A pesar de la pandemia, la OEA y el Prosur son utilizados para continuar una ofensiva contra la Venezuela de Nicolás Maduro, dijo a Sputnik el analista colombiano Giovanni Molano Cruz. El académico también reflexionó sobre cómo el coronavirus puede reforzar «tendencias autoritarias» en algunos gobiernos.

La Organización de Estados Americanos (OEA) no ha tenido propuestas para atender la crisis causada por el coronavirus en América Latina, al tiempo que el Prosur fue utilizado para mantener una postura contraria al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela en lugar de unificar criterios contra la pandemia, advirtió el sociólogo y analista político colombiano Giovanni Molano Cruz.

En diálogo con Sputnik, Molano Cruz apuntó que «se puede observar cierta inercia» en la respuesta de la OEA y Prosur a la pandemia de coronavirus, al igual que en la postura de varios países latinoamericanos.

El analista colombiano recordó que la reelección de Luis Almagro como secretario general de la OEA por cinco años más resultó polémica debido a que fue resuelta en una sesión realizada el 20 de marzo, fecha en que los países del continente ya estaban enfrascados de lleno en la lucha contra el virus.

Para Molano Cruz, «con el nuevo lustro de Almagro en la OEA, la organización seguirá sin ninguna novedad, manteniendo como estandarte su posición parcializada para una salida a la crisis venezolana». El sociólogo aventuró que la permanencia del uruguayo incluso «resulte eficaz para incrementar su desgaste y el de la organización».

En medio de ese contexto, remarcó Molano Cruz, «desde la OEA no se ha escuchado ninguna reacción, o propuesta concreta, para enfrentar la peste».

Por su parte, Prosur —un foro regional creado en 2018 a instancias de los gobiernos de Chile y Colombia— sí tuvo una «acción significativa» en el combate a la pandemia, emitiendo una declaración conjunta y buscando la cooperación entre sus integrantes.

Sin embargo, el analista remarcó que en su accionar Prosur «conserva su esencia fundacional de némesis al Gobierno de Nicolás Maduro». En ese sentido, Molano Cruz mencionó como «al día siguiente de la declaración conjunta, el 18 de marzo, Jair Bolsonaro cerró su frontera con Venezuela arguyendo las mismas razones que Iván Duque cuatro días antes: contener el coronavirus».

«Al parecer poco importa que la situación catastrófica de la población venezolana se vea agravada por la pandemia y que a su turno sus vecinos se vean desestabilizados por la intensidad de la crisis sanitaria en Venezuela. Con Venezuela, para Bolsonaro y Duque lo relevante no es la coordinación de acciones para contener el coronavirus, lo importante sigue siendo mantener una posición política contra Maduro», analizó.

Molano Cruz lamentó que «en tiempos de guerra contra el virus no se vislumbra una tregua política que podría salvar vidas en Venezuela y en sus fronteras brasileña y colombiana».

En contrapartida, valoró que Caracas y Bogotá hayan podido entablar cierta coordinación de acciones con la mediación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Izquierdas, derechas y autoritarismos ante la pandemia

Para el profesor de la Universidad Nacional de Colombia y coordinador del Grupo de Relaciones Internacionales de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política, pueden identificarse «matices» en la forma en que los gobiernos latinoamericanos de izquierda y derecha han respondido a la crisis sanitaria.

«En Argentina el peronista Alberto Fernández, con una muy delicada situación económica en su país, ha buscando volcar todo el estado para encarar la pandemia. En las antípodas estarían el chileno Sebastián Piñera y el colombiano Iván Duque quienes han enfrentado han buscado enfrentar la peste salvaguardando la economía», señaló.

El especialista añadió que, mientras Colombia optó por solicitar una línea de crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 11.000 millones de dólares, Argentina analiza colocar un impuesto a las grandes fortunas en el país.

Pero Molano Cruz hace una aclaración: «Me parece que más que una diferenciación entre izquierda y derecha, lo que devela el coronavirus es la distinción entre la capacidad institucional de los estados (ciudadanos y poderes gubernamentales) para hacer frente a la crisis».

Allí planteó otra comparación, señalando que mientras un Gobierno autodenominado de izquierda como el de Maduro tiene «instituciones minadas en su capacidad de ofrecer protección y bienestar a los venezolanos», en Brasil existen instituciones públicas capaz de enfrentar la crisis a pesar de las posturas del presidente Jair Bolsonaro.

El colombiano planteó otro eje de análisis relacionado a las «derivas autoritarias» que parecen aparecer en el marco del combate al coronavirus. Molano Cruz mencionó entonces al presidente peruano Martín Vizcarra, que desde el 18 de marzo decretó sucesivos toques de queda que limitaron derechos constitucionales como el de movilidad y reunión. Medidas del Gobierno transitorio de Bolivia y del mandatario salvadoreño Nayib Bukele también recortaron garantías fundamentales.

Asimismo, se registraron abusos policiales y militares en el marco de la pandemia en Chile y en Colombia.

Según Molano Cruz, muchas de estas medidas «pueden confirmar comportamientos anteriores a la llegada de la pandemia» por parte de esos gobiernos. El problema, advirtió sin embargo, es «que los otros poderes del Estado —Justicia y Parlamento— no reaccionen debidamente para contener las medidas de abuso o concentración de autoridad». Un segundo riesgo radica en que «la ciudadanía consienta» este tipo de medidas.

«En situaciones extraordinarias los gobiernos, bajo regímenes democráticos, contienen la potestad de limitar temporalmente libertades y adoptar medidas de emergencia. Pero legisladores, jueces y ciudadanía no pueden dejar perder su capacidad de control y supervisión de los ejecutivos. El estado incluye a unos —ciudadanos— y otros —poderes legislativo, ejecutivo y judicial—.», reflexionó.

¿Habrá crisis después de la pandemia?

Para Molano Cruz, la crisis sanitaria desatada por el coronavirus se diferencia de otras crisis económicas y políticas mundiales en que no provocará escenarios de conflictos sociales y políticos. Sin embargo, remarcó que sí habrá «consecuencias críticas» en el plano individual, «en la vida real y cotidiana de miles de familias latinoamericanas y caribeñas».

Esto se verá especialmente en el 53% de la población de la región que se mueve en la economía informal, golpeada particularmente por las cuarentenas.

Pero en paralelo, el final de la pandemia dará lugar a la continuidad de «la tendencia de movimientos y protestas sociales expandidos por toda la región» que ya caracterizaba a América Latina desde 2019.

«Terminada la peste se seguirá reivindicando entonces, quizás con mayor fuerza, más y mejor inversión para los sistemas de salud, mayor protección del ambiente y la naturaleza, pensiones dignas, educación y garantías laborales universales. Y tal vez también seamos más responsables en la elección de nuestros gobernantes», concluyó.

(sputnik)

 

 

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