El analista político y filósofo Miguel Ángel Pérez Pirela explicó en un capítulo del programa Infraganti del año 2016 y transmitido por teleSUR, la manera en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibe recursos para financias sus actividades y en ese sentido qué intereses son los que defiende realmente.

 

Pérez Pirela explica en el clip que sigue vigente, que durante la «pandemia» del virus AH1N1 las empresas farmacéuticas obtuvieron de manera rápida y con garantías jurídicas las patentes para una nueva vacuna que los Gobiernos compraron masivamente; todo esto se logró gracias a la calificación que le dio la OMS a la gripe como «pandemia» y el revuelo mediático que provocó que las alarmas se prendieran en todo el planeta.

 

Cuando nació la OMS en 1948, el organismo se financiaba con las contribuciones anuales de los 194 países miembros y también con las contribuciones «voluntarias» que provienen de fundaciones de empresas privadas como Rockefeller, Rotary Club, Bloomberg y corporaciones como Novartis.

 

Recuerda Pérez Pirela que en 2011, la OMS anunció la reducción de su presupuesto en 1.000 millones de dólares debido a problemas financieros que padecían las naciones donantes y también por la debilidad del dólar.

 

Para el presupuesto de 2012, la OMS recibió 30% de su financiamiento por parte de «donaciones» cifradas en más de 4.900 millones de dólares, dinero procedente de asignaciones privadas o «subvenciones voluntarias» de los gobiernos, con mayor relevancia de los países donde hay grandes corporaciones farmacéuticas.

 

«En 2008 el multimillonario Bill Gates fue el segundo mayor ‘colaborador voluntario’ después de Estados Unidos. Donó 338 millones de dólares. En 2010-2011 contribuyó con 220 millones de dólares y en 2013 donó 300 millones de dólares», comentó Pérez Pirela.

 

«No sólo las corporaciones farmacéuticas financian la OMS. Una investigación de la agencia Reuters reveló en octubre de 2012 que la OMS recibió cientos de miles de dólares por parte de los principales productores de bebidas y alimentos que provocan graves problemas de salud a nivel planetario».

 

Agrega Pérez Pirela que por ejemplo, en 2012, la oficina Panamericana de la OMS (OPS) mientras intentaba detener el problema de la obesidad en México, uno de los países que más consume refrescos y con una de las poblaciones más obesas del mundo, la OPS recibió más de 50.000 dólares por parte de la Coca Cola, principal fabricante de bebidas del mundo; otros 150.000 dólares de Nestlé, el mayor productor de alimentos; y otros 150.000 dólares de Unilever, empresa dedicada a la elaboración de productos de higiene personal y belleza.

 

«El estudio también evidenció que algunos ‘consejeros’ de la OMS estaban relacionados personalmente con las financiaciones recibidas desde el sector privado». En 2012, Irene Klinger, una economista chilena que fue directora de Relaciones Externas de la OPS, aseguró que las donaciones de las grandes transnacionales son «una nueva forma de hacer negocios».

 

Pérez Pirela citó a Alison Katz, quien trabajó durante 18 años en la sede central de la OMS en Ginebra, Suiza, y denunció que «los fondos de la Organización Mundial de la Salud se destinan al tratamiento de enfermedades con productos farmacéuticos y equipos médicos en lugar de medidas de prevención (…) las medidas de prevención no aportan ningún beneficio económico a las empresas».

 

(LaIguana.TV)

 

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