Río de Janeiro es el estado de Brasil que presentó el segundo mayor número de homicidios en tasas absolutas después de Bahía. Del total de 41.635 muertes violentas registradas en Brasil en 2019 por el Monitor de la Violencia, un 10 % se sucedieron en Río de Janeiro. La mitad de las muertes violentas en este estado fueron resultado de las operaciones militares que tuvieron lugar en favelas y barrios periféricos. Los homicidios provocados por la policía batieron un récord en 2019. Pero, ¿en qué quedan las tasas de violencia en momentos de cuarentena y que nos revelan estas variaciones?

 

Menos operaciones contra el narcotráfico, menos muertes por acciones policiales

 

El número de homicidios generales se ha mantenido prácticamente igual entre marzo de este año y el mismo mes del año anterior, en torno de los 350 asesinatos en todo el estado de Río de Janeiro. No obstante, la Red de Observatorios de la Seguridad informa que, en la ciudad carioca y capital del estado, las muertes provocadas por las acciones policiales se han reducido a más de la mitad: 15 óbitos en marzo de 2020 comparado con 36 en marzo de 2019.

 

Esto se debe a que también han caído drásticamente las operaciones de la policía, considerando operaciones aquellas misiones en las que un grupo de agentes militares entran en un barrio con un objetivo específico, generalmente combate al tráfico de drogas o de armas. A partir del día 16 de marzo –fecha en la que se firmó el decreto de estado de emergencia en Río y se realizó el llamado a la cuarentena– se registró una caída del 74 % de las operaciones militares en relación a las semanas precedentes. El Observatorio llama la atención, una vez más, sobre el gran efecto de mortalidad que tienen las acciones de la policía, sobre todo dentro de las favelas.

 

Las operaciones policiales de incursión armada son el pilar central de la política de seguridad de Río de Janeiro. «Diariamente, grupos de policías realizan acciones armadas, casi siempre en las favelas y áreas de la periferia, desencadenando enfrentamientos y tiroteos con grupos armados locales», explica la Red de Observatorios de Seguridad en un comunicado publicado este 7 de abril. La mayoría de las muertes resultantes del ejercicio de los agentes corresponde al cuerpo de la Policía Militar, quien ha disminuido su actividad en un 30 % en relación a marzo del año anterior.

 

Esto se debe a que, con el actual estado excepcional de crisis sanitaria provocado por el coronavirus, las acciones policiales contra el narcotráfico –que son las que suelen provocar la mayoría de daños colaterales en las favelas y periferias– se han reducido casi a la mitad y han aumentado las tareas de seguridad para garantizar el cumplimiento de las medidas de confinamiento. Entre las nuevas ocupaciones de los agentes de seguridad frente al coronavirus destacan el control del número de personas que entra en el transporte público, la limitación o bloqueo de la entrada de autobuses interurbanos provenientes de otras ciudades, así como la investigación de ventas ilegales de productos como el alcohol en gel adulterado. Estas son funciones principalmente otorgadas al cuerpo de la Policía Civil, que ha duplicado sus acciones, haciéndose más presente en la ciudad frente a una disminución del 30 % de las intervenciones del cuerpo policial militar.

 

Es intolerable que las poblaciones de las favelas, además de enfrentar la pandemia en condiciones precarias, convivan con otra amenaza para sus vidas: los tiroteos diarios

 

Red de Observatorios de Seguridad

 

No obstante, las operaciones de policías militares que siguen su curso en medio de la pandemia, aunque sean menos frecuentes, continúan teniendo en el punto de mira a los barrios más empobrecidos, que son al mismo tiempo los más vulnerables frente a la amenaza del coronavirus. «Es intolerable que las poblaciones de las favelas, además de enfrentar la pandemia en condiciones precarias, convivan con otra amenaza para sus vidas: los tiroteos diarios», denuncia el Observatorio, que muestra que, si bien estas incursiones disminuyeron en marzo, volvieron a multiplicarse la primera semana de abril. «Por más que se haya reducido la cantidad de operaciones, su grado de violencia no ha sido alterado», declara la Red de Observatorios de la Seguridad.

 

Las favelas siguen siendo quienes más sufren la violencia

 

En marzo de este año solo el 16 % del total de las operaciones policiales correspondieron con misiones de desmantelamiento del narcotráfico, mientras que en el mismo mes de 2019 sumaron un 30 % del total. No obstante, aunque menos frecuentes, todas ellas se han concentrado en los barrios más empobrecidos que recibieron la noticia de la llegada de la pandemia sin ningún tipo de ayuda pública. La mayoría de los habitantes de favelas de Río de Janeiro no cuentan con agua corriente, muchos presentan altos riesgos de hambruna y el hacinamiento de las casas es la principal característica de estas aglomeraciones urbanas. Frente a la ausencia de medidas especiales por parte del estado, fueron los propios narcotraficantes de muchos de estos barrios los que impusieron el confinamiento, así como un toque de queda nocturno bajo duras amenazas para quien no cumpliese las medidas.

 

Hasta ahora siete personas que vivían en favelas han fallecido como resultado de coronavirus, de un total de 170 muertes en el estado de Río de Janeiro, y 52 han dado positivo de una suma de contagiados que supera los 2.000. ONG y colectivos de vecinos se han movilizado para intentar atender la emergencia con información y donación de productos de higiene y alimentación. Asimismo, el recién creado colectivo ‘Favelas contra el Coronavirus’ propone medidas sanitarias de emergencia para intentar frenar los contagios. No obstante, los vecinos y voluntarios de algunas de estas favelas deben actuar frente al coronavirus esquivando los recientes tiroteos entre la policía militar y los narcotraficantes. Solo en la primera semana de abril se registraron cuatro operaciones de incursión de policías en las favelas de Cidade de Deus, Vila Aliança, Maré y Morro dos Macacos. «Ha aumentado la tensión en estos territorios», informa la Red de Observatorios.

 

Disminuyen los robos en momentos de confinamiento

 

Como era de esperar, a menor cantidad de gente circulando en las calles menores índices de robos en todos los sectores. Comparando los datos de marzo de 2020 con marzo de 2019, el Instituto de Seguridad Pública de Río de Janeiro (ISP) muestra que en todo el estado los robos callejeros se han reducido a la mitad, así como el robo de mercancías –camiones con combustible y otros víveres suelen ser saqueados en sus rutas de transporte–, que también ha bajado un 50 %. El hurto de coches, aparcados o en circulación, se ha reducido en un tercio del total.

 

Si bien hasta el momento la cuarentena se ha traducido en una visible reducción de la violencia, la situación puede empeorar según la duración de la crisis sanitaria y las consecuencias de la retracción económica, según previsiones del Foro Brasileño de Seguridad Pública. El cierre de las fronteras está obstaculizando el abastecimiento de estupefacientes, motivo por el que analistas de esta institución apuntan que los grupos de narcotraficantes pueden comenzar a ampliar el abanico de actividades ilícitas lucrativas para garantizar la entrada de dinero si la venta de droga comienza a languidecer. En algunas localidades brasileñas ya se han registrado aumentos de delitos tales como robos de cajeros automáticos.

 

Efectos positivos del confinamiento en las cifras de violencia en América Latina

 

Brasil no es el único país que ha presentado por el momento una reducción de la tasa de violencia. El Salvador ha registrado en marzo la mitad de muertes violentas en relación al mes precedente. En Colombia las tasas de homicidio también han bajado a la mitad desde que se declaró el confinamiento para hacer frente a la crisis sanitaria. Ya en Argentina, han disminuido los hurtos y asaltos un 90% desde que se impuso la cuarentena, a mediados de marzo, en relación con las cifras previas al confinamiento. La ministra de Seguridad de Argentina, Sabina Frederic afirmó que «hay menos circulación de personas y de dinero en las calles».

 

(RT)

 

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