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El copiloto del avión siniestrado el pasado martes en los Alpes franceses, Andres Lubitz, de 27 años, sufría de un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) para el que le habían recetado un medicamento neuroléptico y estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina que le hacía temer el fin de su carrera como piloto, según publicó el diario francés Le Parisien y el diario alemán Bild en sus respectivas publicaciones de hoy.

 

Los médicos que le trataron, relata el medio, le habían administrado inyecciones de Olanzapina y le habían recomendado que practicara mucho deporte para recuperar la confianza en sí mismo.

 

Además de sufrir un trastorno psicosomático, como parecen indicar los documentos médicos y los medicamentos hallados en el registro de su vivienda y la de sus padres, Lubitz padecía también problemas físicos, en concreto de visión, asegura el rotativo alemán.

 

Según el Bild, el copiloto estaba en tratamiento por un desprendimiento de retina y temía por su vista, aunque se desconoce si el origen era orgánico o psicosomático.

 

Su problema de visión ponía en duda su capacidad para pilotar un avión, y probablemente en el próximo control médico de junio su empleador le habría prohibido volar en la cabina, afirma el diario alemán.

 

En cuanto a otros detalles personales del copiloto, hoy varios medios europeos como el Daily Mirror, The Telegraph y Bild han hecho público que la novia de Lubitz supuestamente contó a los alumnos del centro de educación en el que trabajaba que estaba embarazada.

 

Lubitz, quien presuntamente estrelló de forma deliberada el aparato cuando este cubría el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf, sufría también al parecer de problemas de sueño, para el que se le había prescrito Agomelatina.

 

La Fiscalía de Düsseldorf informó el viernes del hallazgo en su vivienda en esa ciudad y en la de sus padres, en la localidad de Montabaur, de documentos médicos «que apuntan a una enfermedad y su correspondiente tratamiento médico». Entre esa documentación, estaban sus «bajas médicas, actuales e incluso vigente para el día de los hechos, hechas pedazos».

 

El diario alemán Die Welt informó esta semana en su edición digital de que agentes de la policía hallaron en el registro del apartamento en Düsseldorf numerosos medicamentos para tratar un grave «trastorno psicosomático».

 

Pero peor aún, agrega Bild, es que los policías encontraron también psicofármacos sin abrir, lo cual apunta a que Lubitz pudo haber dejado de medicarse, algo que los investigadores esperan poder determinar a partir del análisis de los restos del copiloto, hallados ayer en el lugar de la tragedia.

 

Lubitz, según el estadounidense The New York Times, sufría también problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo, en el que acumulaba una experiencia de 630 horas de vuelo.

 

La Fiscalía de Marsella, gracias al análisis de una de las cajas negras del Airbus A320, informó que el joven copiloto bloqueó la entrada de la cabina de mando al comandante Patrick Sondenheimer y «accionó el botón de descenso de manera voluntaria», con la «intención de destruir el avión». El vuelo 4U9525 de Germanwings, la filial de low cost de Lufthansa, con destino a Düsseldorf, llevaba 150 personas a bordo. Los pasajeros no fueron conscientes de la tragedia hasta el último minuto, según la información dada por el fiscal.

 

(EFE)