Cuando se buscan las causas profundas por las cuales la pandemia de coronavirus se ha ensañado contra el pueblo ecuatoriano, saltan a la luz dos de ellas: el drástico recorte del presupuesto del sector salud y el haber echado del país a la delegación médica cubana.

 

Conocedores de la realidad del país andino indican que entre 2018 y 2019, el presupuesto sanitario cayó de 4 mil 163 millones de dólares a apenas 1 mil 400, como parte de los acuerdos suscritos por el gobierno de Lenin Moreno con el Fondo Monetario Internacional.

                                                                                      

Uno de los típicos aspectos de tales convenios, los llamados paquetazos económicos, es el desmontaje de los sistemas de salud públicos y su reemplazo por empresas privadas, con la consecuente desatención a los sectores más vulnerables.

 

Casos como el de Ecuador demuestran de manera muy dramática que los ajustes fondomonetaristas son modalidades de genocidio, en términos objetivos. No se trata de retórica izquierdista trasnochada, sino de realidades muy concretas y dolorosas.

 

Efectos del discurso anticubano

Alegando la reducción de los recursos, el gobierno de Moreno ha desmantelado la red de apoyo sanitario de los médicos cubanos, que había desarrollado Rafael Correa. Esto muy a pesar de que Moreno era vicepresidente de ese gobierno.

 

En esa decisión ha influido no solo el problema de los recursos recortados para acceder a los créditos del FMI, sino también la adopción, por parte de Moreno, del recalcitrante discurso anticubano, para complacer al gobierno de Estados Unidos.

 

Solo en noviembre pasado, Ecuador prescindió de los servicios de 400 profesionales cubanos, quienes bastante falta han hecho en medio de la horrible crisis que sufre el país, especialmente la ciudad de Guayaquil, donde las personas están muriendo en plena calle, sin atención médica.

 

(LaIguana.TV)

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