Este domingo, la compañía petrolera estadounidense Diamond Offshore, con sede en Houston (Texas), se declaró en bancarrota con deudas de más de 2.600 millones de dólares.

 

Ahora solicita ante el tribunal de quiebras de Houston protección de los acreedores bajo el Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota de EE.UU., publica The Wall Street Journal.

 

La empresa, que cuenta con 15 plataformas de perforación, argumentó que las condiciones en su «industria altamente competitiva y cíclica» han «empeorado precipitadamente en los últimos meses» y culpó de la situación al impacto «sin precedentes» de la guerra de precios del petróleo y la pandemia de coronavirus.

 

La empresa aseguró haber tomado «varias medidas» para apuntalar sus finanzas, incluido el préstamo de 400 millones bajo una línea de crédito renovable en marzo, pero resultó que la bancarrota del Capítulo 11 representa la mejor opción para todas las partes interesadas.

 

La agencia de calificación Moody’s indicó este 16 de abril que el de los servicios petroleros sería «uno de los sectores más afectados» por el golpe «grave y extenso» de la pandemia de coronavirus, recoge Financial Times.

 

«Existe una alta probabilidad de que la empresa [Diamond Offshore] reestructure sus deudas, ya sea a través de un acuerdo extrajudicial con sus acreedores o mediante el proceso de bancarrota», subrayaron en aquel entonces los analistas de Moody’s.

 

(RT)