Miguel Ángel Pérez Pirela, filósofo y experto en comunicación política, dedicó la edición número 70 del programa Desde Donde Sea a cuestionar y desmontar la más reciente oferta populista de Juan Guaidó para el sector sanitario, que catalogó como una burda imitación de las actuaciones electoreras de Donald Trump, en medio de la pandemia de coronavirus. 

 

También destinó un espacio a reflexionar sobre la urgencia de pensar e implementar un nuevo modelo civilizatorio, producto del colapso que ha supuesto para la humanidad el modelo antropocéntrico hasta ahora vigente y que había definido todo aquello que considerábamos como “normal”.

 

Adicionalmente, el analista dedicó otros segmentos del Desde Donde Sea al análisis de la situación de Ecuador y como ya es habitual, la emisión concluyó con la recomendación de tres libros para la audiencia, uno de literatura y dos de filosofía. 

 

La demagogia populista sin límites de Juan Guaidó: ahora ofrece un bono de 100 dólares al personal de salud.

 

En cuanto a los temas nacionales, el comunicador se refirió a la última declaración populista y falsa del autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, pues en horas de la noche de este jueves, ofreció 100 dólares a miembros del personal de salud por su esfuerzo en la lucha contra el Covid-19, una actuación que Pérez Pirela tildó de “inmoral”. 

 

Evidentemente, el político no tiene cómo honrar tal compromiso, pero en apreciación del analista político, la ocasión resulta propicia para increparlo por el origen de esos fondos. En ese sentido, le cuestionó: “¿Cuántos médicos y enfermeras? ¿Un millón? ¿Dos millones? ¿Vas a gastar 100 millones de dólares de los 60.000 millones de dólares que te robaste? Negocio redondo: me robo 60.000 millones de dólares y te doy 100. ¿En qué cuenta se los vas a depositar? ¿Con qué data? ¿O se lo vas a repartir en la Plaza Bolívar?”.

 

El también director de La Iguana.TV, recordó que “a confesión de parte, relevo de pruebas”, lo que quiere decir que si la parte confiesa que es culpable, no sirven las pruebas para inculparlo. En su óptica, eso es muy interesante porque “nos está confesando el robo a mano armada” y estaría replicando lo mismo que Trump le hizo a él con Citgo: “Le da unos milloncitos a través de la USAID. Es realmente inmoral”.

 

Asimismo, aseguró que una de las motivaciones de Guaidó para montar todo este espectáculo, es que Venezuela no sucede lo que en Ecuador, donde los cadáveres están en las calles y los que están apilados en las morgues de los hospitales, son luego puestos en ataúdes de cartón. 

 

Más todavía, comentó que las dantescas imágenes que han circulado por la red durante las últimas semanas, recuerdan a las de El Caracazo, en las que se veían vehículos transportando urnas apiladas hacia el Cementerio General del Sur.

 

Pero el motivo no sería solamente intentar “demostrar” a toda costa la existencia de una crisis sanitaria en Venezuela y mostrarse como el gran salvador. Su objetivo, como el de Trump, es hacer campaña electoral en medio de la crisis del coronavirus. 

 

El mandatario estadounidense ofreció una ayuda de 1.200 dólares mensuales a las familias con menos recursos, mientras duran las medidas de confinamiento y acá Guaidó pretende hacer algo similar: ofrecer 100 dólares a médicos y enfermeras. 

 

Pero media una gran diferencia: Donald Trump es presidente y dispone de recursos, incluso los de Citgo –cuya apropiación indebida por parte de Estados Unidos es obra de Juan Guaidó–, para desembolsar fondos a nombre de un Estado que sí gobierna, mientras que el coronavirus dejó al autoproclamado “como un pelele, como un actor que se creía presidente”. 

 

Y para disipar toda duda, Pérez Pirela hizo un recuento de sus “actuaciones” desde que se anunciara la llegada del virus al país y luego de que la población, independientemente de su signo político, acatara masivamente la cuarentena social voluntaria decretada por el presidente Nicolás Maduro. 

 

Desde entonces, Guaidó se ha dedicado a mentir con las cifras, presentando otras cuyo origen no pudo justificar; mandó a Alberto Federico Ravell a montar un portal que generó escaso tráfico, en el que se limitaban a explicarle a las personas cómo lavarse las manos y amenazó al pueblo venezolano con más sanciones. 

 

Incluso, la ayuda humanitaria, una de sus “banderas históricas”, llegó por vías muy distintas: la Organización Mundial de la Salud y la Cruz Roja Internacional a través de Rusia, así como por medio de un puente aéreo establecido entre la República Popular China y Venezuela. 

 

No obstante, pese a que los hechos fueron reportados en directo por medios nacionales e internacionales, él optó por mentir con desfachatez y aseguró que esos cargamentos de insumos médicos que arribaron al país lo habían hecho gracias al financiamiento de USAID, cuando lo que ocurre es que Estados Unidos ha tenido que recibir apoyo de Rusia, porque no cuenta con los equipos y materiales necesarios para atender su propio caos sanitario, así que mal puede estar haciendo donaciones en este momento. 

 

Por si esto no bastara, “ahora viene con esta payasada, que va a repartir 100 dólares al personal sanitario”, pero con “cobres ajenos”, es decir, el dinero del Estado venezolano en el extranjero del que se apropió, porque, como Trump, está en campaña. “Es muy fácil repartir cobres ajenos”, remarcó el experto.   

 

Sin embargo, la campaña de Guaidó no parece que vaya a tener mucho éxito, pues para Miguel Ángel Pérez Pirela, la mejor campaña electoral, es la que está haciendo el gobierno  con su gestión de pandemia, en la que los esfuerzos de los equipos coordinados por los ministros de Salud y Comunicación, así como por parte de la vicepresidenta ejecutiva y el presidente Nicolás Maduro, han logrado que en Venezuela, luego de un mes, solamente se hayan reportado 204 pacientes afectados con Covid-19, de los cuales, lamentablemente han fallecido 9, si bien se trata de una cifra muy baja, en comparación con el resto de la región. 

 

El nuevo mundo posible es una obligación, no es una opción: debemos pensar nuestro lugar en el mundo

 

Pérez Pirela comenzó reflexionando acerca de los signos de cambio epocal que se muestran en el mundo luego de la llegada del coronavirus. Desde su punto de vista, un “virus microscópico” ha logrado paralizar al planeta entero, ha hecho tambalear las economías mundiales –incluidas las economías de los centros hegemónicos de acumulación de capital, como las Estados Unidos y las de la Unión Europea–, ha detenido las muy lucrativas actividades deportivas, “ha hecho retorcer de dolor las bolsas” de todo el orbe y “le ha dado una cachetada al ser humano y a su modelo civilizatorio”, sustentado en la ciencia y la tecnología. 

 

A su criterio, estos efectos han puesto bajo cuestionamiento el modelo antropocentrista, pues nos hemos dado cuenta que somos seres vulnerables, que un virus fue capaz de detener eso que conocíamos como “normalidad”.

 

“¿Cuál será la normalidad después de la pandemia, toda vez que los científicos ya predicen un rebrote del coronavirus?”, se preguntó. 

 

Incluso, prácticas que hasta ahora eran consideradas “normales” en los rituales de saludo, como los apretones de mano, los besos en la mejilla y los abrazos, tendrán que ser forzosamente abandonados. 

 

Mas no solo nuestra manera de saludar se verá transformada. El experto considera que muchas profesiones que requieren el contacto físico cercano, tendrán que redefinir sus formas de interacción. “Tendremos que convivir de una manera distinta a lo que conocíamos”, dijo. 

 

Destacó la preeminencia que han tenido los efectos económicos de la pandemia y de la insistencia en que la economía se derrumbó. En su criterio, la economía se derrumbó porque la gente está comprando solo lo que necesita, prescindiendo de los gastos fútiles y está repensando en qué gasta su dinero. No en balde, en Estados Unidos se prevé que el primer mercado que caerá será el del ocio, seguido de la hostelería, que son representaciones de un modo de vida hegemónico. 

 

Otros de los efectos de transformación cultural y relacional a los que apeló el analista durante su reflexión, se refiere a la relativización de los modos en los que se accede al transporte, principalmente el transporte aéreo. Prevé que la aeronáutica civil cambiará de forma sustancial, luego de que el Covid-19 deje de ser una amenaza. 

 

Esa anhelada “vuelta a la normalidad”, en su opinión, requiere importantes transformaciones espaciales en los lugares en los cuales se congregan grandes grupos humanos. Ello abarca en principio la redefinición del concepto de distancia, todo un desafío en las urbes densamente pobladas, pero no exclusivamente. 

 

Para ilustrar su apreciación, se refirió a las propuestas que ya adelantan en Italia para reabrir los restaurantes, una vez la pandemia esté controlada. Existe la propuesta de separar el espacio destinado para cada comensal a través de láminas acrílicas y algo similar se sugiere para las distribución de las sombrillas y sillas en las playas.

 

En suma, para él está claro que hay que plantearse una sociedad en la que la humanidad prevalezca por encima de la economía. Por eso, denunció el falso dilema acerca de lo que debe prevalecer, entre la economía y el ser humano.

 

Justamente el haber presentado ese falso antagonismo y el haber optado por privilegiar la producción, condujo a Europa y a Estados Unidos a una situación de crisis sin precedentes. “Fue un grave error, porque se quedaron sin producción, sin economía e infectaron a su gente”, remachó. 

 

De todos modos, ese esfuerzo fallido derivó en la detención del aparato productivo y en el subsecuente colapso económico en esos países, toda vez que la fuerza de trabajo la tenemos los seres humanos y enfermos, no podemos producir. 

 

Sin embargo, el filósofo precisó que este “dilema” hunde sus raíces en una cierta interpretación del discurso político liberal, que propugna la realización de las libertades individuales, con la mínima interferencia estatal. 

 

No obstante, en el contexto actual, “si las libertades del yo suponen infectar al otro, no son las libertades del yo, sino la dictadura del yo”, lo que se corresponde con una manifestación superlativa del egoísmo. 

 

Contraargumentó esta posición, apelando a la definición de sistema que se usa en la filosofía: la existencia de cada elemento, depende de la coexistencia del resto. De allí que, a su juicio, “esta discusión que empezó después del renacimiento, bien cabe en el mundo que vendrá después del Covid-19”. 

 

Asimismo, resaltó el rol del Estado en la imposición de límites sobre la conducta individual. Siguiendo lo planteado por el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra Leviatan, en la que se sostiene que los individuos que son absolutamente libres, terminan matándose a sí mismos. Por ello, el Estado limita las libertades individuales para establecer la seguridad de todos. 

 

Para concluir este punto, destacó que el Covid-19 ha sido una alarma que obliga a despertar del modelo civilizatorio y repensarlo. “Esa reflexión no vendrá de Trump ni de la OTAN”, puesto que se trata de modelos hegemónicos que se imponen a fuego sobre la población. “Esto habla de la destrucción de un modelo en el que el capital es más importante que el hombre, que nos está llevando a catástrofes humanitarias y civilizatorias”. 

 

Covid-19 en Ecuador: las consecuencias de un gobierno incompetente

 

En relación con el desarrollo de la pandemia en América Latina, Pérez Pirela destinó un espacio a comentar lo que acontece Ecuador, donde ayer, el gobierno había informado de 407 decesos a causa y este jueves confirmó 5.700 muertos en una sola provincia (Guayas). Asimismo, refirió que solo en Guayaquil, 700 cadáveres están esperando por sepultura, pero la respuesta del gobierno de Lenín Moreno es que “lo está haciendo poco a poco”.

 

Por su parte, la alcaldesa de Guayaquil, la ciudad más afectada por la pandemia, declaró a los medios: “No hay espacio, ni tiempo, ni recursos para poder hacer exámenes posteriores y saber si murieron por covid-19”. Y añadió: “No había, no hay espacio ni para los vivos ni para los muertos”. Manifestó que la cifra de fallecidos que presentan las autoridades, no son reales. 

 

En otros datos apocalípticos y espeluznantes, las autoridades de Guayaquil anunciaron que el 12 de abril, más de 700 muertos fueron retirados de sus casas, luego de que permanecieran allí durante casi dos semanas. 

 

Por su parte, el exprefecto de Guayas, compartió una información publicada por un matemático y asegura que del 21 de marzo al 10 de abril hubo 8.393 decesos de los que usualmente se registran en la ciudad de Guayaquil. 

 

Finalmente, se habilitaron dos cementerios con una capacidad aproximada de 12.000 tumbas, pues aunque la pandemia está comenzando en el continente americano, la cantidad de infectados y fallecidos en  Ecuador, se cuentan por miles. 

 

Denuncias

 

Vecinos de Puente República, en La Candelaria (Caracas), denuncian que tienen varios días sin agua y en el sector residen personas de la tercera edad. Muchos usuarios también se quejaron por el aumento desmedido de los precios de la comida. 

 

Libros recomendados

 

Al concluir la edición, el conductor recomendó la lectura de tres libros: “Antología del cuento venezolano”, del narrador Guillermo Meneses, “Ensayo sobre la visión de los espíritus”, del filósofo alemán Arthur Schopenauer y del italiano Umberto Eco, “Kant y el ornitorrinco”. 

 

(LaIguana.TV)

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