Las mascarillas faciales con una válvula de plástico se han puesto de moda; se consideran más seguras que las comunes porque se supone que filtran el aire mejor. Eso es cierto, aunque con un ‘pero’.

 

Las válvulas permiten filtrar el aire que respiras, pero no al revés: el aire exhalado sale sin filtrarse. La válvula solo funciona en una dirección.

 

Las válvulas unidireccionales tienen sentido si hace falta protegerse del polvo o de las partículas de alguna sustancia química peligrosa en el aire. Pero ahora llevamos máscaras con otros fines. 

 

Durante la epidemia de coronavirus, hay dos razones básicas por las que usamos protección facial: porque esperamos evitar contagiarnos —aunque los datos sobre esta función son contradictorios— y para proteger a los demás de contagiarse de nosotros si somos portadores de la infección sin saberlo.

 

Las válvulas no permiten proteger a los otros. Una máscara con válvula permite que las gotitas cargadas del virus que estás exhalando salgan afuera. De hecho, precisamente por esta razón este tipo de máscaras no se usa en la medicina: porque no mantienen el ambiente estéril.

 

Así que se recomienda seguir el principio expresado en la frase tu máscara me protege, mi máscara te protege a ti y no usar mascarillas con válvula.

 

(Sputnik)

Cuatro mascarillas que se usan contra coronavirus

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