Este lunes 13 de abril la Cuarta Flota de la armada estadounidense informó sobre el despliegue del destructor de misiles teledirigidos USS Pinckney, cuyo propósito sería incorporarse a la misión “contra el tráfico ilícito de drogas en el Caribe y el Pacífico Oriental”, según se lee en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.

 

Específicamente, la noticia refiere que el buque se reabasteció de combustible antes de enfilar rumbos hasta la zona marcada para la operación militar, definida hace un par de semanas por Donald Trump como el “mayor despliegue” para la lucha antidrogas en la historia del hemisferio.

 

No obstante, otros analistas han señalado que se trata de una avanzada imperialista que intenta imponer un bloqueo naval sobre las costas venezolanas e incluso, ejecutar una acción militar para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, como en 1989 lo hicieran con Manuel Noriega en Panamá.

 

La hipótesis es sostenible, toda vez que luego del anuncio del inquilino de la Casa Blanca, el Departamento de Justicia acusó directamente a Maduro, así como a altos funcionarios y exfuncionarios del Gobierno Bolivariano, de operar una red internacional de tráfico de drogas para financiar a grupos terroristas. Adicionalmente, ofreció millonarias recompensas “por cualquier información procedente a su captura”, en émulo de los mecanismos empleados para capturar criminales de alta peligrosidad.

 

Asimismo, el pasado lunes Trump reiteró que los buques de guerra apostados en el Caribe Occidental y en el Pacífico Oriental mantendrán sus posiciones, bajo el alegato de que su país está amenazado por el “narcoterrorismo” –del que sindica directamente a Venezuela– aunque todos los informes oficiales concluyan que es Colombia el principal productor y abastecedor de cocaína en el continente.

 

(LaIguana.TV)

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