidera Guaidó, pueden y deben usarse para luchar contra la pandemia en el país. 

 

Desde enero de 2019, cuando se autoproclamó presidente interino, Guaidó y sus colaboradores más cercanos –Julio Borges y Carlos Vecchio, por nombrar a solo dos de los más visibles– ha dispuesto de importantes activos nacionales en el extranjero, como Citgo y Monómeros, así como de cuentas de la República en bancos del exterior, como que si de su caja chica se tratara. 

 

Adicionalmente, en el contexto de la crisis derivada por la llegada de la pandemia del coronavirus al país, lejos de deponer su actitud, el diputado opositor ha activado a través de las redes sociales –en contubernio con algunos profesionales de la medicina y medios de comunicación a su servicio–, una campaña de descrédito y de desinformación, orientada a sembrar dudas sobre la pertinencia de las acciones tomadas por el Gobierno Bolivariano para frenar el avance del flagelo, pese a que éstas cuentan con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud.

 

Asimismo, tanto él como Julio Borges y Miguel Pizarro, se han dedicado a engañar sistemáticamente a los venezolanos, asegurando que adelantan gestiones para el arribo de ayuda humanitaria al país, cuando la verdad es que ha sido el gobierno de Nicolás Maduro quien ha conseguido la ansiada ayuda a través de sus convenios con la República Popular China, la República de Cuba y la Federación Rusa.

 

Mal podrían ofrecer ayuda las naciones en las que han hecho lobby –la Unión Europea y Estados Unidos– pues están afectadas e incluso sobrepasadas en su capacidad de hacer frente a los devastadores efectos del covid-19 en sus propios países. 

 

Por lo antes dicho, no parece que Juan Guaidó tenga el más mínimo interés de “dar el ejemplo”, como aspira Ochoa Antich y en su lugar, prefiere prometer acciones que sabe que no será capaz de ejecutar y no mueve un dedo en procurar lo que sí depende de él: la devolución de los fondos de Venezuela secuestrados en el exterior.

 

(La Iguana.TV)