En la más reciente edición de su programa Desde Donde Sea, el filósofo y analista político, Miguel Ángel Pérez Pirela, develó la estrategia que persigue el reavivamiento de la guerra económica en Venezuela en medio de la pandemia de coronavirus, no sin formular algunas críticas y advertencias relacionadas con las decisiones adoptadas por el Gobierno Bolivariano para detener la espiral especulativa y de acaparamiento de mercancías esenciales que se ha instalado durante los últimos días en el país. 

 

Adicionalmente, el experto inscribió estas acciones dentro de una macroestrategia adelantada por las derechas continentales, cuyo propósito es romper las cuarentenas que se han fijado para frenar los contagios del Covid-19.

 

Reavivar la guerra económica: la campaña electoral de Guaidó

 

Pérez Pirela comenzó celebrando las medidas adoptadas por el gobierno del presidente Nicolás Maduro para contener la especulación y el acaparamiento de productos básicos. Sin embargo, no pudo dejar de advertir que si bien es positivo que empresas como Polar y Plumrose, que se han convertido en marcadores especulativos, entren en un proceso de venta supervisada, las reacciones del lado del comercio son ya conocidas. 

 

En tal sentido, recordó que cada vez que se publica una lista de precios regulados, casi de inmediato, los productos desaparecen de los anaqueles, pero una vez que los precios se liberalizan, vuelven a aparecer “como por arte de magia”. Se trata, insistió, de una situación que los venezolanos hemos vivido muchas veces y que por esa razón, el gobierno debe estar preparado para lo que vendrá. 

 

A su parecer, convergen simultáneamente dos problemas que generan consecuencias siempre indeseables. Por un lado, en este momento se ofertan los productos a precios especulativos, cada vez más fuera del alcance de la mayoría y al aparecer la lista de precios regulados, entonces la situación empeora, porque ya no se consiguen, ni baratos ni caros.  

 

Un tercer factor que está determinando esta ola especulativa, es el precio del dólar. Y a ese respecto señaló que “no se puede convertir la economía venezolana en una lucha entre quién pone más caro el dólar”, aludiendo a la pugna entre la tasa de cambio oficial y las tasas paralelas para fijar el precio de la divisa estadounidense, que ha caracterizado al mercado cambiario desde hace varios meses. 

 

Por ello, impera que se tomen “acciones fuertes, duras, contundentes contra aquellos que especulan con el dólar”, porque en su opinión, quienes fijan el tipo de cambio desde una computadora en una oficina y con ello coartan el acceso del pueblo venezolano a los alimentos, medicinas y otros rubros esenciales, son tan genocidas como aquellos que en su día paralizaron PDVSA. 

 

Para él, estas acciones no son casuales, porque, hasta el momento, este es un año electoral y constitucionalmente está prevista la realización de comicios parlamentarios. De allí que, según su punto de vista, independientemente de los actores políticos involucrados, “la mejor campaña electoral que se puede hacer es la gerencia de esta crisis de pandemia” y en este contexto, las tácticas de campaña habituales, como vallas y publicidad en portales electrónicos y medios de comunicación, no tendrán impacto en la intención de voto.  

 

Además, es ya evidente que pese al bloqueo comercial y financiero que sufre el país a causa de las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, en Venezuela “no está pasando en Guayaquil, con miles de personas muertes; o en Brasil, con fosas comunes”, sino todo lo contrario, pues “la curva se aplanó desde el inicio” y luego de 41 días de cuarentena, parte de ese éxito se debe a la acertada decisión del presidente Nicolás Maduro de decretar medidas de confinamiento desde el inicio, para no poner en riesgo la vida de los venezolanos. 

 

En este orden de ideas, recordó que se había pronosticado una gran crisis humanitaria en Venezuela y resultó que esa crisis está hoy presente en Estados Unidos, Chile, Brasil y Ecuador, mientras que nuestro país exhibe de los menores números de contagios y fallecidos a causa del Covid-19 en toda la región y por ello el gobierno ha sido felicitado por la Organización Mundial de la Salud. 

 

De allí que la respuesta de Juan Guaidó y el grupo que le apoya hayan decidido boicotear lo que en criterio de Pérez Pirela “ha sido una excelente campaña electoral”, con elementos de la guerra económica que ya se conocen. 

 

Al otro lado del péndulo está la desastrosa campaña que en medio de la crisis ha planteado el factor opositor que apoya a Guaidó. En primer lugar, rememoró, decidió abrir un portal en el que enseñaban a la gente a lavarse las manos. El segundo error consistió en afirmar que había 200 infectados durante la primera semana de la pandemia y cuando fue inquirido por periodistas afines, no pudo ofrecer una respuesta coherente al respecto. 

 

A estos desaciertos le siguieron solicitar más sanciones ante el gobierno de Trump y apoyar la operación militar de Estados Unidos en contra de Venezuela. 

 

Como guinda del pastel, queda el último gran escándalo, pues recientemente, diputados de oposición que no pertenecen a la fracción de Guaidó, denunciaron que con base en los 80 millones de dólares pertenecientes al Banco Central de Venezuela y que ese grupo se apropió indebidamente, se cancelará un salario de 5.000 dólares mensuales a cada diputado principal y 4.000 a cada suplente, retroactivo por un año, al tiempo que le ofrecieron un bono de 100 dólares a los trabajadores de la salud, quienes están arriesgando su salud y hasta su vida, en medio de la pandemia. 

 

La crítica fue tal que Luis Brito, militante del derechista partido Primero Justicia, al cual pertenece el presunto canciller de Juan Guaidó, Julio Borges y hasta hace cuatro meses su aliado, acusó a este grupo de pretender cancelar un salario para “comprar un silencio, producto del despojo de dinero del BCV” y de “desangrar al país”, algo que catalogó de “éticamente incorrecto y moralmente inaceptable”. 

 

 “Si esta es la campaña electoral de Guaidó, ya entiendo por qué no quiere ir a elecciones y apuesta por la invasión; pero sobre todo, este es el origen, en términos de táctica y estrategia, de la guerra económica que acaba de reiniciarse, de apretar, contra el gobierno, que está gerenciando bien la crisis del covid-19 y la pandemia y haciendo esto, está ganando puntos para las elecciones”, concluyó Pérez Pirela.

 

Internacionalmente, la imagen del político de derecha también va en picada. Incluso, en Colombia, una nación aliada, diputados del uribismo –y por tanto, acérrimos adversarios de Maduro–, han llamado la atención sobre Monómeros, pues la empresa está trabajando a pérdidas y ya no es capaz de cubrir la demanda de fertilizantes que requiere el país, dependiente de la agricultura, relató el filósofo.

 

Al ver sus intereses comprometidos, luego de que apoyara la apropiación indebida de Monómeros, la clase política colombiana empieza a debatir sobre el tema y “Guaidó y su gente están quedando como unos ladrones”. 

 

Ante ese oscuro panorama y el evidente éxito del gobierno de Maduro, estos sectores de ultraderecha encontraron en la guerra económica –especulación, acaparamiento e incremento desproporcionado en el precio del dólar–, el mecanismo para revertir los efectos positivos sobre la opinión pública y si bien estas acciones son siempre muy graves, lo son mucho más en medio de una cuarentena. 

 

Romper la cuarentena, estrategia continental de las derechas

 

Si bien el también director de La Iguana.TV considera que la campaña electoral de Juan Guaidó apunta a reavivar la guerra económica para causar caos social y debilitar al gobierno e incluso, derrocarlo, visto desde otra distancia, es coherente con lo que ocurre en otros puntos del continente en los que la derecha es gobierno: romper la cuarentena. 

 

Para sustentar su apreciación, refirió un conjunto de decisiones, declaraciones y acciones adoptadas por los gobernantes de derecha en algunos países de la región y cuyo resultado último se traduce o traducirá en el corto plazo, en lo mismo: la ruptura de la cuarentena. 

 

En primer término, aludió a las declaraciones Joe Biden, candidato a la presidencia del Partido Demócrata y eventual rival de Trump, quien considera que el mandatario estadounidense buscará la manera de retrasar los comicios, que están pautados para noviembre, porque piensa que así podría ganar. 

 

Al ser año electoral y demostrar con creces que la gestión de la pandemia por parte de su gobierno ha sido desastrosa, Trump estaría apostando a ganar tiempo para recomponerse, mientras deja en manos de los gobernadores la culminación de las medidas de confinamiento, al tiempo que insiste en una vuelta a la normalidad en breve tiempo. 

 

Si se analiza el caso de Brasil, continuó Pérez Pirela, se ve exactamente lo mismo: “un boicot contra la cuarentena”, pues se le ha visto en negocios, caminando por las calles, estrechando manos y hasta encabezando actos multitudinarios. 

 

En Venezuela, están propiciando que la gente salga, a través de la guerra económica, desesperada por hambre, que busque productos que no encuentre o no pueda pagar y salga a saquear. Ya no apuestan a las manifestaciones multitudinarias –y no solo por causa de la cuarentena– sino porque Guaidó carece de respaldo popular. 

 

En ese sentido, reiteró que al regular el precio de los productos, los comerciantes los esconderán y el gobierno, a estas alturas, debería estar al tanto de en qué lugares los esconden y actuar en consecuencia. 

 

El gobierno colombiano también está plegado a esta estrategia y desea cancelar las medidas de confinamiento todo lo pronto que les sea posible, por lo que, al relajar su cuarentena “se convierte en peligro para Venezuela”, como advirtiera hoy el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez. 

 

En el parecer del comunicador, Bolsonaro es una de las figuras principales dentro de la estrategia continental para romper las cuarentenas, pero debe enfrentar inmensos problemas internos. 

 

La semana pasada, despidió a su ministro de Salud, debido a discrepancias en el manejo de la crisis del coronavirus, pero esta semana echó de su puesto al Director de la Policía Federal, un funcionario de apellido Valecillos, cercano al ministro de Justicia, Sergio Moro, que fue el artífice del golpe de Estado contra Dilma Rousseff y del encarcelamiento de Lula Da Silva y por tanto, uno de sus principales aliados. 

 

Según medios locales consultados por el experto, la destitución de Valecillos estaría relacionada con una investigación que abrió la Policía Federal en contra de los hijos del mandatario, uno de los cuales está involucrado en el asesinato de la concejala Marielle Franco, ocurrido un par de años atrás. 

 

Todo esto, en su juicio, evidencia un desmoronamiento del gobierno de Jair Bolsonaro, que eventualmente podría conducir a su destitución, si bien es muy posible que ello no ocurra de inmediato, pero ello depende también de lo que decida hacer el mandatario en relación con la grave crisis que atraviesa el país, producto de la Covid-19, pero “si sigue con la estrategia continental de romper la cuarentena, Bolsonaro va pa’ fuera”, sentenció. 

 

Para concluir, Pérez Pirela destacó que la pandemia tiene aristas e interpretaciones políticas. Sin ir más lejos, “ha hecho caer máscaras de gobiernos a lo largo y ancho del planeta y ha hecho tambalear a los que se creían lo mejor de la tierra”. Por eso, es importante realizar análisis sociopolíticos y socioeconómicos sobre ella. 

 

Lecturas recomendadas

 

En primer término, del narrador cubano Reinaldo Arenas, quien se viera obligado a salir de su país a causa de su homosexualidad y que también es conocido por su célebre obra “Antes que anochezca”, recomendó la novela “El mundo alucinante”. 

 

El segundo libro sugerido fue “Utopía” del filósofo moderno Tomás Moro y el tercero, una biografía dedicada “al más grande de los trompetistas de jazz, que determinó toda la historia del jazz contemporáneo”, “Miles Davis: la biografía definitiva”, a cargo de Alan Carr. 

 

(LaIguana.TV)