En Desde Donde Sea, el filósofo y experto en comunicación política Miguel Ángel Pérez Pirela criticó las acusaciones que enfilaron periodistas y políticos dentro de los Estados Unidos en contra de la Organización Mundial de la Salud, a la que tildaron de “comunista”, para eludir la responsabilidad que pesa sobre las autoridades del país por no haber adoptado oportunamente las medidas de confinamiento recomendadas por el ente, en tanto, es la única estrategia eficaz disponible para reducir el número de contagios y fallecimientos por la Covid-19. 

 

“Ahora resulta que la Organización Mundial de Salud es una especie de sociedad comunista. Así he escuchado yo decir en varios programas y a varios políticos en los Estados Unidos. Como decía el poeta José Martí: ‘hay que tener muy poca vista mental para creer que toda fruta acaba en la cáscara’. (…). Hay gente de tanta corta vista mental que cree y que está segura que una Organización Mundial de Salud, por ponerle límites a la locura productivista de ciertos países, ahora resulta que es tildada de comunista”, comentó el analista. 

 

En este orden de ideas, aclaró que cuando esos “periodistas”, “comunicadores” y “políticos” en los Estados Unidos invocaban la etiqueta, se referían a “ese macartismo que persigue todo lo que huela a solidaridad, a redistribución de la riqueza, a reorganización de la sociedad, y lo califican de comunista, sin tener ellos la más mínima idea de ni siquiera qué cosa sea el comunismo”. 

 

Desde su punto de vista, estos agentes de opinión pública, apelan a una retórica propia de los tiempos de la Guerra Fría para descalificar a la Organización Mundial de la Salud, pero ignoran el alcance del concepto. Más todavía: “No saben cuál es la diferencia entre el comunismo y el socialismo, entre el socialismo y el capitalismo, entre el capitalismo y el neoliberalismo, entre el neoliberalismo y el posmodernismo y la pospolítica”, añadió. 

 

En contraste, Pérez Pirela se refirió a la actuación responsable de la institución –a la que tienen sin cuidado las catalogaciones de individuos como Donald Trump o Jaime Bayly–, que advirtió a inicios de la última semana de abril que “el coronavirus estará con nosotros durante mucho tiempo y puede volver a crecer fácilmente”.

 

Ya la semana previa, recordó, el director de la OMS había señalado que “la característica fundamental del coronavirus es que su transmisión es muy rápida, entra rápidamente al cuerpo, pero su retiro, es muy lento”, lo que a su parecer, es un llamado de atención hacia los países que pretenden levantar las medidas de confinamiento antes de tiempo, como es el caso de los Estados Unidos. 

 

La advertencia del jefe de la instancia máxima de salud en el mundo, remata con una frase que bien puede considerarse estremecedora: “Prevengamos la tragedia”. Y sobre esto, el experto predijo que, muy probablemente, quienes hoy critican a la Organización Mundial de la Salud, dentro de un mes dirán que esta no llamó oportunamente a prevenir la tragedia. 

 

Este escenario trágico, a su juicio, ya muestra garras y dientes en Estados Unidos. Para ilustrarlo, rememoró que en el norte del estado de la Florida, las autoridades autorizaron a la población a bañarse en las playas, bajo la promesa falsa de que garantizarían que tanto el confinamiento como la distancia física no se verían comprometidos. Como cabía esperar, no hubo manera de honrar la oferta y “la gente salió como loca a bañarse en las playas”. 

 

Asimismo, informó que periodistas que laboran en esa entidad relataban que ya podían asistir a sus canales de televisión y que el tráfico se estaba regularizando. “Pareciera que estuvieran olvidando algunos datos fundamentales, como por ejemplo, que a esta hora, en los Estados Unidos hay 46.560 muertos (…), están llegando a los 50.000 muertos”, concluyó. 

 

 

(LaIguana.TV)