La popularidad del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, una vez más se desploma y se nublan sus opciones de reelección a seis meses de los comicios presidenciales, como consecuencia de su polémica gestión en torno a la atención de la pandemia del COVID-19 en su país.

 

Actualmente, Estados Unidos es el epicentro del contagio  del coronavirus a nivel mundial, con más de 110 mil contagiados y más de 56 mil fallecidos.

 

Pese a ello, el mandatario gringo, lejos de establecer medidas para frenar la expansión de la pandemia, se ha dedicado a atacar a otras naciones como Irán y Venezuela, retirar el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud y, más recientemente, aconsejar a su población a inyectarse desinfectante para curar el virus, acción que ha generado casos de muertes por envenenamiento en la nación norteamericana.

 

Esto último generó un gran revuelo en los medios y las redes sociales de forma inmediata, incluso, hasta el candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, salió a pedir a los seguidores de Trump que no se suicidaran. “No me puedo creer que tenga que decir esto pero, por favor, no beban lejía”, escribió en Twitter.

 

Ante el escándalo y las olas de rechazo por la actuación de Trump, el inquilino de la Casa Blanca ha decidido incluso dejar de conceder ruedas de prensa diarias, a fin de evitar meter aún más la pata públicamente con este tema.

 

A juicio del magnate ya “¡no merece la pena!” dar declaraciones a los medios sobre la pandemia, dejando claro que, lo que en un principio podría haber significado una oportunidad única para presentarse como líder «ejemplar», ahora se  ha convertido en su peor enemigo.

 

(LaIguana.TV)